Sal a lo salvaje (II)

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Harry no puede oír lo que pasa abajo, no puede oír nada aparte de su propia respiración superficial y el tamborileo de sus oídos por estar tan jodidamente cachondo. Sabe que Bree no dejaría a Anne o a Robin subir y sabe que puede deshacer las esposas improvisadas, aunque hay algo de incertidumbre. No tiene ni idea de cuando va a volver y el pensamiento de ella dejándole durante una hora o más hace que retuerza sus caderas.

Hay demasiado en lo que pensar cuando está solo. Mayormente piensa en Bree, como suele hacer es esta posición- no es como si pudiera pensar en impuestos o sus finanzas o algo aburrido- pero a diferencia de la mayoría de las veces, no está pensando en ello en sentido sexual. Su conexión va mucho más profunda, mucho más intima que solo lo físico y es emocionando aunque, es algo aterrorizante.

Le compró un anillo y se tomó tres semanas fuera del trabajo solo para pasar tiempo con él y mostrarle lo comprometida que está. Cuida de él emocionalmente, físicamente y sexualmente, entiende la más leve inclinación de su cabeza o el grado de su sonrisa. No tienen mucho que aprender del otro, pero hay mucho que no han hecho que las parejas normales de su edad harían.

Como extensas visitas a sus ciudades natales, conocer sus viejos amigos, caminar por la ciudad, visitar el colegio. Harry quiere mostrarle cada rincón y recoveco y pretende hacerlo. Tienen cuatro días entero de relativa discreción. No puede esperar para presumir de Bree y no porque ella es más mayor y preciosa sino porque es Bree y la quiere y no necesita necesariamente la aprobación de sus amigos de casa pero es agradable que la conozcan sin formarse una opinión basada en los medios.

Sigue pensando en eso cuando las escaleras crujen. Sus manos se tensan alrededor de las esquinas del pañuelo alrededor de sus muñecas, pero todavía no los deshace. Sigue encima de la colcha donde le dejó su novia, a la vista de cualquiera que abra la puerta y vea su cuerpo iluminado por la lámpara.

Si miraran de cerca verían el sudor acumulándose alrededor de su ombligo, la tensión de sus bíceps, el vello erizado de sus piernas y la manera en la que el líquido preseminal se ha filtrado y enfriado en la cabeza de su pene.

Se sobresalta cuando la puerta se abre, solo para relajarse cuando ve que es Bree.

Aunque no calma el ritmo acelerado de su corazón.

"¿Has sido bueno para mi, cariño?" Pregunta mientras se acerca a la cama. Harry asiente, los ojos abiertos mientras la mira. Es un rápido movimiento, Bree se quita su jersey, los calcetines y los leggings. "¿Cuál es tu color? Parpadea una vez para el verde, dos para el amarillo y tres para el rojo."

Harry parpadea una vez, un lento barrido de sus pestañas que le hace intentar sonreír.

"¿Estás seguro?" Con el asentimiento de Harry, ella agarra su pelo en un puño, alarmándole y haciéndole respirar profundamente. No hace nada para tranquilizarle, pero siente su polla endurecerse. Está más rosa de lo que estaba cuando ella se fue, más dura y si fuera posible más gorda que cuando se fue. Parece caliente y agresiva y Bree nunca había pensado que los penes eran atractivos inherentemente, aunque hay algo en la manera en la que el suyo se curva y suelta líquido preseminal solo con ser mirado.

"Eres un buen chico, ¿no?" Pregunta Bree, moviendo sus dedos mientras pasa su pulgar sobre la cabeza del pene de Harry. Harry intenta asentir, siente el duro tirón en el pelo entre sus dedos. Le hace gruñir, borboteando la saliva de su boca.

Bree da palmaditas en su pecho antes de liberar su agarre, moviéndose al final de la cama hasta que está de pie al lado de las piernas de Harry. Gatea sobre él, mostrando el escote mientras hace su camino hacia él. No es expresamente sexual, pero está estelar en ropa interior. Urgiendo a las piernas de Harry abrirse con su rodilla, se hunde en el espacio que él le ha dejado, ignorando su polla mientras hace un chupetón en la suave piel de su muslo. No se detiene con uno, sino que hace dos, tres, cuatro en él hasta que su pecho pesa y podría correrse.

Love on Top (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora