Quiero tu cuerpo justo aquí (II)

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"Vale." Se retira de Harry. "Levántate y ve a por el anillo, lubricante y condones. Cuando vuelva te quiero sentado contra el cabecero, ¿vale? No te toques. Puedes poner una almohada detrás de la espalda."

Se va antes de que Harry asienta, dejándolo para se salte a la acción tan rápido como sea posible. Tropieza un poco, sus piernas están un poco dormidas porque casi toda su sangre está yendo directa a su pene.

Su espalda restalla y sus rodillas necesitan un buen estiramiento, pero todo lo que puede conseguir es una pequeña sacudida mientras camina donde ella guarda su- no, sus- juguetes. Solo hay unas pocas cosas ahí. Tiene un par de vibradores: uno largo y azul claro del que le mandó una foto cuando lo compró y uno pequeño de la forma de un huevo que ella mantiene contra su clítoris mientras él folla sus muslos. Hay un par de esposas rotas y una venda de seda que no han usado.

Pero debajo de todo esto hay un anillo para el pene negro de silicona. Ya lo han usado dos veces, con Harry derramándose abruptamente después de que ella lo quitara, así que está algo nervioso por tenerlo y no poder correrse después. Pero le encantan los retos.

Harry lo agarra en su mano, intentando calentarlo un poco mientras camina hasta la mesita de noche. Hay tubos medio vacíos de lubricante, algunos con favor y otros básicos. Hay uno de base acuosa que fue horriblemente mal cuando intentaron utilizarlo en la ducha, pero Harry lo aparta a un lado, eligiendo el que sabe a cereza porque a Bree le gusta más. Le comprará otro nuevo más tarde- le comprará diez. Agarra dos condones por si acaso y gatea a la cama cuando oye pisadas subiendo las escaleras.

La almohada está ajustada en la parte baja de su espalda, pero no sabe qué hacer con sus manos. Las mueve un poco nerviosamente. Va a posarlas en su regazo, pero entonces rozan su pene y no puede soportarlo. Las manos dobladas detrás de su cabeza le hacen sentirse un imbécil y cruzarlas sobre su pecho parece demasiado distante. Al final, decide colocarlas a sus lados, con las palmas hacia arriba.

No puede oír a Bree moviéndose abajo y definitivamente, la ha escuchado subir las escaleras. Se pregunta lo que está haciendo.

Está oscuro en el pasillo y la puerta está medio cerrada, restringiendo su vista a lo que pudiera pasar fuera. Las ventanas siguen abiertas, pero no hacen mucho por añadir aire frío en la habitación cuando se siente exaltado y sobre-acalorado, sin embargo, las estrellas añaden un poco de luz a la habitación.

No es que esté oscuro- Bree ha encendido la lámpara de la esquina que da bastante luz cuando empezaron, es una luz tenue, muy sensual. A Harry le gustaría continuar con las cosas sensuales, pero Bree está perdida en combate.

Justo cuando está a punto de empezar a removerse impacientemente, contemplando si merece la pena llamarla, la puerta se abre y Bree llega con un vaso de agua fría, dos plátanos y una barrita de muesli. No dice nada, solo lo coloca en su lado de la cama y mueve una pierna sobre el regazo de Harry, con cuidado de no tocar más que sus hombros.

"Te eché de menos." Dice Harry porque lo hacía y quería, no necesitaba oír su voz ahora.

"No te pedí que hablaras." No le está mirando de todos modos, sus ojos están dirigidos en el anillo y lubricante y condones justo a lado de su rodilla.

Vuelve a Harry un poco loco, intentando dirigir su atención de vuelta a él. Siente el deseo de disculparse, soltar una retahíla de súplicas para que le bese, le toque, le mire.

Aunque su silencio funcione, Bree está agarrando el anillo y estirándolo un poco entre sus dos índices. La mandíbula de Harry se tensa cuando también agarra el lubricante, abriendo la tapa y echando un chorro en su mano. Harry se enciende cuando ella envuelve su mano alrededor de su pene, su lengua lame su labio inferior como si no pudiera evitar el deseo de poner su boca en él.

Love on Top (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora