Los perfectos compañeros

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Dylmas

-Dylan- ríe Thomas en silencio para no molestar a la clase- para. En serio, nos van a echar.

-Es que no me has dicho por qué estás mal, Tommy. Así que, ya que no me dejas ayudarte... por lo menos te hago reír.

Thomas intenta ocultar su gran sonrisa mirando para la profesora y finge coger apuntes. Dylan se da cuenta que habla en serio y se pone a lo suyo.

Pero nada más que Thomas sabe que no lo está mirando, se para a observarlo de reojo conteniendo un suspiro. Su castaño...

Le encanta.

Se mire por donde se mire.

Sus ojos, su sonrisa, sus lunares, sus labios, sus brazos, su risa, su pelo, su forma de ser. Siempre es bueno con todos. A Thomas no le extrañaría que Dylan fuese capaz de decirle el nombre de todos los alumnos y profesores del instituto. Es amable, es la persona con mejor corazón que conoce, es extrovertido, es sociable, es gracioso... De hecho, es el payaso popular del instituto. Todos lo conocen por ser el majo de clase que hace gracias. Hasta los profesores lo adoran, tiene un don secreto para caerle bien a todo el mundo y ser tan perfecto. Y eso que solo lleva un curso y poco en el instituto.

Thomas muerde su labio sin darse cuenta que lo está mirando fijamente con una sonrisa boba. Ni siquiera Dylan se da cuenta. Vuelve a su trabajo dándose cuenta que se distrajo demasiado con su compañero.

Y benditos Ki y Tyler que han hecho que nos sentemos juntos esta última semana y hemos podido hablar... piensa Thomas.

Dylan observa a Thomas de reojo y lo ve atendiendo a clase. No sabe que tiene ese chico que lo vuelve loco. Hace un año que se fijó en él y desde entonces no pudo quitarle la vista de encima ni por cinco minutos.

No sabe si será por su hermoso pelo rubio, si será por esa maldita sonrisa que tantas veces lo lleva a la perdición, si será por ese acento británico tan marcado que le hace una voz de dios, si será por ese cuerpo delgadito que no hace nada más que incitarlo.

Eres el pecado personificado, Thomas Brodie-Sangster, piensa Dylan.

Nada que decir de cómo es. Nunca tiene un buen día, siempre está dispuesto a ayudar. Si alguien necesita ayuda no se lo piensa dos veces. No es capaz de hablarle mal ni de faltarle el respeto a nadie. Dylan lo admira por ello hasta él pierde a veces la calma.

Dylan sacude la cabeza y mira para su libro.

Ki y Posey se miran alzando una ceja y se juntan un poco para hablar.

-¿Tú has visto cómo se siguen mirando?- pregunta Ki mirándolos de reojo.

-Claro que sí- responde Tyler- llevan un año así. ¿Qué esperabas?

-Que al obligarlos a hablarse metiesen un poco de acción- resopla Ki.

-Ya sabes que no. Antes se miraban desde la distancia cuando no se veían y ahora cuando no se miran el uno al otro se revisan- dice Tyler moviendo su boli nervioso.

(...)

Hace una semana

-Dylan, por dios. Cómo te pille mirándolo así te va a denunciar- resopla Tyler mirando cómo su amigo no le saca la vista de encima al rubio en la cafetería del instituto.

Dylan parece que reacciona porque sacude la cabeza y mira para su mejor amigo.

-Cállate, Tyler- dice poniéndose rojo hasta las orejas.

-Tío, es que no lo entiendo- dice apoyándose en la mesa para mirarlo a él y al rubio- ¿por qué no vas y la hablar? Tú hablas con todos, ¿qué te cuesta ir junto tu bello rubio y pedirle una cita?

ONE-SHOTS DYLMAS/NEWTMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora