Tres años después
São Paulo Brasil,
23 de diciembre del 2018
— "Me pregunto si tendremos un niño o una niña...o quizá sean mellizos". — Liz aún recordaba las palabras de Darren a pesar de que había pasado tres años.
Tal como su esposo lo predijo y deseó, ambos tuvieron mellizos, un niño y una niña. El niño llevó por nombre Bruno y la niña, Juliana.
Al principio ninguno de los dos estaba de acuerdo respecto al nombre que llevarían los niños, hasta que llegaron a un acuerdo: Los abuelos maternos y paternos escogerían los nombres de sus nietos, los cuales afortunadamente fueron del agrado de los padres.
Todo en sus vidas iba de maravilla.
Las fiestas navideñas estaban a la vuelta de la esquina. A dos días de que la navidad finalmente llegara, Liz se encontraba comprando frenéticamente regalos para toda la familia, especialmente para sus hijos. Esta era la tercera navidad que pasaría con ellos y quería que todo saliera perfectamente. Afortunadamente, Darren estaba de vacaciones y pudo quedarse en casa con sus hijos, de lo contrario, Liz no habría sido capaz ni de salir de casa.
— Ahora sólo falta envolver los regalos y habré terminado. — suspiró con alivio, pues ir de compras podía resultar agotador. La fiesta navideña siempre fue una fecha estresante para la joven y ahora que se había convertido en madre, lo era aún más.
Liz siguió su camino hacia un pequeño puesto donde se envolvían regalos. Tenía las manos ocupadas con todas las bolsas que cargaba, sus hijos estarían más que felices cuando abrieran sus presentes en noche buena. Tan sólo el imaginar las lindas sonrisas en sus rostros angelicales hizo que la muchacha sonriera ampliamente.
— Disculpe...lo siento mucho. — Elizabeth había tropezado con una muchacha por caminar distraída — ¿Tú? — la miró de arriba abajo sin poder creerlo.
Después de tantos años, tenía que encontrarse precisamente con ella.
— Elizabeth. — pronunció su nombre de manera poco audible y con un poco de temor, puesto que cada día recordaba lo que le hizo en el pasado.
Habían pasado años desde que la esposa de Darren vio por última vez a la mujer que fue amante de su ex marido, Allan Ferreira. Pudo notar un cambio en María de Souza y no sólo se trataba de uno físico.
— Veo que todavía me guardas rencor. — supuso por la mirada que le dedico su ex rival. Sin embargo, ya no había nada de eso en la joven.
Ella lo negó con la cabeza.
— Ya veo. — sonrió con timidez. Su comentario había sido sincero.
María había cambiado para bien durante todos estos años que dejó de ver a Liz. Incluso conoció a un hombre mayor que ella, pero de buen corazón, con quien se casaría en los próximos meses.
Su relación con Allan no prosperó por el simple hecho que lo que ambos tuvieron en el pasado fue únicamente una aventura entre sábanas de seda y que terminó por arruinar el matrimonio de Elizabeth y Allan.
¡En fin! Aquello había quedado en el pasado y no valía la pena recordarlo. Además, su ex compañera de trabajo le había hecho un gran favor sin querer.
— Espero que algún día podamos reunirnos y platicar. Quizá nunca lleguemos a ser amigas, pero al menos desearía que todo entre ambas estuviese bien. Te lo digo con el corazón, Liz, espero que puedas perdonarme algún día. — expresó la muchacha.
— No soy de las personas que guardan rencor por mucho tiempo, María, creo que deberías saberlo ya. Por otro lado, lo de reunirnos no me parece una mala idea ¿Por qué no? Tal vez en un futuro. — musitó y ella no pudo evitar esbozar una linda sonrisa de satisfacción.
«Eres una buena mujer y fue en lo único que Allan no mintió.» se despidió de ella sin decirle lo que había pasado por su mente.
Elizabeth jamás imaginó encontrarse con María a pocos días de la Navidad. Tampoco creyó que fuese posible que ambas platicaran amenamente sin reclamos o insultos de por medio, incluso verla de nuevo le había dado gusto, pues quería asegurarse que ese odio que alguna vez sintió por ella había desaparecido por completo.
— Después de todo, las personas sí pueden llegar a cambiar. — dijo para sí misma y continuó caminando con los regalos que llevaba. Moría por llegar a casa.
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Amor Por Venganza
ChickLitA una joven como Elizabeth nada le hacía falta, pues tenía amor, salud y toda la dicha que pudiera desear. Sin embargo, todo eso acabó cuando su supuesto ángel destrozó acabó con lo que consideraba una vida feliz, ahora sólo el fuego de la venganza...