Capítulo 3

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—Si, sigue así... ah —Gianluca se deshacía en gemidos, mientras sentía como Piero se deslizaba una y otra vez en su interior. Sentía sus pulmones arder, luchando por aire, mientras que sus manos se aferraban con fuerza a la espalda de su amante. Piero se dejó caer por completo encima de él, inmovilizándolo, hasta que sus cuerpos quedaron completamente pegados, haciendo que Gian se hundiera cada vez más en la cama. Piero encajó sus caninos en la suave curvatura del cuello de Gian, succionando fuertemente para marcar su propiedad, lo que hizo que el castaño diera un grito de satisfacción.

—Eres mío — le dijo al oído a la vez que su palma se estrellaba con fuerza sobre el muslo de Gian, evitando por muy poco el lugar en donde realmente quería ser golpeado.

— Joder — jadeó Gian, ansioso por sentir la palma de Piero caer sobre su glúteo.

—Si, eso es lo que hacemos, cariño. Joder. — y con una fuerte embestida se estrelló hasta el fondo, llevando a Gianluca al borde de su orgasmo...

Gianluca se despertó ansioso, jadeando, y con su mano derecha frotando su pene con ímpetu. Cerró los ojos un poco más de tiempo para tratar de que su sueño erótico no se desvaneciera, y solo bastaron tres segundos e imaginarse la voz ronca y varonil de Piero susurrarle cosas sucias al oído para terminar de correrse en sus boxers. De nuevo.

Su cuerpo se sacudió con leves replicas mientras sentía la humedad correr por su mano. Hundió más su cabeza sobre la almohada y dio un gran suspiro. Con algo de esfuerzo, se levantó de la cama y agarro una toalla limpia para quitarse los restos de semen de su cuerpo. De nuevo con tus pensamientos impuros, Ginoble. Tiro la toalla al suelo y salió de su habitación directo al cuarto de baño. En el camino, alcanzó a vislumbrar a Piero e Ignazio, recostados y profundamente dormidos cada uno en un sillón. ¡Demonios, Piero e Ignazio! Por poco y se olvida que habían pasado la noche ahí. Su mente desvarió un poco y recordó con vergüenza como se le había lanzado la noche anterior a su mejor amigo.

—Piero... por favor... Ámame.

Sintió la sangre abandonar su cuerpo y se apresuró a meterse al baño antes de que alguno de sus amigos se despertara, especialmente Piero. Entró y comenzó a quitarse la ropa para darse un baño, esperando que le aclarara las ideas. Cuando el agua comenzó a caer sobre su pecho, recordó con más nitidez lo ocurrido la noche anterior. Casi no podía creer que le había dicho esas cosas a Piero, quien debía casi odiarlo en ese momento. Gian conocía muy bien las preferencias sexuales de Piero, sin embargo, estaba consciente de que no porque le gustaran los hombres iba a tolerar que su amigo borracho se le lanzara y le hiciera propuestas indecorosas.

Gian había gustado de Piero desde hace ya un buen tiempo, pero nunca había albergado esperanzas de que sus sentimientos fueran recíprocos. En primer lugar, porque Piero pensaba que era heterosexual y de cierto modo, prefería que siguiera pensando eso. No podría soportar ir a un bar o antro gay en compañía de su amigo y verlo coquetear, o peor aún, irse con algún extraño a su departamento. Simplemente no lo soportaría, por lo que prefería mantener su bisexualidad en secreto.

En segundo lugar, porque Piero tenía cierta idea de la personalidad de Gianluca, siendo un chico sencillo y monótono, un poco gallina en ocasiones y apegado a lo tradicional. Y le daría muchísima vergüenza admitir delante de su amigo que no solo quería su amor, sino someterse por completo a él para que hiciera con su cuerpo y con su alma lo que quisiera. Porque eso era lo que Piero hacia: era un Dominante. No es que fuera un Christian Grey a la máxima potencia, pero él e Ignazio sabían bien en que círculos se movía. Y cada vez que Gian pensaba en eso, en la imagen de su amigo rodeado de un aura de poder exquisito, con su voz ronca susurrándole cosas pecaminosas al oído, blandiendo una fusta y golpeándolo en los lugares más necesitados de su cuerpo. Jésus. Su pene palpitaba en necesidad solo de imaginarlo.

Dominandote [IL VOLO- PIANLUCA] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora