Capítulo 6

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  — ¿Qu...que tu que?— casi gritó Piero. ¿Acaso había escuchado bien? Por que... no podía ser verdad que Gianluca le estuviese pidiendo precisamente eso. 

—Quiero que me enseñes a ser un sumiso— Gian se sentía como si estuviera a punto de desmayarse. Su valentía de antes se estaba esfumando de poco a poco, ya que su cabeza se llenaba de dudas. 

Había reaccionado impulsivamente al pedirle eso a Piero, pero la idea había llegado tan pronto como vio a su amigo tratar de irse. Ya meditándolo, tal vez era muy riesgoso. Y definitivamente, en caso de que Piero aceptara, estaría adentrándose en la boca del lobo, pero su desesperación y miedo de que el de lentes saliera para siempre de su vida, o peor, de que permaneciera pero haciendo caso omiso de lo que ambos sentían lo consumió. 

Tal vez estaba yendo muy lejos al pedirle eso, pero no pudo pensar en una manera de forzarlo a que permaneciera con él el tiempo suficiente para hacerlo admitir que también estaba enamorado. Claro que faltaba que Piero dijera que si, o que al menos no huyera.

Mientras tanto, Piero no podía dar crédito a lo que había escuchado. Sus ojos se abrieron y su miembro palpitó como reacción instintiva ante las sensuales imágenes que circularon en su cabeza tan pronto pudo procesar lo que Gian le había propuesto. Sintió algo pesado instalarse en la boca de su estómago, y no supo si definirlo como sorpresa, ansiedad o deseo. 

 — ¿Por qué querrías que te enseñe... algo así? —   dijo riendo nerviosamente.

 —  Me da curiosidad —  respondió el castaño en voz baja —  Siempre había tenido curiosidad sobre como sería ser sumiso — ser sumiso contigo, Barone —  pero nunca había tenido el valor para probarlo. 

 — ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

— Tú. 

Piero casi se desmaya. ¿Él? No lograba comprender por que Gian lo querría precisamente a él como maestro. 

 —P-pero, tu no eres gay, Gianluca. Ni siquiera entiendo por qué me lo pides a mí. Podrías buscar una dominatrix, tengo algunas amigas que tal vez...   

 — ¡NO! —  gritó Gianluca. No permitiría que lo volviera a alejar — No quiero una dominatrix, Piero. Te quiero a ti. 

Al ver la conmoción y la confusión en la cara de Piero supo que había ido un poco lejos. No quería apresurarse en mostrarle sus sentimientos por si el de lentes tenía planeado huir. O hacerlos menos.    

 — Confío en ti. Eres mi mejor amigo — dijo un poco más tranquilo —  no le confiaría algo tan delicado a cualquier persona. Mucho menos a una extraña que quiera golpearme. —  trató de sonar divertido. 

— Gian, yo... —  se pasó las manos por el rostro —  no se que decir. ¿Estás seguro de que no te molesta que yo..? Es decir... tu... a ti te van las mujeres. Y yo... pues. Femenino no soy —  trató de seguirle el juego al castaño.

— ¿No me digas? — respondió Gian riendo.

— Solo asegurame algo —  se acercó y lo tomó por los hombros —   Prométeme que esto que me estas pidiendo no es por que te sientas obligado conmigo por lo que pasó hace rato. 

 — Nunca haría nada de lo que no estuviera seguro, lo sabes. No me siento presionado, al contrario. Siento que gracias a lo que paso puedo por fin explorar esto que ha llevado en mi cabeza mucho tiempo. 

Él castaño estaba muy emocionado de que Piero no lo hubiera rechazado. Mientras que Piero ni siquiera quería detenerse a pensar en las posibles consecuencias (o razones) por las cuales, en el fondo Gian lo escogió a él. 

Dominandote [IL VOLO- PIANLUCA] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora