Capítulo 4

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—P-piero... ¿Qué? — replicó Gianluca nervioso. Piero lo vio directo a los ojos, esperando encontrar miedo, pero lo que vislumbró fue algo totalmente diferente. Sus ojos brillaban con anticipación, expectantes, casi parecía... excitado. Lo que lo motivó a continuar.

Piero le sostuvo ambas muñecas con su mano izquierda mientras que con la derecha le daba una sonora palmada en la cadera. Gianluca solo jadeó ante el inesperado ataque y arqueó la espalda inconscientemente, acercando su entrepierna a la de Piero.

—Tienes prohibido hablar a menos que yo te lo permita o te pregunte algo ¿entendido? — cuestiono Piero con voz ronca.

—S-si, entiendo — contestó el castaño casi en un susurro.

—Muy bien, te voy a soltar, pero no quiero que bajes las manos. Si me desobedeces, el castigo será peor.

¿Castigo?

Gianluca comprendió los planes de Piero, quería castigarlo por haber "olvidado" lo de la noche anterior. Piero soltó sus muñecas y Gian, obediente, las dejó en su lugar, a pesar de que sus dedos picaban por acariciar el sedoso cabello de su amigo. El de lentes aprovecho el momento para recorrer con sus palmas el cuello, pecho y estómago de Gianluca, hasta llegar al elástico de sus pantalones, con el cual jugueteó, acariciando la suave piel del abdomen que había debajo. Gian comenzó a sentir como esa simple caricia comenzaba a encenderlo, su miembro comenzó a despertar, cosquilleando deliciosamente, marcando su contorno en la suave tela que lo cubría.

Piero se dio cuenta de lo que sucedía dentro de los pantalones del castaño, por lo que sonrió de medio lado, satisfecho.

—¿Tan pronto, cariño? Pero si apenas te he tocado...

Tan pronto termino de decir esto, se hincó, quedando a la altura del ombligo de Gian. Levanto su camiseta y comenzó a besar su abdomen, yendo lento de un lado a otro, acercándose peligrosamente al límite que marcaba su ropa. Gian lucho por no bajar las manos y dirigir la boca de Piero a ese lugar en donde ansiaba sentirlo, así que, en su lugar gimió fuerte.

Escuchar ese dulce sonido puso a Piero a mil, ansiando hacerle muchas más cosas de las que tenía planeadas. Pero debía contenerse, realmente no sabía hasta donde estaría dispuesto a llegar Gianluca, quien nunca antes había tenido una experiencia de ese tipo con un hombre. Y no quería asustarlo. Quería que disfrutara para que no pudiera volver a olvidarlo.

—No... hagas... ningún... ruido...— recalcó Piero entre cada beso en sus abdominales. Gian se mordió el labio, tratando de mantener sus eróticos sonidos a raya. Pero cuando el de lentes llevó una de sus manos a sus testículos y comenzó a amasarlos, un rugido de necesidad amenazó con abrirse paso en su garganta. Logro contener la mayor parte de él, sin embargo, un jadeo brotó en su lugar haciendo que Piero se detuviera. Gian casi llora de la frustración.

El de lentes se irguió en toda su altura, y tomó a Gian de las caderas para girarlo, haciendo que quedara de cara contra la pared, con las manos aún levantadas. Con la misma decisión con la que lo había girado, levantó una de sus manos y la dejó caer con fuerza sobre la nalga derecha del castaño. Gianluca reaccionó pegándose más a la pared, haciendo que su miembro necesitado rozara en el azulejo, soltando de nuevo un gemido.

—Vaya que eres ruidoso, cariño— Piero rió un poco — tendremos que trabajar en eso — dijo con decisión, como si lo que estaba ocurriendo se fuera a repetir muchas ocasiones en el futuro. Gianluca esperaba que así fuera, y estaba ansioso.

Piero le bajó lentamente los pantalones, hasta que llegaron a medio muslo, dando paso a la vista de ese dulce trasero enfundado en boxers ajustados. Sentía su propia erección palpitar en necesidad, pero sabía que no podía ir tan lejos aún. Se pegó a él por la espalda, haciendo que su miembro se rozara con descaro en la parte trasera de los boxers de Gian, mientras tanto, dirigió su mano a la parte delantera, acariciando suavemente la erección de su amigo.

Dominandote [IL VOLO- PIANLUCA] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora