Faltaba una semana para que te fueras permanentemente, y yo me iría de vacaciones al día siguiente, así que, luego de hablar, hacer las pases, y nuevamente sincerarnos, planeamos un encuentro.
Me preparé, atándome torpemente los cordones de las zapatillas y contando varias veces el dinero, pues vendías helados y para poder salir dejé la excusa de que iba a comprarte un por el calor. Estaba nerviosa, muy nerviosa, tanto que al escribirte que ya salía de casa y que tardaría menos de cinco minutos, conté nuevamente el dinero, una y otra vez, eran tan solo $6 pesos, pero por alguna razón conté ocho, luego siete, luego cinco, además de que soy pésima contando monedas, y con esos nervios, peor.
Ya había caminado unas dos cuadras con lentitud, "-Mmm mejor me apuro-" y apuré el paso, caminando más o menos rápido, el calor golpeaba mi espalda, haciendo sudar mis manos y volver a contar el dinero, y de repente me detuve, bajo la sombra de las casas, apenas había caminado cuatro cuadras, los nervios me ponían ansiosa y empecé a reírme de mi propia situación "-¿Por qué te pones así? Vas a comprar un helado y hablar jaja -" me dije y seguí mi camino, no era muy lejos. Aunque no había ni un alma en la calle.
"-¿Qué estoy haciendo? -"
"-¿Realmente voy a hacerlo? -"
Faltaban metros para llegar al punto de encuentro, volví a contar el dinero, puras monedas que chocaban entre sí, relajándome cierto modo, y cuando la vi, con su camisa lavanda y jeans largos, tal y como me habías indicado, una sonrisa se formó en mi rostro y me sentí aún más aliviada, crucé la calle, te saludé con el típico beso en la mejilla, pensé en un microsegundo si abrazarte o no, pero luego lo hiciste tú y se sintió tan extraño, suelo cerrar los ojos cuando abrazo a alguien, más aún cuando compartí algo con ese alguien, creo que seguía a la defensiva.
Luego hablamos, y hablamos, yo comiendo mi helado, tú observándome, y no podía mirarte a los ojos fijamente, por alguna razón me intimidaba tu mirada, pero luego, cuando te contaba una situación vergonzosa que me había pasado y me incliné hacia ti para demostrarte cómo había sucedido, volví a ver tus ojos, verdes, con grises matices, y tu sonrisa en plan "No me lo creo jaja", en el fondo quería hacerlo, volver a encontrarme con tus ojos. Y por un momento creí que también quisiste mirar mis ojos de esa manera, quizás solo estaba fantaseando, pero funcionó perfectamente, ya podía mirarte sin sentirme así. Bromeamos, contamos cosas, me hablaste poco de tu amada y me sentí bien escuchándote. Los nervios se habían ido, podíamos bromear tranquilamente.
Luego todos los recuerdos juntas volvieron, y me llamaron la atención de cierta forma, aunque no quería que fuese obvio, así que disimulé. Recordé la primera vez que me subí a tus piernas, hablábamos de cosas estúpidas, y yo te negaba algo que tú afirmabas, aún así, me tentó la idea de poder sentarme en tus piernas otras vez, pero lo dejé pasar.
Luego llegó la despedida, ambas lo tomamos como un Hasta Luego y nos dimos un abrazo, pero ésta vez sí cerré los ojos, sonriendo. Luego de reojo vi como te ibas, y consideré perseguirte y asustarte, pero estabas en medio de la calle, tenía que volver a casa, y lo dejé pasar... esta vez.
Así que espero volver a verte, Srta. Patricia
Hablamos~
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Mi Dulce Alex
RomanceRelato de cómo una chica puede interesarse en otra en apenas unas horas... ¿Pude una persona impactar en tu vida en años siguientes?