CAPITULO VI
-No te desesperes Connor, o te caerás. –gritó la chica a varios metros debajo de donde yo me encontraba impulsándome de un trapecio a otro. Estaba avanzando más rápido de lo que creía y aunque practicaba tanto que por las noches mis brazos se sentían como si fuesen de goma, aun así seguía esforzándome, para por lo menos lograr hacer los cambios de trapecio.
Aun así ya por la mañana tenía energía suficiente como para volver a balancearme como un chimpancé.
Con la ayuda de Rusell logré detenerme en la plataforma y así poder parar el ensayo. Bajé luego por la escalera con sumo cuidado y aunque mis brazos temblaron ya casi al final la pelirroja me sonreía y sostuvo.
-Estás aprendiendo muy rápido. Probablemente Gaspar decida integrarte en el próximo número.
-¿lo crees? –pregunté con una sonrisa.
-Lo estás haciendo muy bien. Estoy segura de ello. –la chica me abrazó. Últimamente solía hacerlo y entonces escuché la voz de Killian.
Hace algunos días atrás entre esas múltiples conversaciones que tenía con Ebba a altas horas de la madrugada, me habló de su relación con aquel alto y musculoso hombre rubio, Killian. Ellos se conocieron cuando eran niños poco tiempo después de la muerte de su madre. Y ya cuando ella cumplió 16 y el 21 le pidió que fuese su novia frente a todo el mundo. Sin saber qué hacer y sin escapatoria decidió aceptar.
Casi como si le debiese algo a su familia por haberla criado. Pero no podía verlo como su novio y mucho menos como su futuro esposo.
En teoría se suponía que su relación era casi de hermanos, pero para él nunca fue así. Y si se lo preguntan si, ella aún es virgen ha logrado posponer aquel evento del cual no quiere siquiera pensar por un tiempo, al menos hasta que estuviesen casados. Pero ese evento estaba llegando a pasos agigantados.
-Ebba. –la voz del chico cruzó el aire, y cuando hablaba nadie se movía ni los trapecistas, ni Ebba, y mucho menos yo.
Y aunque me hubiese gustado evitar que se fuese simplemente no pude hacerlo.
-No podemos hacer nada Connor. –palmeó mi hombro Rusell, antes de salir de la carpa y permanecer solo en el lugar por un tiempo.
No es que me importase el hecho de que él estuviese con ella, me importaba que ella no quisiera estar con él y aun así aceptaba.
Y aunque me preguntaba si ella tenía en mente mi alocado plan de escapar juntos, prefería mantenerme en silencio.
El clima no dejó de acompañarme durante todo el trayecto hasta el nuevo pueblo, la lluvia no permitió que desempacáramos por varios días lo que para mí significaba aún más tiempo. Y mientras tanto los miembros más jóvenes del circo solían usar su carisma en números callejeros para conseguir dinero para el alimento.
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ICARUS, ALAS A LA LUNA
Teen FictionConnor es un chico nacido en una refinada familia donde los padres deciden la vida que debe llevar inclusive cuando sea mayor. Todo estaba listo para que fuese doctor cuando de pronto sus planes cambian al verse reflejado a sí mismo en un espectácul...