GORRIÓN EN LA JAULA

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CAPITULO I

-¿Connor? Connor cariño ¿Dónde estás? –Dijo mamá mientras pasaba del anti jardín esquivando a Arthur y Adam que discutían como siempre.

–Cuidado niños. –reprendió a ambos aunque no severamente. Cruzó por el umbral de la mansión en dónde estaba papá sentado con otros importantes hombres en busca del pelinegro chico que siempre estaba en el piano.

La mayor parte de mi vida había sido así clases de un sin fín de cosas, lo cual no ayudaba a mi constante negativa en relacionarme con la gente.

-Connor. –sonrió aliviada, al verme sentado frente al piano tocando una tonada muy lentamente. –Tienes que salir a conocer a los invitados, la tía Edith está preguntando por ti. –murmuró tomando el asiento a mi costado con ese tono de voz tan dulce que te resultaba imposible ignorarla. –Luego practicas tus lecciones de piano cariño. ¿Sí?

-Pero papá dice que tengo que practicar todos los días si quiero ser tan inteligente como mis hermanos.

-Y lo serás. Si no es que más. –Mantuvo su serenidad y peinó un poco mi cabello negro. –Pero ahora, hay que salir a ver a los invitados, todos están aquí para conocerte cariño, es tú cumpleaños.

-Pero no quiero ir la abuela no deja de tirar mis mejillas y la tía Edith le transpira mucho la mano. –reclamé y ella soltó una leve carcajada. -Me gustaría ser grande como mis hermanos. –refunfuñé. Ella me sonrió de aquella forma maternal y se afirmó de sus cuclillas tras salir del asiento.

-Ya lo serás Connor, y cuando lo seas desearás volver a ser niño. –Ella besó mi frente y peinó nuevamente mi cabello. –Ahora vamos a saludar a tus invitados. Como los niños grandes. –Estiró sus brazos para recibirme y con la energética risa que solo ella lograba obtener de mí, salté a sus brazos, intentando desafiar la gravedad.

 –Estiró sus brazos para recibirme y con la energética risa que solo ella lograba obtener de mí, salté a sus brazos, intentando desafiar la gravedad

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Estábamos todos sentados en una mesa en el jardín. Papá me había comprado un smoking blanco para mi séptimo cumpleaños.

En el lugar había un montón de chicos que no conocía y estaban algunos de mis primos. Entonces llegó la hora del brindis y papá afirmando su mano en mi hombro me dio el privilegio de ser el motivo de su orgullo en ese momento y claro también el resto de la familia.

-Este es el sueño que construí junto a la mujer más maravillosa, estos son nuestros hijos, destacados todos aunque Connor, ha resaltado aprendiendo todo a una increíble velocidad. –Palmeó mi hombro mirándome, él inflaba su pecho cuando hablaba de mí.

Pero yo no estaba interesado en destacar para él, yo quería ser el mejor por mamá. Ella me hacía sentir especial en todo momento y eso era el motivo por el cual sonreía a un montón de personas que no conocía.

Papá seguía hablando de mí, de mis hermanos aunque sólo me llamó la atención cuando comenzó a hablar de Elizabeth, su esposa.

-Pronto si así Dios lo quiere tendremos una hija. -El mundo aplaudió y entonces miré a mamá sin entender mucho, aunque solo me dedicó una sonrisa, esa sonrisa que iluminaba cualquier habitación. –Salud por la familia. –levantó su copa, y todo repitieron salud.

ICARUS, ALAS A LA LUNAWhere stories live. Discover now