2. Principe Allen

118 13 0
                                    

Príncipe...que palabra tan hermosa, pero no tanto como yo.
Me llamo Allen Allard y soy el príncipe de Francia.
En este planeta, cada país se rige por una monarquía. Entre las más poderosas están Francia e Inglaterra.
Mi familia es muy prestigiosa y reconocida  en este mundo, aunque como siempre, el poder trae consigo mucho odio. La familia Rose, monarquía de Inglaterra, siempre nos ha tenido algo de envidia,pues la princesa Amelia Rose está algo celosa de mi. Les contaré sobre mi, Allen. Soy un chico muy extrovertido, tengo 16 años y soy el tercero en la sucesión. Mis ojos son grises con un tono azul, tengo el cabello rubio, y no soy tan alto, mido 1.67 cm.
Me encanta la naturaleza, amo recorrer los jardines de el enorme palacio :

Bueno basta de introducciones, me encontraba bajando las escaleras de el palacio cuando visualicé a toda mi familia esperándome ahí, ¿qué sucedía? Se encontraba mi hermano mayor, Víctor, mi hermana Anna, la cual era mayor que yo por un año, mis do...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Bueno basta de introducciones, me encontraba bajando las escaleras de el palacio cuando visualicé a toda mi familia esperándome ahí, ¿qué sucedía? Se encontraba mi hermano mayor, Víctor, mi hermana Anna, la cual era mayor que yo por un año, mis dos hermanos pequeños Blair y Nathaniel y claro como no, los reyes de Francia, el rey Charles y la reina Cordelia.

—¿Por qué todos me miran tan extraño?—pregunté algo confundido.

—Tenemos una noticia para ti hijo—Respondió el rey Charles, mi padre.

—Los escucho—Dije mientras me cruzaba de brazos.

—Hijo...anoche cuando dormías...actuaste algo extraño—Dijo ahora mi madre.

—¿Extraño?—no entendía nada.

—Pues...

(La noche anterior)

Narra Anna

Iba directo hacia mi cuarto pero un sonido que se emitía desde el dormitorio de Allen hizo que fuera a ver qué sucedía.
Al llegar a la gran puerta de madera blanca me detuve a escuchar con atención.
Se escuchaba como si el viento golpeara las paredes, así que decidí por fin abrir la puerta, al hacer esto no podía creer lo que estaba pasando.

—¡Allen!—Grite, pero mi hermano no se inmutaba.

Mi pequeño hermano estaba volando, si, volando, estaba suspendido en el aire y detrás de su delgado cuerpo estaban dos hermosas alas blancas, me pregunté ¿qué estaba pasando?
Algunas cosas caían al suelo y se rompían por El Fuerte viento que producían las alas de Allen. Decidí correr hasta el cuarto de mis padres, estaba algo lejos pero estaba tan asustada que quería llegar rápido. En la puerta estaba dos guardias custodiando los aposentos de los reyes.

—Princesa Anna—Dijo uno de los guardias mientras hacía una reverencia, seguido de su compañero.

—Déjenme pasar, necesito a mis padres, ¡ahora!—Dije para después entrar y contarle a sus padres lo sucedido.

(Fin de el recuerdo)

Narra Allen

—Es una broma, ¿verdad?—Todo lo que me decían era mentira, ¿yo volando? ¿Con alas? Están locos.

—No hijo, hay incluso fotografías—Respondió mi padre, mostrándome su teléfono.

Oh Dios mío...¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO?

—Allen...hay un internado en Dinamarca, se llama Ataraxia y hemos decidido que debes ir allá—Dijo mi madre.

—¿Dinamarca? ¿ME QUIERES ENVIAR LEJOS?—Dije esto y acto seguido comencé a llorar, si, era un niño muy llorón.

—No hijo, no es eso..es solo que..en Ataraxia te ayudarán, todos sus estudiantes son como tú—Dijo mi padre, mientras colocaba su mano en mi hombro.

—¿De la realeza? ¿Príncipes y princesas?—Dije ya más calmado.

—No Allen, aunque tal vez...pero no, me refiero a chicos y chicas que como tú, experimentaron unas alas, ya sean blancas o negras y que deben ser instruidos para conocer más acerca de lo que sucedió y cómo controlarlo—Dijo mi madre, la reina Cordelia.

—¡NO! Me rehuso a ir, que ellos vengan a enseñarme a mi palacio, no saldré de Francia, no me alejaré de mis comodidades—Dije mientras me alejaba de mi familia, caminando por los pasillos hasta perderme.

Una hora después...

Me encontraba en mis aposentos mirando por la ventana, amaba este lugar, mi habitación tenía las paredes blancas, pisos de mármol, una cama gigante, muy hermosa, y claro, cómoda. También habían muchos espejos, era muy vanidoso. Tenía un armario gigante y un baño de ensueño, este si que era un cuarto de príncipe.

Salí de mis pensamientos cuando escuché a alguien llamar a mi puerta.

—¿Quien es?—Pregunte mientras me sentaba en mi cama.

—Principe Allen, su padre lo espera en la sala de estar del ala oeste.

—Dígale que no iré, estoy algo ocupado...mirándome en un espejo—Dije mientras me levantaba a hacer lo que le dije al guardia.

—Lo siento príncipe, pero son órdenes de su padre—acto seguido entraron dos guardias sin permiso a mi cuarto, ¿quienes se creen estos?

—Que hacen, ¡SALGAN AHORA MISMO!—Ordene pero hicieron caso omiso a mi orden.

Acto seguido me tomaron por los brazos para así sacarme a la fuerza de mi amado cuarto.

—¡SUÉLTENME! SOY ALLEN ALLARD, PRÍNCIPE DE FRANCIA Y LES ORDENO QUE ME DEJEN IR, ¡AHORA!—Les grite a los guardias pero estos seguían arrastrándome, no podía hacer nada, era muy débil.

Al salir de mi habitación estaba mi padre parado mirándome seriamente.

—Allen, esto es por tu bien. Un carruaje te está esperando, te llevará a el aeropuerto ahora mismo y te irás al internado en Dinamarca, y no me contradigas jovencito—Dijo mi padre mientras se dirigía a las grandes escaleras.

—NO ME PUEDEN HACER ESTO—Grite ya cansado de pelear en vano, estaba comenzando a llorar, mis mejillas se pusieron de un color rojo y mis lagrimas no dejaban de salir.

Al llegar a la puerta principal del palacio vi que toda mi familia estaba allí, algunos criados estaba subiendo mi equipaje a el carruaje.
Mire con furia a mis padres, acto seguido tome mi corona y con furia la mande al suelo, haciendo que El Oro y diamantes hicieran un gran escándalo.

—Nunca los perdonaré por alejarme de mi hogar, y de mis hermanos...aunque ahora que lo pienso, ustedes son iguales que ellos—Le dije a mis hermanos mayores mientras señalaba a mis padres—Y al dejar de hablar vi como mi madre comenzaba a sollozar, mi padre seguía con su semblante serio y mis hermanos, Anna y Víctor desviaban su mirada.

Sin más que decir, cruce la puerta y me subí al carruaje, cuando llegue al aeropuerto muchas cámaras querían fotografiarme, pero los guardias no los dejarían. Suspire y fui caminando, pensando como seria todo de ahora en adelante, como cambiaría mi vida, así me subí al avión real, y me dirigí a Dinamarca, a la tan prestigiosa Ataraxia.

(Allen en la galería)

AtaraxiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora