10. Perdidos

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Narra Aria

Mis ojos comenzaron a abrirse lentamente, estaba tirada en el suelo y la cabeza me dolía demasiado. Al tocar mi frente vi un líquido dorado que escurría. Estaba sangrando.

Me levante lentamente del suelo y estaba muy confundida. ¿Que había pasado? Y ¿Donde están los demás? Algo muy malo debe estar sucediendo.

Minutos atrás:

Narra Emma

Una gran sombra había aparecido y había dejado inconsciente a Aria de un solo golpe. Tratamos de ayudarla pero lo único que podíamos hacer en ese momento era escapar hasta no estar seguros de que era esa cosa. Podría parecer muy malo que dejáramos a Aria sola pero Nathan tenía un plan.

—Vamos a correr y alguno de los tres tiene que distraer a esa maldita cosa mientras los demás van por Aria—Grito Nathan mientras corríamos sin dirección alguna.

—No me ofrezco—Gritó ahora el muy alterado Allen.

—Y-yo...—Trate de decir algo pero mis palabras no salían.

—Son un par de miedosos, lo haré yo—Dijo Nathan.

Nathan trató de volar pero algo se lo impedía.

—¡MIERDA! Había olvidado que los poderes no funcionan dentro del bosque oscuro, así que tengan mucho cuidado por que si los hieren no tendrán su poder de curación, y hasta podrían llegar a morir—Dijo Nathan, haciendo que los ojos de Allen y los míos se abrieran tanto que casi se salen.

Dicho esto, Nate salió corriendo lejos de nosotros a lo que un minuto después escuchamos:

—¡Por aquí bestias horrorosas!—Gritaba Nate para llamar la atención de las sombras.

Cuando los entes se alejaron de nosotros y comenzaron a seguir el gran ruido que estaba generando Nate, Allen me tomo de la mano e hizo que corriéramos juntos en dirección a Aria, o donde se supone que debía estar.

—Ten mucho cuidado Allen, podríamos salir muy heridos de aquí—Gritaba mientras corríamos.

—Si Emma, tú igual, pero baja la voz que nos van a perseguir a nosotros—Respondió Allen.

Hice caso y así corrimos hasta que nos encontramos con una cabellera rubia. Aria estaba mirando hacia todos lados desconcertada.

—Chicos... Ahí están—Dijo Aria al vernos a a Allen y a mi.

—Aria que... ¿Por que sale este líquido de tu frente?—Pregunté.

—Es mi sangre Emma, mi sangre es dorada—Respondió mientras tocaba su cabeza, esta debería doler.

—Aria, Nathan está en peligro, pero debemos escondernos hasta saber donde está, e ir por el. Así podremos dejar este maldito bosque de una vez por todas—Le dijo Allen a Aria mientras la tomaba e íbamos a buscar un escondite.

Cuando llegamos a una cueva, comenzamos a escuchar gritos. Eran de Nathan.

—El debe estar ahí, ¡Vamos!—Dijo Allen mientras se adentraba a la oscura cueva.

—Allen espera, usemos la linterna de tu teléfono para poder ver mejor—Le dije a lo que el saco su celular, que milagrosamente había traído, y encendió su linterna, guiándonos dentro de la cueva.

—Sigamos los gritos, pero tengan cuidado con no tropezar y caer—Advertía Aria.

La cueva tenía algo de agua, ya que una cascada del Río que estaba dentro del bosque oscuro caía en la entrada de esta.

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