13. Una visita a la ciudad 1/2

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Narra Allen

La noche había caído, y por fin estábamos descansando. Nos encontrábamos en la pequeña sala del humilde hogar de la anciana. Aria dormía en el sofá, mientras que Emma, Nate y yo dormíamos en el frío y duro suelo.

—Nate... ¿Estas despierto?—Susurre mi pregunta al chico que se encontraba a mi lado.

—Si... ¿Que pasa?—Respondió mientras frotaba sus ojos y se daba media vuelta, quedando frente a mi.

Su mirada me intimidaba, esos ojos verdes que penetraban.

—Es solo que... Tengo miedo—Confesé.

—¿Miedo? A qué le tienes miedo—Preguntó algo confundido.

—A muchas cosas Nate, pero en especial a no poder volver, y a ser cazado por alguno de esos cazadores de ángeles y demonios que aún rondan el mundo. Soy muy consciente que incluso en el siglo XXI hay personas que crean grupos y hordas para masacrarnos a todos nosotros, así como hace muchos años.

—Pequeño príncipe, no tienes por que temer. Siempre me tendrás para protegerte, y tú eres muy fuerte Allen, si algo pasara estoy seguro que podrías contra lo que fuera.

—¿Por que me tratas de una manera tan buena? Se supone que los demonios tienen un odio por los angeles.

—Y lo tengo, los atrios son despreciables. Se creen la mejor maldita especie del universo. Siempre con sus hermosos poderes que ayudan a los demás, sus malditas lagrimas curan, las nuestras que hacen? Son veneno.

Y así era. Las lagrimas de un ángel tienen propiedades curativas para cualquier ser. Las de un demonio, son un veneno para cualquier ser, excepto ellos mismos.
Mientras que las lagrimas de un ángel hacen cosas maravillosas, las lagrimas de un demonio solo te generarán dolor, que te hará alucinar cosas terribles, causando un tremendo dolor físico y mental.

—En realidad no todos somos así Nate, muchos atrios son maravillosos, aunque... No conozco muchos que digamos.

—Solo dices eso por que tú eres uno, pequeño loco—Dijo Nate soltando una pequeña risa.

—Lo digo por que tengo razón siempre—Respondí sacando mi lengua.—¿Sabes qué hora es?—Pregunté.

—Son las 2 am—Respondió Nate. Había mirado al reloj de la pared ya que mi celular estaría nadando en el río del bosque oscuro, y el de Nate está descargado y quien sabe si sobrevivió al agua.

—¿Como volveremos Nate?

—Solo debemos buscar un lugar donde cargar mi teléfono y voilà.

—Dudo que la señora de esta casa tenga un cargador.

—Claramente no, por eso daremos una visita a la ciudad.

Dicho esto, me quede dormido sobre Nate. De nuevo. Dentro de seis horas visitaríamos la ciudad más cercana, la cual es al capital. Copenhagen.

Pero... Quien diría que en la escuela, habría un total caos por nuestra repentina desaparición. 

Narra Adrianna

Ya era de madrugada. Las 2 am exactamente.

Habíamos pasado todo el día buscando a los chicos perdidos pero no había rastro de ellos.

Hable con cada estudiante pero nadie al parecer sabía nada de Allen, Aria, Nate o Emma.

Me encontraba en mi oficina, la cual estaba custodiada por varios guardias. Mi cabeza dolía y estaba muy enojada por la impotencia que sentía.
No podía dejar tampoco más tiempo a mis estudiantes encerrados. Era domingo ya y mañana deberían asistir a clase, así que me dispuse a arreglar las cosas yo misma.

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