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Yoongi no asistió al instituto hoy. La razón de esto, la desconozco. No hemos hablado desde aquella visita inesperada a media noche y eso por alguna razón me preocupa. Necesito hablar con él, saber a qué se refería con esas palabras que se repiten una y otra vez en mi cabeza como un disco rayado.

Yoongi-ah

Te espero a las 5:00 en el parque
2:10 p.m.

No espero ninguna respuesta, pues le escribí el día siguiente y no pudo ni entrar a leer el mensaje, cosa que para mí es mucho peor a que me dejen en visto. No lo comprendo, dice que quiere cuidar de mí, que quiere protegerme según él de mi persona, más sin embargo, cuando necesito hablar con él no está. Cuando necesito respuestas no me las da, lo único que hace es preguntarme cosas absurdas, decir mi nombre millones de veces y hacer música conmigo.

Llego a la cafetería en busca de la última persona a la que le debo la mayor de las disculpas. No la veo en la caja, debe estar en el almacén así que me dirijo a este. Observo a Karla recibiendo la entrega de los productos para la cafetería, la compra y esas cosas. Lo único que hago aquí es tocar, aveces atender la caja y hacer el inventario pero nunca he visto cómo llegan las cajas, el procedimiento de éste ni nada por el estilo; así que decido quedarme observando ya que después de todo puede que en algún momento tenga que recibir los paquetes. Varios hombres entran dejando las cajas organizadamente y clasificadas, facilitándonos el trabajo, que éxito. Un hombre de piel muy pálida se acerca a Karla y le tiende un papel para que firme en él como evidencia de que recibió los productos y la cantidad de ellos.

— Vaya, pensé que era algo más sofisticado. —Murmuro para mí misma pero al parecer no tan bajo ya que los trabajadores se voltearon a verme junto con Karla y el hombre de piel pálida.

— Hae, es una cafetería no un hotel de cinco estrellas. —Dice la mencionada.

— ¿Hae? —Pregunta el hombre de piel pálida mientras me observa confuso. — ¿De Haeri?

Vaya, me siento famosa. — Umm... sí, eso es correcto.

— Disculpa, ¿se conocen? —Pregunta Karla un poco confusa al ver que el hombre de piel pálida sabe mi nombre.

— Haz crecido mucho pequeña, supongo que es tu hija, ¿cierto? —Karla sólo asiente, ¿pero qué mierdas son esas preguntas? — Me alegro mucho de que hayas encontrado un buen hogar. —Dice mirándome fijamente a los ojos como si quisiera decirme algo, o como si estuviera triste. Me recuerda mucho a la mirada escalofriante de Yoongi, aunque mirándolo bien... se parece a él.

Carraspeo mi garganta ya un poco incómoda, el hombre de piel pálida sólo coge los papeles ya firmados por Karla, me da una última mirada acompañada con una sonrisa melancólica y se retira sin más. Karla y yo nos quedamos observándonos estupefactas por la extraña escena que ocurrió hace un momento. Pero bueno, el momento de dejar el orgullo a un lado ha llegado. — Karla, ¿podemos hablar?

— ¿Me puedes pasar el marcador que está en la mesa? —Dice ignorando totalmente mi pregunta pero hago lo que me pide. — Gracias.

— Lo siento —silencio.— Yo... no debí haberte dicho esas cosas, no las decía en serio. Sólo estaba confundida y frustrada ese día y todo eso conllevó a que me desquitara contigo. Haz sido estupenda conmigo y tienes todo el derecho de regañarme ya que Esteban y tú fueron los que me aceptaron en su hogar, así que lo siento. No volverá a suceder.

— Hae, ¿por qué hablas como si todo fuera una obligación? Nosotros te adoptamos porque quisimos, porque queríamos una hermosa niña que nos llenara de felicidad todos los días y así ha sido. Eres la hija que siempre soñé tener, aunque no seas cien por ciento mía. Porque yo sé perfectamente que jamás ocuparé el lugar de tu mamá y tampoco pretendo hacerlo. Pero en mis ojos eres mi hija, mi pequeña, mi Hae. No te regaño porque en mi pensar tengo el derecho de hacerlo, es porque me preocupo por ti, me preocupo por tu bienestar y en las cosas que suceden o puedan suceder.

Efecto Mariposa » Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora