1. El comienzo

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Y allí me encontraba yo, encima de él, comiéndome a besos su pecho, jadeando los dos como perros. Su piel quemaba pero la mía estaba ardiendo, el calor era asfixiante y nuestros cuerpos sudaban y resbalaban en contacto el uno con el otro. Al fin estaba ocurriendo lo que tantas veces había solado, imaginado y leído, al fin él era mío.

Sus manos desordenaban todo mi cabello sudado que se dejaba moldear de cualquier forma. Mi lengua se paseó hasta encontrarse de nuevo con aquel pezón que ya estaba erecto pero me daba igual, yo quería volver a chupárselo y escuchar esos gemidos de la vez anterior... Y misión cumplida, él volvió a elevar el tono dejándome escuchar el placer que sentía.

Estuve un ratito por aquella zona, pero los dos estábamos algo desesperados por calmar a nuestros miembros que aún no se habían rozado el uno con el otro porque él, tan vergonzoso, aún tenía sus bóxer puestos. Le puse fin a eso y mientras que mi boca bajaba por todo su torso dejando lamidas y mordidas, notando cómo él se retorcía bajo mis brazos, aproveché para ir bajando aquella prenda hasta deshacerme de ella.

Seguí bajando por su abdomen hasta abajo, sí, hasta su pene. Lo miré como si fuera alguna maravilla del mundo aunque para mí realmente era así y él se echó a reír diciendo que dejara de cortar el rollo de esa forma. Lo miré y pude ver esa expresión de diversión con cierta inocencia que me volvía loco y le sonreí por impulso, aunque la mía era algo más picarona.

No me lo pensé dos veces antes de abrir la boca y presentarle mi lengua a su miembro, se hicieron amigos enseguida. Desde abajo escuché un profundo gemido que le salió del alma, le estaba gustando y acababa de empezar. Aquella noche íbamos a disfrutar.

Le quise dar gusto de forma impaciente, aunque también era un gusto para mí. Me metí su extensión en mi boca y escuché otro de aquellos sonidos tan excitantes. Alargué mi mano hacia arriba buscando a ciegas su boca, hasta que logré encontrarla. Se notaba que tenía la más mínima experiencia o es que simplemente estaba jugando ya que en vez de lubricarme los dedos me dio un cariñoso mordisco y soltó una risa. Ni en esos momentos podíamos ser serios, necesitábamos reírnos y darle nuestro toque cómico a la situación, sino no éramos nosotros mismos.

-Chupa, anda –le dije jadeante con su polla rozándome los labios. Aproveché para mirarlo y ver en su expresión que lo estaba pasando bien pero demasiado divertido.

Me hizo caso y se metió los dedos en la boca al mismo tiempo que yo me metía de nuevo su miembro en la mía. Cuando los noté suficientemente mojados los saqué de allí y aparté su pene de mi boca.

Él se abrió de piernas sin que yo le dijera nada, ahora volví a tener confianza en que tenía cierta experiencia.

Busque su entrada y le metí el primer dedo con cuidado pero hasta el fondo. Le habría dolido tal vez si estuviera algo menos bebido, pero como no se quejó yo supuse que le estaba gustando y simplemente le metí el otro dedo removiéndolos juntos.

-Ahh... ten cuidado hombre –me dijo todo gracioso y volvió a reírse, desde luego le afectó el vino.

Lo notaba estrecho pero como no se quejó demasiado saqué los dedos impaciente y miré alrededor de la habitación buscando mis pantalones, estaban colgados en la lamparita de una de las mesillas de noche.

-Saca de ahí el lubricante –le dije señalándolo y él miró el pantalón. No tardó en volver a reírse, esta vez porque seguramente que pensó algo así como "la lámpara tiene bolsillos".

Finalmente obtuve el lubricante y me lo puse con bastante rapidez en mi miembro ya erecto, caliente y dispuesto a explotar. Jamás alguien me había calentado de esa forma.

Perfection [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora