Capítulo XIII. Revelaciones

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Una semana ha pasado desde que Reese experimento el encuentro con sus antepasados y tiene el mismo tiempo sin tener una palabra por parte de Sofía.

Mientras tanto el palacio se ha visto agitado gracias a la llegada de los príncipes del reino Monteros, debido a su inesperada visita, muchos preparativos se tenían que llevar acabo ya que su estancia sería en el castillo.

- No puedo creer - dice Reese-.

-¿Qué? -responde Jan-.

-Todo este preparativo por una visita de un par de príncipes, es tonto - dice Reese-.

-Y que lo digas- dice Jan- pero son aliados de este país y su príncipe heredero es el que viene de visita, por lo que hace más importante esto-.

-Que molesto - dice refunfuñando-.

-Es trabajo- dice Jan- si tuvieras la oportunidad, podrías ir a la escuela y pasartela mejor, pero estas aquí y a pesar que no me cuentas el porque de tu estancia aquí, debes trabajar-.

Reese no podía más que aceptar lo que decía Jan, ya que muy pocas personas conocen su verdadera identidad dentro del castillo, y debido a que tenía que ocultarse perdió la oportunidad de presentrar el examen al Colegio Militar de Saint Trinity, eso la tenía muy decepcionada.

- Es complicado- dice algo decaída Reese-.

Unas horas más tarde todos los sirvientes se alinearon en una fila al igual que los guardias y vieron como llegaba un auto muy extravagante, en eso salieron dos personas que vestían casualmente, ambos eran altos, bien parecidos, con cabello cafe y ojos verdes, eran gemelos después de todo, entonces un par de guardias se pararon detrás de ellos y un sirviente se paró delante de ellos y les señaló que le siguieran.

-Por aquí sus altezas- dice el sirviente nervioso-.

-Guianos con tus Reyes - dice Gilberto- no hagas que perdamos tiempo-.

-A sus ordenes- dice el sirviente con prisa-.

Cuando ambos príncipes iban pasando delante de los sirvientes, Reese noto como uno de ellos la miraba profundamente, parecía que la escaneaba de arriba a abajo rapidamente y cuando ella lo miro fijamente, el volteo de nuevo hacia en frente y continuó su camino.

(Esto se sintió extraño, ¿un chico mirandome así? No me gusta)- pensó Reese-.

Entonces entraron por una puerta que los dirigía a la sala del trono, al entrar todo era deslumbrante, la decoración de la alfombra roja en medio hizo que brillará simplemente el ambiente, entonces ambos caminaron directamente hacia el trono lentamente y al llegar cerca de los reyes inclinaron su cabeza.

-Sus majestades -dijeron ambos- un gusto volver a verlos-.

-Bienvenidos sean a Saint Trinity - dice el rey mientras se levanta- gracias por venir a dar sus saludos-.

-Bienvenidos príncipes Gilberto y Franco de Monteros- dice la reina-.

- No hay que agradecer su majestad -dice- Gilberto- es el placer más grande para nosotros el poder estar presente frente a usted y gracias por sus palabras su majestad Astrid-.

- Tan educados como siempre- dice el reina-espero que deseen acompañarnos en su estadía en Saint Trinity dentro del Castillo-.

-Nada nos gustaría más - dice Franco- pero si nos concediera la oportunidad de visitar algunas localizaciones dentro del Reino estaríamos más que agradecidos-.

- Supongo que no se puede evitar- dice el Rey- tienen total libertad, no hay porque pedir permiso, en esta época moderna pueden ir y venir como gusten-.

Héroe o DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora