Llegaron los Westerguard

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Elsa se asomo por la ventana ya que aquel ruido despertó su curiosidad, al mirar a través de ella solo observo una pequeña luz que se movía, trato de esforzar su vista para ver de que se trataba, solo era una simple lampara colgada de un trineo y ¿Quien iba en ese trineo?Kristoff, Anna y Olaf, Sven los llevaba. Elsa se volvió a acostar y se quedo dormida

Al otro día Elsa fue la primera en estar en píe estaba haciendo sus deberes reales cuando tocan la puerta.

—¿Quien es?— pregunta Elsa

—Yo majestad, Damian—

—Adelante— Contestó Elsa

Damian abrió la puerta lentamente y dijo —Majestad disculpeme por molestarla, pero vengo a darle aviso que el barco de Las Islas del Sur ya esta en el puerto—

—¡¿Que?!— dijo Elsa

—Si majestad ya llegó— contestó

—Y ¿Viene alguien de la realeza?—

—Em... si lo olvidaba, El príncipe Guillermo la espera en el vestíbulo, dicen que quiere hablar con usted—

—Claro gracias Damian, iré de inmediato—

Damian se retiró y Elsa fue al vestíbulo. Al llegar, el Príncipe se levanto de su asiento junto a una hermosa joven, Elsa le dio una mirada rápida, era una mujer alta un poco mas pequeña que el príncipe Guillermo, nariz respingada, labios gruesos, grandes ojos cafés y su cabello era castaño con pequeños rulos, llevaba puesto un hermoso vestido casual blanco invierno con unas rosas moradas y un cinturón de tela en la cintura de color morado.

—Buenos días su majestad— dijo el príncipe Guillermo

—Buenos días— contestó Elsa

—Le presento a mi esposa, la princesa Catalina— dijo el príncipe mostrando a su esposa.

—Majestad— dijo la princesa en un tono bastante agradable, haciendo una pequeña reverencia ante Elsa, ella le contestó de la misma manera

—Bueno ¿Para que me llamaba Principe Guillermo?— preguntó Elsa

—Bueno majestad hemos tenido un percance en el viajé una de nuestras bodegas esta dañada y necesitaremos tiempo para repararla ¿Podemos quedarnos aquí solo dos días?— pregunto el joven príncipe con un poco de vergüenza

Elsa lo pensó un poco tal vez este percance la ayudaría para reconciliarse con Hans y Albert —Claro, no hay problema—

—Muchas gracias majestad, una pregunta más ¿en donde puedo encontrar a mi hermano?—

—Bueno no se si se habrá levantado ya, pero puede buscarlo en su habitación—

—Gracias majestad, Catalina diviertete con la reina—

—Claro amor— dijo despidiéndose con un tierno beso mientras el príncipe se retiraba

Luego quedaron solas Elsa y Catalina las dos como que les dio vergüenza hablar no sabían que decirse.

—Así que? tienes poderes...— dijo Catalina con vergüenza ya que no sabia si el tema incomodaría a Elsa

—Pues si, de hielo— contestó Elsa

—¿Que se siente tener poderes?— Pregunto aún mas interesada

—Es algo grandioso, pero peligroso— contestó

—Cuentame— dijo sentándose en el sillón. Elsa se sintió muy cómoda con ella, por fin podría contarle a alguien lo que sintió desde pequeña, desahogarse era lo mejor.

Mientras tanto Guillermo fue en busca de Hans quería verlo, preguntarle como se encontraba, él sabia lo que le había hecho a su hermano, molestándolo que jamas seria rey y otras cosas, pero igual sentía afecto por él después de todo era su hermano. Lo encontró asomado en una de las ventanas del segundo piso mirando el suelo, solo se acerco a él y le dio un leve golpe en el codo.

—Y tu?— pregunto Hans al verlo

—Te vine a buscar— contestó

—Ah. ¿Enserio?—

—Si, pero nos quedaremos dos días porque tuvimos un problema con la bodega del barco—

—Ah— decía desinteresado Hans

—¿Cuentame?— dijo Guillermo

—¿Que cosa?— pregunto Hans

—Vamos no te hagas el tonto!!— dijo sacando un Rusia coqueta —Y conquistaste a alguna tal reinita de Arendelle?—

—De que hablas?— pregunto Hans muy sorprendido

—Vamos hermanó, la reina Elsa es una bella mujer y tu un principe coqueto ¿hay tuvo que haber aaalgooo?— dijo Guillermo

—Pues siento desilucionarte Guillermo pero no paso nada ¡¿okay?!— dijo levantando la voz Hans y dejando a su hermano en el balcón

—Oye espera ¿y por que lo niegas?— pregunto Guillermo poniendo una cara de malicia, pero Hans seguía caminando —¡¡Si tu no has cambiado!!— Grito Guillermo

Hans al escuchar eso se detuvo y se lleno de rabia, se acerco a él lo mas que pudo y dijo —Mira Guillermo, en primer lugar yo ya he cambiado, segundó te golpearía pero no lo haré para demostrarte que cambie y tercero entre la reina Elsa y yo no a pasado nada!!— dijo Hans siguiendo su camino.

Un recuerdo lo cambia todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora