¿A quién elegirás? "Cuando el destino interviene" [en corrección]

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Moa PDV

¡Agh! Odio las mañanas y odio no poder dormir cuanto quiera. Aún así me acostara temprano por las noches no sería suficiente. Es una tortura tener que levantarme para cambiarme, desayunar y luego ir a ese estúpido colegio. No entiendo porqué debo ir a uno de todos modos. No lo necesito. Tranquilamente podría estudiar por mi cuenta aquí en casa y no tendría ningún tipo de problema.
Imagino que todo lo que me van a "enseñar" en la escuela, es todo lo que ya sé y dudo mucho que me enseñen algo nuevo o que no sepa. Sinceramente, haber tenido que hacer todos estos años de escuela fueron el peor castigo para mí; teniendo que soportar a los idiotas de mis compañeros, quienes equivocadamente creyeron que podían hacer amistad conmigo; soportando profesores estúpidos que creen saberlo todo e intentan darte lecciones de moral cuando entre recesos aprovechan el tiempo para burlarse de los alumnos o hablar por las espaldas sobre sus compañeros de trabajo. Y claro, nunca faltan los infieles que aún estando su pareja en el mismo edificio, van al gimnasio a tener sexo como cerdos.

Bueno... al menos en mi antiguo instituto sucedían esas cosas. En esta nueva escuela las cosas son diferentes y parece que sí se toman en serio su trabajo. Pero aún así no entiendo por qué debo ir a un lugar como ese.

No... En realidad miento con eso. Sé por qué "debo" ir; lo sé perfectamente. Todo es gracias a mi estúpido padre, quien quiere que consiga mi título universitario para poder encargarme de su maldito negocio. Lo cual me parece una idiotez, porque podría perfectamente manejar eso sin necesidad de tener ese maldito título. De todas formas, no quiero encargarme de esos asuntos, no lo necesito. A decir verdad, los negocios de mi padre no nos hacen falta, puesto que la familia de mi madre tiene mucho dinero y cuando mi abuelo falleció la mitad de su herencia fue para ella y la otra fue para mi abuela. Siendo que mi madre es hija única el dinero que recibió fue muchísimo... millones para ser precisos. Y cuando mi abuela muera; espero que no sea pronto, será aún más.

La familia de mi padre, por su parte, también posee buen capital y mucho dinero. Además manejan diferentes tipos de negocios. Aunque la mayoría de su fortuna se debe a mis tatarabuelos y bisabuelos. No estoy segura a qué se dedicaban realmente... creo que tenía algo que ver con transferencias mágicas o algo así. Tal vez robaron un banco, quién sabe.  De todas formas, no me interesa para nada esa parte de mi familia; ninguno vale la pena.

En fin, mejor será pensar en otras cosas... Y ahora que me estoy cambiando para ir al colegio, lo único que puedo pensar es lo mucho que odio la escuela. Aunque creo que lo único que rescato de ésta al menos, son sus uniformes: chaqueta color beige; camisa blanca, si se quiere sobre ésta se puede usar un chaleco blanco con detalles en rojo y verde oscuro para las épocas de frío; la falda es a cuadros y de color azul y blanco; y la corbata es roja con algunas pequeñas rayas azules y blancas, la cual tiene el escudo de la escuela en color dorado... mismo logo que tiene la chaqueta en un bolsillo que se encuentra a la altura del pecho.
Es decir, no será el mejor uniforme del mundo pero podría ser peor. Y sinceramente, me gusta cómo me queda y cómo le queda a la mayoría de las estudiantes de esa escuela. Supongo que era de esperarse un uniforme bonito en una escuela femenina.

–Buen día, cariño –dijo mi madre alegre.

–¿Qué tiene de bueno, madre?

–¿Despertaste con el pie izquierdo nuevamente?

–Para mí despertar con el pie izquierdo es lo mejor que me puede pasar.

–¿Ah, sí?

–Mhmm...

–Bien, ya basta de tonterías. Vamos a desayunar o se te hará tarde para la escuela.

–No veo ningún problema en eso, no es como si sintiera entusiasmo por ir de todos modos.

–Moa, por favor, deberías darle una oportunidad a esta escuela.

–¡No necesito ir a la escuela madre! ¿Por qué no lo entienden? ¡¿Por qué insisten tanto en que vaya si saben que no me sirve?!

–Moa, cariño, cálmate, ¿sí? No tienes por qué gritar, estoy aquí contigo.

–¡Pero!... Agh, ¡bien! Lo lamento.

–Está bien, cariño –respondió acercándose a mí para besar mi mejilla. Odiaba eso–. Vamos a desayunar, ¿sí?

–Claro... –murmuré secamente.

Maldita sea, ya estoy de mal humor, ¡no puedo creer que mi madre también insista en que termine la maldita escuela! ¡No tiene sentido!... En fin, supongo que no me queda de otra. Lo único bueno es que luego de este año sólo me queda otro más y termino... por lo menos la preparatoria. Luego serán unos... no sé... cinco años de universidad y... ¡mierda!
No lo puedo creer... Odio ponerme de mal humor por las mañanas pero es que es inevitable. Si no es mi padre dándome sermones y buscando una excusa para golpearme, es mi madre apoyando sus estúpidas ideas. Muchas veces pierdo el control de mis emociones o mi humor, y sé que aunque me enoje demasiado a veces, a la única a quien no podría... a la única persona a quien no quisiera herir, es a mi madre.

Como sea...

No quiero ir a las malditas clases de hoy, pero ya qué. Estoy en el automóvil de camino a la escuela y si le dijera al chófer que me deje en algún lugar lejos de ella, sé que mi padre se enterará porque todos o casi todos nuestros malditos empleados, están "comprados" por él; es decir, les aumentó la paga a cambio de que si yo hago algo fuera de lo normal, le avisaran de inmediato. Es un estúpido paranoico. Y los empleados son todos unos cerdos asquerosos cegados por el dinero de mi padre.

–Que le vaya bien en la escuela señorita Kikuchi-san.

–Mhmm, aunque nada tiene de bueno estar aquí –dije saliendo del auto.

En verdad no quiero estar aquí. Odio ser la nueva del salón porque todos se me acercan a hablarme esperando una sonrisa de mi parte que les dé la esperanza de entablar una amistad conmigo, ¡que los jodan!

–¡Oh! –exclamé por lo bajo al ver a lo lejos a la chica de ayer y luego solté una pequeña risa. Al parecer era una Senpai. Me llamaron la atención sus orejas, eran grandes... Pero supongo que la hacían ver más adorable.