24

221 20 6
                                    

–¿Qué te pasa, Moa-chan? –preguntó Suzuka al verme distraída. Ya era la hora del almuerzo y, como siempre desde que conocí a la nerd, estábamos comiendo en la mesa junto a la ventana–. Casi no has tocado tu comida.

–Es cierto, ¿estás enferma o algo? Es raro que no quieras comer con lo glotona que eres –agregó Ayami.

–Ah, estoy bien..., no se preocupen.

–¿Pasó algo con alguno de tus compañeros? –sabía a qué se refería. Después de lo de ayer, siento que va a preocuparse más por mí cuando esté seria como ahora..., y eso es algo molesto.

–No, estoy bien. No te preocupes. ¿Y tú qué tal?

–Já, ¡deberías haberla visto! Prácticamente todas las chicas la acosaban pensando que era un nuevo alumno y el profesor casi muere a causa de la risa que le dio verla –contó divertida Ayami.

–No es divertido.

–Claro que lo es... –en ese momento un par de chicas se acercaron a la mesa murmurando y riendo por lo bajo.

–¡Na... Nakamoto-san! –exclamaron ellas, lo que alarmó a Suzuka.

–¡Hai! –respondió levantándose de repente–. Ah, digo... ¿Qué sucede, Rina-san, Harumi-san?

–Sólo queríamos darte esto –los ojos de Suzuka brillaron al ver que las chicas traían dos cajas de leche–. Sabemos que te gusta mucho, así que pensamos en darte las nuestras.

–¿De verdad? –esta idiota suena como un niño cuando le das un dulce–. Gra... gracias –dijo tomando las cajas.

–No necesitas agradecernos...

–Bueno, mejor nos vamos así pueden comer tranquilas. Nos vemos en clases, Nakamoto-san, Ayami-san.

Y con eso dicho las moscas por fin se fueron. Suzuka las vio alejarse e inclinó un poco la cabeza de lado.

–Mmm... me pregunto por qué de repente me llaman así –murmuró extrañada, aunque al parecer muy feliz con lo que le dieron.

–Uff, Suzuka, sigue así y dentro de poco conseguirás una novia..., o varias –no entiendo por qué a Ayami le divierte toda esta situación y menos entiendo por qué a mí no, cuando normalmente sería yo quien moleste a la nerd de esa forma.

–Ya cállate, Ayami. Deja de decir cosas raras.

–No digo nada raro, se nota que tu nuevo "yo" le encanta a esas chicas, ¿verdad? –comentó mirándome.

–Ah... –¿por qué me cuesta reaccionar?, ¿y por qué me pregunta a mí eso?... Como si me interesara–. Sí... sí... al parecer es así.

–¡No te unas a ella Moa-chan!

–Pero tiene razón...

–¡Oye! –exclamó mirándome indignada unos segundos y luego suspiró–. Bien, no importa.

–Kikuchi-san –me llamó Ayami.

–¿Qué?

–¿De verdad te encuentras bien? Es extraño que estés tan calmada, no devores tu comida y mucho más que no molestes a Suzuka.

–Sí, lo estoy –dije. Aunque realmente no es así. Estoy sintiéndome mal otra vez..., tengo una sensación dentro de mí que está molestándome. Es como si me sacaran las energías y todo el buen humor que tenía esta mañana se fuera lejos; aunque esto realmente no me preocupa demasiado. Pero sí me hace enfadar no saber qué está sucediendo.

–Moa, ¿seguro estás bien? –preguntó Suzuka acercándose a mí y tocando mi frente, como intentando verificar que lo que decía fuera cierto.

¿A quién elegirás? "Cuando el destino interviene" [en corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora