16

241 24 10
                                    

Moa PDV

Bueno aquí estoy, con un "hombre" que actúa como niña. No sé que voy a hacer con ella. Todo lo toma demasiado en serio...

–Ya cálmate el efecto solo durará unas horas –dije tranquilamente luego de ponerme una blusa.

–¿Unas horas? ¿No me dijiste que solo sería una?

–Eh, sí, verás... tuve que decirte eso o sabría que te alterarías más. No tendría que habértelo dicho nunca ahora que lo pienso –luego de mencionar aquello vi una cara de extrema preocupación en ella. Realmente es muy divertido verla haciendo todas sus expresiones siendo hombre–. Cálmate, de verdad no es nada grave.

–Eso lo dices porque no sientes lo que yo estoy sintiendo.

–Ya, ya... ven, siéntate aquí –ella vino donde yo estaba y se sentó en la silla de mi escritorio como le dije.

–Olvídate de toda esta situación por un rato, ¿sí? Mientras más lo pienses será peor... –se nota que ella no quiere hacer contacto visual conmigo, como si estuviera avergonzada o algo por el estilo–. Vamos, hazlo. A ver... cuéntame algo, como siempre lo haces. Te gusta hablar siempre, ¿no? Pues hazlo ahora y así cuando te des cuenta el efecto se habrá ido –comenté dándole una sonrisa–. Aunque no te garantizo que no vuelva a aparecer –susurré.

–¿Qué dijiste?

–Ah, nada. ¿Y entonces? ¿No tienes nada nuevo para contarme?

–Mmm... no me gusta ser hombre.

–Te dije que no pensaras en ello, agh... –me quejé rodando mis ojos–. Por cierto, ¿tu transformación fue completa?

–¿Completa?

–Sí, me refiero a que si eres totalmente un hombre.

–Pues sí, ¿que no me ves?

–Pues no, no puedo ver todo.

–¿A qué te refieres? –su cara de confusión duró unos segundos y luego cambió a una de vergüenza–. Oh, tú... ¿tú te refieres a "eso"?

–No lo sé, ¿qué es "eso"? –pregunté despreocupada mientras miraba un libro.

–Pu... pues, tú sabes... eso.

Levanté mi vista junto con mis cejas tratando de aguantar la risa. Obviamente sabía lo que quería decir pero me quería divertir con ella un rato.

–No sé a qué te refieres.

–Mmm... No importa, olvídalo.

–Por cierto, ¿qué harás mañana con la escuela?

–No iré, definitivamente no iré hasta que esto no se me pase.

–No seas idiota, no puedes faltar por cuatro semanas. No, espera, tomaste doble dosis... bueno, de todas formas no puedes faltar por casi dos semanas completas. Tal vez sea menos tiempo, pero de todas formas no hagas algo tan estúpido, vas a retrasarte en tus clases.

–No me importa, no quiero que ve vean así.

–¿Por qué no? No tienes nada del otro mundo, solo eres hombre ahora –expliqué mirándola tranquila.

–Mmm –musitó para luego hacer silencio unos minutos en los cuales yo leía–. Pero... –habló de repente–. Aún si quisiera ir no puedo.

–¿Por qué no? –cuestioné sin entender.

–Porque soy hombre ahora.

–A veces me iluminas con tus conocimientos –acoté interrumpiéndola.

¿A quién elegirás? "Cuando el destino interviene" [en corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora