Inmortal© [BNHA Fanfic]

Capítulo 1

P r o p u e s t a .

Caminaba atenta a cualquier cosa, admirando con aires de cansancio cómo las personas caminaban apuradas, mascotas felices con sus dueños, estudiantes conversando, entre otras características que conformaban el todo.

La multitud era tan inmensa que por donde pasabas te empujaban.

Admiré el hecho de vivir en un bosque, nada odiaba más que las multitudes.

Iba de visita a ver a un amigo: Gran Torino, ese era su nombre de Héroe, pero la mayoría del tiempo lo llamaba 'viejo', únicamente para demostrar nuestra confianza, o al menos así lo veía yo.

Toqué la puerta, para luego de unos segundos ser abierta por él.

Entré sin saludar y me senté en uno de sus sillones.

-¿Qué contás, viejo? - a consecuencia de decirle así recibí un fuerte golpe de su parte- ¡Oye! - dije acariciando dramáticamente la zona afectada- Pero ya, ¿por qué me llamaste?

-Ignoraré el hecho de que te comportas como una maleducada e iré directo al punto. Te he llamado para ofrecerte una oferta.

Ladee la cabeza confundida, tal como si fuera un pequeño gato confundido.

-¿Qué clase de oferta?- lo mire con completa curiosidad.

-Trabajar en la U.A -Me dijo, pero como vio que seguía sin entender, prosiguió- Trabajar como profesora, idiota -dijo con obviedad- ¿De qué más si no? ¿De vendedora de helados?

-Bueno, en realidad podría haber sido de cocinera para el comedor -dije, el viejo solo puso los ojos en blanco.

-Bueno ya, ¿aceptas o no?

Pensé mi próxima decisión, ser profesora siempre había sido uno de mis sueños, enseñarle a mis alumnos y luego sentirme orgullosa por sus logros, sin importar los mínimos que sean. Aunque nunca pude serlo debido a las guerras de poderes que habían en esas épocas, fue una suerte que haya terminado de estudiar correctamente.

Con eso en mente aceptaría, pero si lo hacía, ¿qué iba a enseñar?, yo no tenía un poder notable -por así decir- como para enseñar habilidades de quirks.

-Sabes cuánto me gustaría aceptar eso- dije con una sonrisa - pero si lo hago, ¿qué voy a enseñar? No tengo un poder que me sirva en la enseñanza.

-Nedzu ya te conoce y sabe de tu poder, si te da esta oportunidad es por algo -dice con tono cariñoso, lo que me pareció raro, pero de todas formas no dije nada- La carta decía que ibas a enseñar "Combate sin poderes".

-Lo pensaré -dije mientras él me entregaba una planilla para completar.

-Como quieras, si aceptas tienes que ir mañana antes del medio día a la Academia con la planilla completada -dijo, y drásticamente cambió de tema quitando el ambiente de paz que había- Ah, por cierto, estoy entrenando al nuevo sucesor del One For All.

-¡¿Eh?! ¿¡Y cuando pensabas decírmelo!? - exclamé entre enojada y sorprendida- ¡¿Cómo se llama?! ¡¿Cómo es?! ¡¿DÓNDE VIVE?!

El viejo solo sonrió y eso me desespero más.

-Ya, ya -dijo intentando calmarme- Se llama Midoriya Izuku, pelo verde y ojos del mismo color. Y no te voy a decir dónde vive para que después no vayas a acosarlo. -dijo con un tono burlón en su voz.- Es un chico con buenos sentimientos, pero eso va a corromperlo algún día. Es demasiado sensible. -Terminó de decir con notable preocupación en la voz.

-Bueno, todos los herederos del One for All empezaron así, y siempre terminaron en el tope de los mejores héroes- dije con una sonrisa para despreocuparlo y aligerar el ambiente.

Cuando salí de aquella vivienda -si se podría llamar así, ya que estaba casi en ruinas- ya era de noche porque me había quedado a comer con él.

Llegue a la cabaña que tenía en el bosque, la cual me la había hecho un muy viejo amigo.

Abrí la puerta con la llave y pasé. Me senté en la pequeña mesa, y puse una lapicera y la planilla arriba de esta.

Empecé a llenar la planilla, realmente quería cumplir mi sueño de ser profesora.

Iba a probar durante un mes, si resultaba seguiría y si no, pues no. Aunque también me inquietaba cómo iban a tomar mi forma de adolescente los alumnos, pero luego me calme y me dí palabras de aliento a mí misma.

«No es que realmente me importe su opinión, así que se van a tener que conformar con lo que hay»

Seguí los pasos al pie de la letra, sin saltearme ninguno para no causar algún error.

Iba a ser difícil acostumbrarme totalmente, hace ya tiempo que no trabajaba.

Por mera suerte, me aceptó la planilla el director, y solo esperé la aprobación.

La semana siguiente, iba a empezar mi nueva vida.

Un nuevo trabajo.

Un nuevo comienzo.

Y así llegar finalmente, a la línea de meta que marcaba el término de esta vida, para renacer y empezar un nuevo fin.

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