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Este chico comienza a agradarme, aunque no del todo, es algo... como decirlo sin que duela, molesto. Quiere saber todo de mí y hasta me está rogando para que le cuente más sobre mi vida privada, por Dios quien se cree.

— Yo te conté mi vida entera, ¿Por qué tú no puedes contarme la tuya? — se acercó a mí.

— Nadie te obligó a que hablaras, tú sólo quisiste hacerlo, ahora yo no quiero hablar y punto.

— Por favor, ¿Tienes hermanos? ¿Algún hobbie? — me miró.— Algo de eso...

— Bien, tengo un hermano mayor que apenas veo porque vive en otro continente, mis hobbies son nadar, si en la piscina y eso, dibujar, leer, escribir relatos cortos sin sentido alguno y bailar.— solté.— ¿Feliz?

Su cara de asombro me causaba gracia, tengo que admitirlo, pero ¿Por qué se asombra tanto?

— ¿Estás en el taller de natación de la escuela?

— Si, ¿Tú no?

En la escuela, además de las materias escolares teóricas había talleres donde uno podía relajarse en los recesos u horas libres, además de los fines de semana o feriados donde también se puede entrar en la universidad. Creo que esa es una de las razones por las que amo la escuela.

— Si, casi toda la escuela está en ese taller, aún así no me creo como es que yendo a la misma universidad nunca nos habíamos visto.— ladeo la cabeza.

— Ya, lo entiendo. Es que soy algo muy invisible.

Se quedó pensativo.

—Oye.— me miró.— ¿En tu año va un chico llamado Andrew Smith?

— Si, es amigo mío, ¿Por qué?

— Solo dime que si te acercas a mí no vendrás con él y me quedaré tranquila.— cerré los ojos esperando una respuesta.

— Está bien pero, ¿Por qué?

— No te incumbe, solo no te me acerques si estás con él.

— Mhm... bueno.

— Bien.

Nos quedamos en silencio por un par de largos minutos, era algo incomodo, al menos para mí ya que Adam me miraba y demasiado. Como si me escaneara para luego hacer un clon exacto de mí, recordando cada parte de mi existencia.

— ¿Tienes novio? — soltó de repente.

— No.

— ¿Segura? — alzó una ceja divertido.

— ¿Por qué lo dices? — lo analice.

— Por el chico que salió de aquí antes de que yo entrara.

— Es mi mejor amigo.

— Bien, entonces seguiré con mi plan.— sonrió inocente.

— ¿Plan?

Obviamente no tenía nada de inocente y pobrecito, algo estaba tramando.

— Conquistarte.

— Vamos, si es algún tipo de apuesta con alguno de tus amigos, lo siento pero no lograrás tu cometido nunca.— iba a hablar pero lo interrumpí.— Nun-ca.

— ¿De verdad crees que apostaría enamorar a una chica? Soy un estúpido ¿Sabes? Pero no llego a esos extremos.— reímos.

— Me parece bien.

La chica de la cinta negra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora