*ARIES* Capítulo 1.

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Siempre pensé que iba a pasar toda mi vida en aquella jaula. Llegué a acostumbrarme a estar entre rejas, incluso hubo un momento en el que empezó a agradarme. Ahora, que he salido y he respirado profundamente vientos desconocidos, pienso cómo pude ser tan idiota de creer que aquello estaba bien. No lo estaba. En absoluto. Ahora seré una nueva persona. Tendré nuevas aspiraciones. Nuevas metas. Nueva vida. Me olvidaré de mi anterior yo. Y nunca más miraré a atrás.

Ya estaba cansada de estar sentada. Después de casi cuatro horas, el tren seguía recorriendo a gran velocidad desolados paisajes que, de vez en cuando, con mi cámara, les hacía algunas fotos. Mientras escuchaba canciones de The Cure, observaba caras que iban y venían en cada parada, rostros que nunca antes había visto, y seguramente no las volvería a ver. Aunque supongo que eso no importaba mucho, cuando pasaban esos segundos de atención, cada uno seguiría su vida como si nuestros caminos nunca se hubieran cruzado.

El tren al fin llegó a la parada en la que debía pararme. Antes de levantarme me pregunté si podría quedarme hasta la siguiente, y de esa a la siguiente, y luego a la siguiente de la siguiente. Quizás así podría llegar al fin del mundo. Entonces recordé que mi hermano me estaba esperando. Cogí mi maleta y salí del tren. Todos, ilusionados, se reunían con sus familiares en la estación. Había mucha multitud ya que en pocos días sería noche buena. Miré a mi alrededor y no pude ver ningún rastro de Will. Saqué el móvil de mi bolsillo y encontré un mensaje suyo: "Lo siento, Ellie, no voy a poder ir a recogerte. Te paso la ubicación." Suspiré y caminé hasta la salida. Al salir me encendí un cigarrillo y comencé mi largo camino hasta el piso compartido de mi hermano.

Al llegar hasta el punto que me indicaba el gps, toqué uno de los timbres del portal. Una voz de hombre me respondió.

- ¿Quién es?

- Busco a William Callen.

- ¿William Callen? Dile a ese cabrón que baje el volumen de su guitarra y se ponga a trabajar. -Colgó el telefonillo, indignado.

Estaba claro que Will no tenía muy contentos a sus vecinos. Conociéndole seguro que, si se lo hubiera dicho, esa misma noche hubiera organizado una fiesta. Sólo para joder. Toqué el timbre de al lado.

- ¿Si?

- ¿Will?

- ¡¡Will!! ¡¡Tu hermana ha llegado!! – Se escuchó de fondo. Luego se volvió a poner al telefonillo. -Sube. -Se abrió la puerta.

Al subir numerosas escaleras con la pesada maleta -porque no tenían ascensor- pasé a la casa con la puerta abierta. Un chico de la misma edad que mi hermano -20- apareció por la entrada. Tenía puesto un delantal y sostenía una sartén.

-¡¡Hola!! ¡Soy Peter!

-Ellie.

-Lo sé. ¡Will me ha hablado de ti! -Dejó la sartén en la cocina y volvió para ayudarme con la maleta. - La dejaré en tu nueva habitación.

-Gracias.

Peter se llevó mi maleta y yo aproveché para dar un vistazo a la casa. No es que fuera grande, pero tenía estilo. Eso sí, estaba muy desordenada. Pasé al salón y allí me encontré a William sentado en el sofá, escribiendo algunas partituras sobre la mesita.

- ¡¡Ellie!! -Se levantó y me dio un fuerte abrazo. – Joder, te he echado de menos. -Me soltó y me miró con seriedad. - ¿Qué tal has estado por casa?

- Bueno, como siempre -Emití una corta y forzosa risa.

- Siento que hayas tenido que aguantar tanto, pero no te preocupes, aquí todo es perfecto.

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