Las luces de la ciudad ya asomaban en el horizonte y la luna estaba en su punto más alto. Todos estábamos callados, la música estaba alta y se respiraba algo de incomodidad. Miré en los asientos traseros, Ellie estaba profundamente dormida. Peter estaba concentrado en la carretera, pero yo sabía que no paraba de darle vueltas a todo lo que había pasado. Aún no podía creer que vinieran a por mí. Miré a Peter, seria, y pareció como si él pudiera notarlo, pues él también me miró. Le sonreí, apunto de llorar.
- Perdóname.- Notaba como las lágrimas estaban a punto de caerse por mi cara. - Ojalá pudiera cambiar las cosas.
- No has echo nada malo, Donna. Dejemos que el tiempo decida.
Bajé la ventanilla y apoyé la cabeza en la puerta, para sentir más el frío en mi cara, luego me quité las lágrimas de los ojos. Ya podía sentir ese ambiente en el aire, se notaba que era sábado, aunque tenía el presentimiento de que para mí, aquel sábado no iba a ser como uno cualquiera.
Peter aparcó frente a su piso, despertó a Ellie, que se dió especial prisa en bajarse del coche y subir las escaleras para pillar cuanto antes la cama. Peter y yo íbamos detrás de ella, que en cuanto abrimos la puerta principal desapareció dentro de su habitación. Nosotros nos dirigimos al salón, donde Will nos esperaba, sentado en el sofá. Nuestro choque de miradas duró más de lo habitual. Peter pareció percatarse de ello.
- Será mejor que os deje solos.- Se retiró a su cuarto.
Dejé la mochila en el suelo y me senté a su lado. La situación se estaba haciendo más incómoda porque ninguno de los dos decía nada. Después de otro silencio incómodo, tomé la iniciativa.
- ¿Qué tal has estado sólo en el piso?
- Chad estuvo aquí casi todos los días. - Clavó la mirada en el suelo. Volvió a mandar el silencio.
- Will... No sé si escuchaste mi audio, pero necesito decírte-.
- No fui el único que lo escuchó, por desgracia.- Me cortó.
Miré hacia el pasillo donde estaba la habitación de Peter. A pesar de haberlo escuchado, quiso venir a por mí. Eso me conmovió. Will siguió, mientras yo me quedé pensativa.
- Se suponía que éramos amigos.
- Y lo somos, lo prometo. Pero no puedo evitar lo que siento. Ojalá fuera así.
- Más vale que te alejes de mí. - Lo dijo de una forma muy seca y borde. Sentí como mi corazón daba un vuelco.
- ¿A que viene eso? - Mi voz temblaba. - ¿De verdad piensas que no podrías quererme igual? - Me miró a los ojos.
- Estás de broma, ¿No? - Soltó una risilla forzada. - No te soporto, es la verdad.
Me quedé en shock. Su desprecio me descolocaba, pero no quería aceptar lo que me estaba diciendo, ese rollo no era su estilo.
- Mientes. Tú no eres el Will que conozco. - Me lancé y le besé descaradamente, a los pocos segundos él me empujó para atrás con fuerza, levantándose.
- Quizás es que no me conoces lo suficiente.
Tardé unos instantes en asimilar lo que acababa de pasar, poco a poco la ira empezó a subir por mi garganta y tan brusco como pude me levanté, cogí mi mochila y me fui de allí, cerrando con tal portazo que debió de sonar por todo el edificio.
Al salir me encontré al vecino de enfrente plantado frente a su puerta, parecía que acababa de sacar la basura al pasillo. Le miré con superioridad y le esquivé para bajar las escaleras.
Sequé mis lágrimas antes de entrar a casa. Mis padres estaban viendo la televisión tranquilamente, sólo podía verles la espalda desde mi posición.
- Cariño, ¿Eres tú? -preguntó mi madre sin girarse.
- Si, mamá. He vuelto.
- Que bien, cielo. Hay lasaña en la nevera. - Dijo mi padre, que tampoco se dio la vuelta. - Mañana tenemos una fiesta importante, ve pensando en lo que te vas a poner.
-Que sea elegante, ya sabes que tenemos que dar buena impresión.
No respondí, directamente me subí a mi cuarto y me tumbé en la cama, a oscuras, a meditar de todo aquello.
Mis padres ni se habían dado cuenta de mi cara hinchada por tanto llorar y el chico del que estaba perdidamente pillada me acababa de decir literalmente que me odiaba. Sentí que estaba realmente vacía por dentro, como si no significase nada para nadie.Me dormí profundamente, quizás mañana sería mejor, o por lo menos, no estaría tan saturada de tantas emociones.
Me pregunté si Will sentía realmente lo que me dijo hacia apenas una hora; si lamentaba haberme echo tanto daño. Me dió por pensar que yo no le importaba en absoluto, quizás tenía razón, no le conocía realmente. ¿Acaso conmigo sólo fingía?A veces tan sólo quería tener un botón de reseteo en mi mente. No recordar nada de todas las cosas malas que me habían pasado durante toda mi vida. Sabía perfectamente que debía esforzarme por mejorar, aunque supusiera un agotamiento permanente. Era más agotador quedarme donde estaba y esperar.
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Juego de Sombras
General FictionAdéntrate en la vida de Ellie, Jake, Donna, Alice y Will, unos jóvenes que pretenden encontrarse a sí mismos y descubrir su lugar en el mundo. (Recomiendo leer en modo nocturno.)