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Cada embestida era brusca, como suele serlo. Joel estaba inmovilizado, su cuerpo le dolía, le dolían las marcas que dejaba Erick en su piel, pero aún así le gustaba el dolor. Le gustaba ser castigado por él, le gustaba que lo arañase, que lo mordiera, y que le palmeara el culo porque así era más caliente la situación. Duele, es doloroso siempre, lo quema muy dentro de él, y es por eso que sus ojos ahora estaban lagrimeando. La música estaba muy fuerte, por lo que podía gemir alto si quisiera, y lo hacía sólo porque Erick amaba escucharlo gemir.

Nunca había considerado lo mucho que le gustaba que Erick le hiciera daño, nunca se detuvo a pensarlo... nunca hasta este momento.

Luego de aquella noche donde ambos perdieron la virginidad, se ignoraron por unos días. Se esquivaban al verse, se morían de vergüenza por todo. Las ventanas de sus cuartos estaban una frente a la otra, razón por la cual se espiaban sin que el otro se diera cuenta. Eran las 2am cuando Erick vio que la luz del cuarto de Joel estaba prendida, y trepó por el árbol que dividía ambas casas, apareciendo en el balcón de su amigo. Golpeó el ventanal y Joel le abrió enseguida, casi asustado porque no se esperaba verlo allí.

"¿Qué haces aquí? Son las 2 de la mañana, estup-"

Erick no dejó que terminara la frase, porque se abalanzó hacia él uniendo sus labios casi desesperadamente. Joel correspondió al beso al instante, pero pronto reaccionó de lo que hacían y con sus manos en su pecho lo empujó, alejándolo de él.

"¿Qué haces? ¡No! Dijimos que sería sólo esa vez. ¡Vete!"

"Joel, estoy duro" dijo Erick sonando desesperado. "Estaba pensando en ti, y estoy duro"

"Bueno, hazte la paja. No vengas aquí"

"Pero-"

"No, Erick. No jodas, vete"

Erick le hizo caso a su amigo, se fue a su casa...y se masturbó.

Una tarde se citaron para hablar de la situación. Ellos habían prometido que nada cambiaría y que seguirían siendo amigos sin importar qué. Lógicamente algo cambió para ellos y ninguno quería perder la amistad del otro. Hicieron las pases, prometiendo que todo seguiría como antes.

Luego, ese mismo fin de semana, Erick lo invitó a jugar a la Play o mirar una película en su casa y luego se podría quedar a dormir si quisiera. Eso hacían siempre, quizá no estaría mal volver a tener la costumbre que tenían antes de que sucediera 'aquello'.

Luego de jugar y mirar una película, tiraron dos colchones en el suelo. Los dos se acostaron bajo las mantas, conversaron un rato, y luego apagaron las luces.

Joel no podía dormir, estaba inquieto porque Erick le provocaba cosas inexplicables. No sabía porqué, pero la idea de tenerlo tan cerca suyo y no poder hacer nada lo angustiaba. Los colchones estaban separados, pero uno al lado del otro. Erick intentaba pensar ‎en otras cosas, pero escuchaba la respiración de Joel muy cerca.

Había pasado media hora desde que apagaron las luces, y Joel notó que Erick se removió de forma nerviosa en su cama. Acabó por girarse hacia donde estaba Joel; el morocho notaba la cálida respiración en su nuca, señal de que estaban a escasos centímetros cerca. Intentó ignorarlo, pero no pudo, ya que su aliento comenzó a ponerlo caliente. Tímidamente se llevó su mano a su miembro notando que estaba comenzando a endurecerse, y empezó a acariciarse, tratando de no hacerlo muy fuerte para que Erick no se diera cuenta.

Mientras se tocaba se le venía a la mente los recuerdos de aquella noche que fue no hace muchas atrás y se ponía loco, le costaba tragar saliva. Desde esa noche no sintió la necesidad de hacerse la paja, porque estaba muy negado a la idea de recordar 'el pacto', pero al tener a erick a su lado otra vez, le fue inevitable la necesidad de hacerlo.

A los pocos minutos, escuchó su voz, susurrando muy bajito: ‎"Jo, ¿estás despierto?"

Se quedó callado unos segundos, y respondió: "Sí"

"¿No puedes dormirte?"

"No. ¿Y tú?"

"Tampoco."

"¿Por qué no puedes, Er?"

Se quedó callado un instante. Luego, respondió más bajito aún: "Es‎toy duro"

sHe ~Joerick~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora