ocho

3.9K 369 72
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

|| Noche de brujas.

28 de octubre de 1994.



Si alguien le hubiera dicho a un Dean Winchester de ocho años que un día despertaría deseando ver a Grace para poder besarla hasta que se le entumecieran los labios, él se habría reído a carcajadas en su cara, aunque claro no sin antes dejar muy en claro lo desagradable que las chicas (pero muy en especial Grace Carter) le parecía.

Sin embargo, el Dean de quince años no podía distar más de esos pensamientos. De solo recordar que existía un estricto horario para poder tener largas sesiones de besos con Grace sin que Bobby o Sam los atraparan, su corazón daba un vuelco emocionado y extasiado. Y todo él se sentía como si flotara en una nube cuando los labios con sabor a sandía de Grace tocaban los suyos; era la cosa más mágica y asombrosa de toda su existencia.

—¿Adónde vas todas las noches? —preguntó un curioso Sam mientras, junto a su hermano mayor, se cepillaba los dientes.

Dean escupió la pasta en el lavabo color beige y lo miró a través del espejo con su mejor expresión confundida.

Por las mañanas, a las 6:00 a.m. exactamente, tanto él como Grace salían de sus camas sigilosamente para encontrarse en el pasillo afuera de sus habitaciones (Bobby rara vez subía a dormir a su alcoba) y se besaban por media hora o hasta que oían al viejo cascarrabias preparando el desayuno o a Sam bajando de la litera. Por las tardes, Grace mentía sobre quedarse una hora o dos en la biblioteca de la escuela y Dean mentía sobre ir al arcade, así aprovechaban para encontrarse en el extremo más lejano del deshuesadero. Luego, por las noches, esperaban a que Sam y Bobby se durmieran para verse en el destartalado y viejo "cuartel general".

Dean estaba seguro de que había sido demasiado precavido cada que se escabullía para verse a escondidas con Grace.

—¿De qué hablas?

—Todas las noches te he escuchado salir del cuarto y cuando regresas, te la pasas suspirando como por una hora antes de quedarte dormido.

—No sé de qué hablas —mintió, esperando que solo él pudiera ver el súbito color carmesí en sus mejillas. ¿De verdad suspiraba tras su sesión nocturna de besuqueos con Grace?

ʜᴏʟʏ ɢʀᴀᴄᴇ - ᴠᴏʟ. ɪ | sᴜᴘᴇʀɴᴀᴛᴜʀᴀʟ (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora