|| Flores en San Valentín.
7 de marzo de 1992.
Seis meses exactos habían transcurrido desde la fatídica tarde en la que Dean Winchester la besó, no solo arruinando su cita con Archie, sino también creando todo un caos en su interior, causando que sus sentimientos se enredaran unos con otros y se convirtieran en un remolino sin sentido. No sabía cómo debería sentirse o qué pensar al respecto. Quería odiarlo, quería golpearlo por haber arruinado su cita con el chico más popular de la escuela, pero de solo pensar en él, su corazón latía más rápido de lo normal y el fantasma de sus labios aprisionando los de ella le provocaba un extraño cosquilleo en el estómago.
Aunque le costó admitirlo, ya no había forma de negarlo. Le había gustado el beso, la calidez de los labios de Dean y el sabor a goma de mascar que a veces juraba aún podía sentir.
—¿Por qué estás tan callada? —cuestionó Colin, sentado en el sofá individual de su sala con un vaso de ron entre sus manos.
Usualmente no bebía frente a su sobrina nada que fuera más fuerte que una cerveza de dos dólares, pero hacía dos horas que regresó de una cacería en donde, a pesar de lo mucho que se esforzó, no consiguió salvar a todos los miembros de una familia. Necesitaba atontar a su cerebro con alcohol, lo suficiente para no pensar demasiado en el asunto ni en lo mal que le hacía sentir.
Grace, que estuvo parada en el mismo sitio por al menos cinco minutos sin decir nada, dio un paso hacia su tío.
—¿Estás bien? —le preguntó al notar que la botella de ron descansaba sobre la mesita circular junto al sofá.
—Lo estoy —mintió sin problema, enarcando una ceja hacia su sobrina—. ¿Tú estás bien?
—Si. No. Si... No lo sé —ella titubeó.
Mirándola fijo, Colin se enderezó sobre su asiento y dejó su vaso de ron junto a la botella. Ahora estaba preocupado por Grace.
—¿Pasó algo mientras estuve fuera?
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ʜᴏʟʏ ɢʀᴀᴄᴇ - ᴠᴏʟ. ɪ | sᴜᴘᴇʀɴᴀᴛᴜʀᴀʟ (EN EDICIÓN)
Fanfiction[Libro #1 de la trilogía "ʜᴏʟʏ ɢʀᴀᴄᴇ"] Grace está destinada a estar con él. Dean está destinado a estar con ella. No obstante, ninguno sospecha en lo más mínimo que los hilos del destino y sus vidas son manejados por fuerzas superiores a...