012

1.3K 126 17
                                    

Estaba en la puerta. No tenía muy claro que iba a decirle, tampoco tenía claras mis emociones.  Había pasado de amarle a odiarle. A odiarle más que a nada, sentir el rencor recorrer todas mis venas.

Había pasado la noche entera llorando, tenía un aspecto horrible pero eso no me preocupaba para nada.

Pegué con el puño tres veces en la puerta y en menos de diez segundos lo tenía delante de mi.

Me miro de arriba a abajo y puso una mueca de desaprobación. No me importaba, no me importaba nada de él.

—¿Qué te pas... —No le deje acabar porque me abalancé sobre el.

Lleve mis manos a su pecho y le empuje, haciéndole entrar en casa, entonces le empecé a pegar puñetazos en el mismo lugar, hasta que le detuvo cogiéndome por las muñecas.

—¿Que haces?¿Que mosca se te ha metido en la cabeza? — dijo mientras me miraba.

—Eres un gilipollas, ¿creíste que nunca me iba a dar cuenta eh? ¿Creíste que haciéndome creer que había sido Diego te salvarías? Fuiste un estupido al pensar que la verdad nunca saldría a La Luz, ¡Me mentiste Joder! ¡Me mentiste!— grité. —¡Me hiciste odiar a mi mejor amigo!

—¿Y tú le crees? — exclamó empujándome contra la pared.

Me frote la espalda y el se acercó a mi.

—¿Vas a creer lo primero que te diga ese drogadicto?¿Lo vas a hacer? —Parecía estar volviéndose loco. — ¿Antes que a mí? He estado más de un año a tu lado ayudándote a superar a ese imbecil y ahora ¿me vienes con esto? Aunque lo hubiera hecho yo, ¡estuve a tu puto lado todo el tiempo, eso habrá servido de algo!

—Lucas dime la verdad —dije sollozando, no me gustaba la forma que estaba tomando la conversación.

Lucas tenía aspecto de loco, de ser capaz de hacer todo lo que se propusiera, y si se proponía hacer algo malo, lo haría.

Se acercó más a mi y sonrió cínicamente pero su expresión indicaba malicia. Me cogió de las muñecas y las estrelló contra la pared.

—No eres quien para decirme lo que debo hacer — dijo mientras reía.

—Lucas—gemí — me estás haciendo daño.

Nunca lo había visto así, estaba realmente asustada, tenía miedo.

—¿Y que? ¿Que me vas a hacer?— dijo mientras apretaba más mis muñecas contra la pared —Sabes, si mate a tu hermano. No fue algo que quise hacer, pero fue algo que ocurrió.

Me soltó y me empujó tan fuerte contra la pared que caí al suelo aturdida.

—¿Ahora que vas a hacer? ¿Llamar a la policía? ¿Es eso lo que quieres? ¿Que me metan en un correccional por tu culpa? ¿Por culpa de tu hermano? ¿Por haber sido el camello? El se mato, ¡Mierda! —dijo mientras se agachaba y se ponía frente a mi.

Me coloco un dedo en la barbilla y me levanto la cabeza para que le dirigiera la mirada.

—Me das asco— le escupí.

—Eres valiente. ¿Sabes? Solo dos personas habían conseguido sacarme de quicio como tú lo estás haciendo, una tu, y otra tu hermano. Viene de familia, dijo mientras sonreía enseñando sus dientes.

Pego un puñetazo a la pared a mi lado y yo me estremecí.

—Pero ¿sabes que? Tú no vas a decir nada, a menos que quieras que te hagan daño. Aunque bueno, igual eso te gusta.

—¿Me estás amenazando? —dije y el se levantó suavemente.

—Algo así —dijo mientras se dirigía a las escaleras, se sentó en ellas.

No podía creer lo que estaba pensando, nunca había pensado que Lucas pudiera llegar a ser así. Había sido un camello, se había drogado, pero nunca pensé que estuviera tan loco como para hacer esto.

—Se que debes de estar pensando que estoy loco, que tengo problemas mentales o algo así— río sonoramente — puede que los tenga. He estado actuando más de un año para asegurarme de que no descubrías nada, nunca me gustaste, nunca te quise, cuando te besaba, lo hacía con asco. Tú me das asco.

Me levanté y me dirigí hacia la puerta, las escaleras estaban enfrente de esta.

Estaba sumergido en la oscuridad y realmente tenía una sonrisa de psicopata.

Me agarró del brazo, clavándome las uñas y me atrajo hasta el.

—Esto no se lo vas a contar a nadie, tampoco que yo mate a tu hermano. Si lo haces, despídete de todos tus amigos porque no los volverás a ver— me estaba haciendo daño, mucho daño, arrastro las uñas hacia abajo Antes de soltarme resquebrajando toda la piel de mi brazo.

—No te tengo miedo— le escupí otra vez, con más ganas y fuerza, y salí de aquella casa.





No me gusta demasiado, pero aquí tenéis el capítulo que os prometí, vienen más y mucho mejores.
-Sara

Skittles || Lil XanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora