Erase un día completamente tranquilo en Fairy tail.Por mucho que se cueste creer, en aquel peculiar y revoltoso Gremio, no andaba metida en peleas desastrosas o demandas por daños a posibles destrozos en la ciudad de Magnolia o algún otro sitio.
No.
Todos estaban disfrutando de una calma que no podía ser interrumpida por ninguna otra persona, ¿y qué porque?, se preguntaran todos, lamentablemente no podre explicar todo lo acontecido en un pequeño párrafo o en algún solo pedazo de texto, no, tendremos que volver un poco atrás en el tiempo.
Tres semanas para ser precisos.
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Tres semanas antes…..Gremio Fairy tail….
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Era cualquier otro día en el Gremio de Fairy tail, mesas, sillas y cerveza era lo único que se podía ver con claridad y oler, si es que no toleras esa clase de hedor será mejor que no trates de imaginarlo porque se te resultara difícil creer tal magnitud de hedores.
El gremio se encontraba enfrascada en otra de sus muchas peleas destructoras, ¿la razón?, no la había, solo estaban peleando por mero capricho de los magos. Algunos yacían en la enfermería completamente inconscientes, otros con leves quemaduras en el cuerpo y otros más que se encontraban atrapados en cubos de hielo, siendo así una pelea solo protagonizada por dos magos que sin también saberlo, estaban ya casi a las ultimas.
Un mago de fuego, quien será el protagonista de esta intrigante historia, que se encontraba noqueando a los magos que se le ponían delante o solo lo estorbaban.
Un mago de hielo, que solo contara con un papel no muy importante, que estaba haciendo resbalar con su magia a sus contrincantes que solo le estorbaban de su verdadero objetivo.
Lamentablemente su ansiada pelea jamás llegara o al menos no en ese momento.
-Estúpidos hijos dejen de destrozar el gremio!.- grito desde la barra cierto sujeto de edad muy adulta con una inusual estatura.
Aquel extraño y poderoso ser no era ni nada menos que el Maestro del gremio de Fairy Tail, quien en ese preciso momento se encontraba ya algo pasado de copas pero sin perder la compostura. Yacía subido encima de la barra intentando poder calmar a aquellos salvajes que por mucho que le cueste admitir eran parte de escandaloso gremio.
Lamentablemente sus peticiones fueron ignoradas olímpicamente y sin poder hacer más dio media vuelta y comenzó a beber de manera frenética ya que si no puedes con una multitud agresiva lo mejor era….unírteles.
Pero antes de que también el maestro entrara a la pelea para ponerle fin el mismo, una voz se hizo escuchar, voz que sin creerlo pudo calmarlos.
-Quien demonios aplasto mi hermoso y delicioso pastel de fresas!.- grito una histérica Erza que en esos precisos momentos estaba cubierta con un aura que daría más miedo en comparación con la de Agnologia.
Instantáneamente y sin creerlo, aquellos magos regresaron a sus asientos como un rayo, cosa muy graciosa porque Laxus estaba temeroso de que Erza creyera que él también estaba involucrado, ya que él solo estaba teniendo una formal charla con la mayor de las Stratus.
-Acaso…fueron ustedes!.- aquellas palabras sonaron más una aclaración que una pregunta, pregunta que era dirigida a los últimos dos en poder sentarse.