-Señor, ya tenemos todo listo para cuando usted ordene.- hablo un soldado hacia una persona que se encontraba sentado en lo que parecía ser un trono, soldado que vestía una armadura color fuego con destellos del color de la sangre.El hombre asintió solo con dirigirle la mirada mientras le pedía con la mano que se retirara. El soldado acato la orden y con disciplina salió del lugar dejando solo a aquel hombre.
Cuando lo salió, rápidamente se puso de pie mientras dejaba caer su larga y fina capa color oscura, camino entre las sombras pasando por pasillos oscuros y vacíos de gente, se veía decaído el lugar como si solo aquel hombre fuera el único que habitara el lugar.
Llego hasta una puerta y sin perder tiempo la abrió con ambas manos, entrando, dejo la puerta abierta como si no le importara que la gente que pasara lo viera, aunque de verdad no había nadie más que él.
Camino con tranquilidad hasta llegar a una gran chimenea con todo tipo de arreglo, lo único que sobresalía de eso, era que las flores estaban marchitadas. Se dejó caer en su suave y gran sofá que estaba lo más cercano al calor de la chimenea y con ellos sus ojos se perdieron entre las llamas que brotaban de ahí.
-No sé si lo que hago es correcto...Madre.- decía con una voz quebrada sin apartar la vista.- Hace poco tiempo que tú y mi padre me abandonaron dejándome solo con el poder de dirigir a este enorme Reino.
Sus ojos comenzaron a cristalizarse mientras la corona en su cabeza caía al piso sin que nadie lo volviese a tocar.
-El mundo es injusto, murieron sin que estuviera con ustedes justo el mismo día en que ella me... Creo que al final te equivocaste sobre ella madre, al final solo era tal y como mi abuelo me contaba que eran las mujeres de ese Reino....Frías como el hielo.
-Pero no te culpo, desde que nací siempre me decías que jamás juzgara a las personas por sus diferencias y más cuando estas eran demasiados obvias, Padre siempre me dijo que debía cuidar muy bien lo que llevo aquí adentro.
Se tocó el pecho a la altura del corazón.
-Fue el único consejo que el medio.....y el único que jamás escuche.
Las lágrimas comenzaron a salir.
-Ella....me mintió. Aunque a quien engaño yo ya lo sabía, sabía que en su pasado siempre estuvo enamorada del príncipe del reino de hielo, sus diferencias jamás fueron muchas, aun cuando ella sufría por él, y el jamás ni siquiera la volteo a mirar, creí que podría hacerla feliz, que nuestro mundo no era tan distinto como el mundo siempre pensaba, creí que.....me podría amar.
Ni siquiera se molestó en llevarse las manos al rostro. Sus lágrimas caían cada vez más fuerte.
-Justo cuando iba a decirle que tú y padre aprobaban lo nuestro ella simplemente.....me destrozo el corazón. Ahora no se si lo que hago en correcto, pero se lo merece, se lo merece ella y todo su maldito Reino!.
-Se levantó con fuerza mientras sus brazos se bañaban en fuego.
-Primero será su...''Príncipe'' y su Reino, y con su caída, el de ella y su familia también caerán, al menos caerán juntos.- dijo con veneno en su voz.- No me detendré. Solo espero, estar haciendo lo correcto.
Con una mirada perdida salió de ahí sin rumbo.
El mundo lo conocería y con el.... Su sufrimiento.
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