|Capítulo 60|

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Mila estaba sentada en el umbral de su puerta... la entendía. De verdad lo hacía; así que me acerque a ella y, sentándola sobre mi regazo y recostándola en mi pecho la abracé y lloramos juntos.

-Ya pasó un año... nuestra niña ya tendría un año.

-Lo sé. Lo sé preciosa.

-La extraño. Puede que ni siquiera la hubiera tocado una vez, pero la amaba y la extraño.

-Yo igual amor... la extraño demasiado.

Y como tanto había extrañado hacer, la besé.

Mi Valiente Princesa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora