Capitulo 4

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- Estás loco... - susurró ella. Completamente extasiada. Tenía la cabeza de Baggio en su pecho, tenía su lengua sobándole los senos y sus dientes mordiéndole los pezones. No podía reaccionar, era un jodido encantamiento.

- Quiero hacértelo. – le dijo él. – si después de eso no quieres más... lo voy a aceptar...
De pronto, las puertas del departamento resonaron. __________ abrió y cerró los ojos. Todo el mundo había desaparecido mientras Baggio había estado junto a ella. Él soltó sus piernas, dejándolas caer contra el suelo, se acomodó la ropa... joder, nadie podía interrumpirlo en un momento peor. Nadie, nadie, nadie. Cabreado, se acomodó el cabello, tratando de hacer que la erección se le bajara. Abrió la puerta.

- Coño, ¿Por qué no contestas el teléfono? – Robert, el jefe de Baggio entró al departamento. Sentía el ambiente demasiado caliente, es que no tenía idea de lo que había estado a punto de suceder ahí. – te he estado llamando todo el maldito día.

- Perdone señor. – se disculpó Baggio. Cerró las puertas una vez que Robert entró al departamento.

- Robert Williams. – saludó a __________, estirando su mano, cuando ella hizo lo mismo para estrecharlas... este le dio un gran beso en la mano. – encantado de conocerla, señorita Anderson. – ella sonrió, sin saber de decirle, mientras Baggio observaba todo desde atrás. Y pensar que podría estar follándola justo ahora.

_______ reconoció de inmediato a ese hombre. Lo había visto antes, pero no tenía idea de dónde.

- Soy uno de los mejores amigos de su padre. – entonces todo recobraba sentido. Sí, lo había visto antes. Lo único era que no veía a su padre desde hace mucho y por lo tanto tampoco a sus amistades. – él se ha enterado de lo que está pasando con usted y su familia y me ha pedido que...

- ¿Qué? - ______ frunció el ceño. Esto no empezaba a gustarle para nada. - ¿es él quien ha hecho todo esto?

- Él solo quiere protegerla.

- Perfecto. – caminó rápidamente hasta la puerta, pero el cuerpo de Baggio le impidió el paso.

- ¿Por qué eres tan terca? Te vendría muy bien si escucharas un poco. – le dijo Baggio. Se había dado cuenta del bonito y especial carácter que tenía. Joder, se parecía mucho a él.

- No quiero escuchar ¿vale? Yo no quiero nada de mi padre, que se ocupe de él mismo y de su putísima vida.

- ______. – Robert se paseó por el departamento. No quería en lo absoluto asustarla, pero era lo que ella necesitaba para quedarse callada. – voy a ser claro con usted. – trató de encontrar su mirada. – usted no tiene de donde elegir. Está sola. Tiene a penas diecisiete años y no tiene a absolutamente nadie. – después de unos segundos, pudo encontrarla. Sus miradas se cruzaron. Y todo... todo volvió a lo de antes. – sus familiares están muertos.

Un nudo se formó en la garganta de _______ Había sido el golpe más bajo que le habían podido dar.

- El asesino está suelto y amenaza con matar a alguien de su familia cada 24 horas y usted... - ________ agachó la mirada. El cuerpo se le volvió débil. No había fuerzas. No había nada que la mantuviera en pie. – no tiene de donde escoger.

Otro golpe más. Solo uno último y ella se tiraría a llorar, aunque ya lo estaba haciendo silenciosamente. La realidad era la peor. Su vida corría peligro.

- Puedes ser la próxima. – le advirtió Baggio, que la veía llorar desde atrás. Algo en él le hacía sentir cierto tipo de culpa al verla así. No sabía por qué, era un sentimiento que había surgido de la nada y que ahora se convertía en un inmenso impulso por abrazarla.
De pronto, una lágrima. Dos, tres y más...

- Pero no lo serás. – Le prometió Robert.- este gilipollas. – señaló a Baggio. – te cuidará como nunca lo ha hecho en su vida.

24Horas -Franccesco RolexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora