Capitulo 6

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Contenido sexual explícito leer bajo tu responsabilidad...
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Y sobraron las palabras. Lo único que sobraría en ese momento eran las cosas que ambos empezarían a hacer. La desnudó rápido. Ni siquiera él mismo se hubiera imaginado que reaccionaría así con una simple chica de diecisiete. La quería desnuda. Piel con piel. Sin nada que estuviera de por medio. La necesitaba. Y no tenía idea de por qué. Solo se veía en la necesidad de comérsela. Hasta la última gota. Dejarla completamente seca. Hacerla suya, cada centímetro. Joder... estaba tan excitado...

- No va a pasarte nada. – le murmuró al notar que estaba algo nerviosa. ¿Y cómo no? era la primera vez que tendría sexo. El solo hecho de estar desnuda frente a alguien ya hacía difícil la situación. - ¿me crees?

Pero ella no respondió. Y no respondería. Solo asintió silenciosamente, dejándose hacer por él. Dejando que la tocara y que la manipulara toda la noche.

- Esto va a gustarte, créeme. – le aseguró. Pero al observar su rostro, notó que aún sentía miedo del todo. Jo.der, era cierto, después de todo estaba a punto de follar a una virgen que no tenía experiencia en nada. ¿Y él? él era completo maestro del sexo. No dejaría pasar esa oportunidad, _______ se correría con él en su primera vez. Y él sabía exactamente como. – abre las piernas, nena... - _____ tragó saliva al escuchar su áspera voz. Las manos de Baggio cogieron sus muslos, tocándoselos y separándolos instintivamente. En medio de la oscuridad, ella soltó un gemido. Música para los oídos de Baggio. – eso es... déjame a mi nena, te gustará.... – volvió a afirmarle. Y lo mejor era que no mentía en lo absoluto. Ella cerró los ojos, soltando un respiro. De pronto, el cabello de Baggio rozaba su vientre y lo mejor... su respiración...acariciaba su dulce sexo. La sentía cerca. Lenta pero a la vez desesperada. Mierda, estaba sintiendo su cálido aliento ahí abajo. Las manos de _______ intercedieron en apretar la cabeza de Baggio, mezclando sus dedos entre sus cabellos.

- Hazlo... - le pidió ella, completamente desesperada. No temía a gritar. No temía ni siquiera a que Baggio estuviera a punto de comérsela. Al contrario, lo deseaba más que nunca. Subió las caderas.

- Huele tan bien, joder... - Baggio soltó otro respiro, que humedeció aún más el sexo de ______. - ¿lo sientes? – ella murmuró un "sí" casi inaudible. De pronto, otro gemido. Esta vez más fuerte. Uno más. Y un grito. Que se pudo a ver escuchado en todo el edificio, y solo se debía a que él había introducido su larga lengua en toda la húmeda línea de ______. Un golpe más, usando su lengua, el coño de ______ palpitaba del solo hecho de tener a Baggio ahí abajo. La estaba llevando al cielo y no quería bajar por nada del mundo. De pronto no era solo su lengua, si no su boca entera que intercedía en ella sin parar. Y ella, que subía las caderas para sentirlo más intensamente. Todo esto le encantaba. Y cada vez habían menos ganas de parar, al contrario, deseaba seguir, seguir y seguir hasta que acabara con ella.

- ¡Oh! - ______ soltó un respiro. Su cuerpo estaba empapado de una ligera capa de sudor. Las manos de Baggio se apoderaron de sus caderas e hicieron que ella volviera a subirlas.
Él se relamió los labios. Levantó la mirada.

- Vas a correrte... lo sé... - volvió a saborear sus labios. Que condenadamente bien sabía todo su elixir. Moría de ganas por que se corriera en su boca. Pero a él tampoco le faltaba mucho para estallar, sus pantalones apenas tenían respiración. Necesitaba follarla ahora o tendría que correr a masturbarse en algún lugar. No podía con tanto. Podía ser un maestro, pero jamás le había pasado algo parecido. Jamás se había excitado tan descomunalmente. ______ lo ponía. Lo ponía como ninguna otra en este jodido planeta. – puedo olerlo, preciosa...
_______ enredó sus piernas tras la espalda de Baggio, pero este intentó separarse. Se puso de rodillas en la cama y se bajó los pantalones. Ella clavó la mirada en la punta de aquel bóxer que explotarían en algún momento. Que tamaño. A pesar de la oscuridad, sabía reconocer perfectamente lo que Baggio poseía.

- Dios... - susurró. Baggio le sonrió, aunque a ella le costó trabajo reconocer su sonrisa.

- No te dolerá. – se volvió a acostar sobre ella, aún en bóxer, había sentido una inmensa necesidad de besarla. – o al menos no mucho. – y volvieron a besarse. El segundo beso de la noche. Mucho mejor que el anterior. ______ le acarició la espalda desnuda. – no tienes idea de cuánto me pones, y ni siquiera sé por qué.

______ negó con la cabeza, mientras reía.

- Hazlo ya, quiero sentirlo. – le pidió ella. Baggio volvió a mojarse los labios. La voz de ______ le había ido directo al cerebro. Como le había gustado escucharla así. Excitada. Mojada. Y encima pidiéndole más. Que acabara con ella. Entonces, se bajó el bóxer. _______ se mordió los labios. Abrió bien los ojos, su sexo latía a mil... y aún más por observar el gran tamaño que Baggio poseía. Solo de imaginar que esa inmensa polla atravesaría sus entrañas. Que la introduciría en ella. Dios. No podía. Pero quería. Y lo quería justo ahora.

24Horas -Franccesco RolexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora