Capitulo 11

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- ¿Qué? - _______ levantó los hombros. - ¿no puedo acostarme en tu cama un momento? – se rio bajito, sabiendo que él estaba a punto de regañarla como a una niña pequeña.

- Ve a tu habitación...

- Esta es.

- No, esta es la mía y mañana... cuando despiertes vas a quejarte por esto.

- Quiero pasar la noche contigo.

Baggio tragó saliva. La miró un par de segundos. Segundos que disfrutó muchísimo. Divisando de pies a cabeza aquel cuerpo que le ponía tanto. Tenía la mismísima tentación acostada en su cama, pidiéndole que por favor pasara la noche con ella... joder, ¿por qué le pasaban estas cosas a él?

- No, ________... no así, estás prácticamente inconsciente.

- Yo me noto bien. – volvió a reír, esta vez colocándose de pie y caminando de rodillas hasta Baggio, que la esperaba en el borde de la cama. – Ven... - le cogió las manos y las colocó sobre sus caderas. Baggio relamió sus labios. Se percató del bonito color de sus labios. Quería besárselos. Comerle la boca. Comérsela a ella completamente. Dios mío, ¿acaso tenía una pequeña idea de cuánto le ponía que le cogiera las manos? ¿Qué tan solo cogiera su cuerpo? ¿Qué sus pieles hicieran contacto? Todo eso era tan poderoso. Se había excitado en un tiempo record.

Y de pronto, algo que le pondría más.

- ¿Vas a castigarme por a verme ido a aquella fiesta? - _______ bajó la mirada, se le acercó un poco más. El aliento a piña colada arropó el de Baggio. Los labios de ella besaron suavemente el mentón de él. Baggio se estremeció. Cerró los ojos ligeramente y los volvió a abrir al sentir que ella se despegaba.

- No, creo que ahora no entenderás nada. – murmuró, aclarándose la garganta. Sin querer, tenía las manos plantadas sobre las caderas de ______. Y una de ellas, estaba a punto de tocar algo más abajo.

- Sí entenderé...vamos... - le rogó. Se le pegó más. – castígame.

- Sé a lo que te refieres...

- Genial. – soltó una pequeña risa y lo besó en la boca. Sus labios se juntaron, y aunque Baggio no movía los suyos –tratando de abstenerse- , pronto ella misma haría que él perdiera el control. - ¿entonces por qué no...

- Te lo he dicho, estás mal y... - la pequeña mano de ______ le subió la camiseta, tocándole los músculos por debajo de ella. Luego esta bajó. Rozando suavemente con la cremallera de Baggio. y el enorme bulto que escondía. – No... - susurró. Pero de alguna manera no deseaba hacer nada para detenerla. ______ sobó suavemente su mano sobre el pene de Baggio. Lento. Hasta parecía que casi ni siquiera se movía. Podía estar bajo efectos de un narcótico, pero no dejaba de parecerle excitante toda esa escena.

- Házmelo, por favor... – volvió a rogarle. Se miraron. Una mirada que demostró cuántas infinitas ganas tenía Baggio de abrirle las piernas en ese momento.

- No sigas, joder _____, tú no tienes idea de lo que yo soy capaz de hacer si sigues haciendo eso.

Ella se mordió los labios y se acercó a su oído. Mordió el lóbulo de esta. Baggio gimió fuerte. El botón de sus jeans llegaría al tope y reventaría.

- No tienes idea de cuán mojada estoy...

Baggio bajó la mirada. De tan solo imaginarse aquella escena, hacía que sus ganas aumentaran. Deseaba verlo. Deseaba saborear cada gota de su delicioso elixir. Saborear lo que ella sentía cuando se excitaba por tenerlo a él. Saborear y morder su húmedo coño mientras se corría en su boca.

- Me estás volviendo loco. – la miró a los ojos. Estaba tan cabreado. Joder, explotaría. Y a ella no parecía importarle. – es enserio.

- Solo puedes hacer una cosa para calmar eso. – volvió a acariciarle por fuera de los pantalones. Fue en ese momento, cuando el deseo pudo más que la conciencia... en donde la tumbó sobre la cama de su habitación y se subió encima de ella.

_______ lo miró asustada. Baggio hizo desaparecer toda su ropa y en menos de un segundo... ya la tenía desnuda entre sus brazos.
Un beso. Y otro, ahora en el vientre. Ella soltó un gemido.

- ¿Quién era el tipo de la fiesta? – sus labios se juntaron e hicieron contacto con los muslos de _____. Ella volvió a retorcerse, entrelazando sus piernas tras la espalda de Baggio.

- Se llama Jason. - respondió haciendo muchísimo esfuerzo para recordar. A penas y tenía una imagen exacta de lo que había pasado. De pronto, la nariz de Baggio subía desde su monte de Venus hasta el espacio entre sus senos.

- Pero ¿quién es...? – la miró. Qué bonita escena estaba percibiendo. Ella, completamente mojada y desnuda para él, mientras él la tocaba de pies a cabeza haciendo que sus ganas aumentaran descomunalmente. Tragó saliva al sentir el palpitar de su polla al no a verla follado todavía.

- Mi ex novio. – susurró ella, casi inaudible. Se habían vuelto a mirar a los ojos. Esta vez ambos, perdiéndose en ellos. Baggio notó en los de ella cierto regocijo. ¿Acaso seguía importándole ese tal Jason?

- Joder, me lo hubieras dicho antes de golpearlo de esa forma. –le dijo. Pero ella no pareció escuchar nada.

- Resultó siendo igual de imbécil que todos los hombres. – murmuró de nuevo. Esta vez ni siquiera Baggio pudo dejar pasar esas ganas de llorar que ______ traía en la garganta.

- No todos somos así...

- Ya claro. – y sí, sus ojos estaban llenos de lágrimas. Aquel narcótico hacía que sus sentimientos se expresaran multiplicados por mil. – Joder... - se quejó. Baggio se quedó mirándola, aún moría de ganas por follarla... pero algo dentro de él le había herido al verla derramar aquella lágrima. – es un idiota, y sigo enamorada de él.

Uh, un gran bajón. Algo en Baggio había hecho que aquellas palabras le causaran los celos más grandes e inmundos del planeta.

24Horas -Franccesco RolexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora