Capitulo VI

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Barrio de Santa María, República Dominicana (Época Actual)

(Anabel a los 13 años de edad)

Narra Anabel:

Ya tengo 13 años y al fin soy una adolescente, pero eso no quita que aún esté sufriendo un infierno dentro de mi casa al lado del degenerado de mi padrastro Luis quién aún sigue acosándome después de abusar de mí hace 3 años atrás. Esta vez ya soporté bastante y no me voy a quedar callada.

Le diré a mi madre que él abusó de mí , pero estoy insegura y con miedo. No sé si ella me va a creer ya qué nuestra relación es nula. Vivíamos discutiendo todo el tiempo por culpa de las mentiras de Luis, por la falta de confianza y por el hecho de que ella siempre lo apoya.

Eso a mí me molesta por qué soy su hija, sangre de su sangre. Algún día, él la va a dejar y ella no encontrará consuelo en otra persona.

Ya que Luis no está en la casa, aproveché el momento para decirle a mi madre que venga a mi habitación para hablar con ella. Sentí unos pasos que venían de las escaleras y qué luego toca la puerta:

- ¿Quién es? - pregunté.

-Soy yo hija, abre la puerta...- dijo mi madre.

-Pasa que no está trancada- respondí y ella abrió.

Ella se acercó. Ambas nos sentamos en mi cama y:

-Me citaste aquí, ¿te pasa algo? - dijo mi madre desconcertada.

-Mamá antes de decirte esto prométeme si me vas a creer- dije con tranquilidad.

-Ok, pero ¿es tan grave lo qué me vas a decir? - dijo con el mismo desconcierto.

-Es que... Luis no es quién tú crees- dije y ella se levantó sobresaltada de la cama al oír su nombre ser mencionado.

- ¡¿De qué estás hablando!?, Luis es bueno y lo sabes porque desde que llegó aquí después de la muerte de tu padre hace años nos ha sacado adelante a la familia, ¡por Dios Anabel! - dijo mi madre casi al borde de los gritos.

- ¡Él abusó de mí a los 10 años! - grite tan fuerte producto de la desesperación.

Ella se quedó pasmada y de la nada, me pegó una bofetada en la cara qué hizo que las lágrimas brotarán de mis ojos:

- ¡Mientes! ¡Mientes Anabel! ¡Eres una mentirosa! ¡Eso no es cierto! - me gritó fuertemente.

- ¡Si, si es cierto carajo! ¡Por favor mamá, tienes que creerme! - grité.

- ¿Tienes pruebas de ello? las tienes, ¿eh? - me preguntó desafiante.

-No, no las tengo, pero es enserio mamá. Tú tienes que creerme, no soy una mentirosa y ¡estoy harta de que lo estés defendiendo por encima mío que soy tu hija! - dije gritando del enojo.

-Es que no sé si deba creerte. Has estado mintiendo todo este tiempo- dijo dudosa.

- ¡Mamá, maldita sea, abre tus tontos ojos, él no es bueno, es un monstruo! - dije harta de convencerla.

- ¡Anabel Castillo!, ¡te prohíbo que hables mal de Luis en esta casa, te lo prohíbo! - dijo amenazantemente.

- ¡Pero bueno, ¿qué es lo que está pasando aquí?!- dijo Luis al oír los gritos.

- ¿¡Es cierto que tú abusaste de ella? ¡dímelo! - le preguntó mi madre a Luis.

- ¡No, pero esto es lo último! ¿¡enserio Anabel!? ¿crees tú que yo abusé sexualmente de ti? - me reprochó.

-Si porque yo no soy estúpida ni ciega. ¡Tenía 10 años, maldita sea, 10 años!, lo suficientemente grandecita como para recordar todo el daño que me hiciste. No sólo eso, me manipulabas, me acosabas para que me quedará callada y todo eso ocurría mientras tú no estabas mamá- dije respondiendo con mucha ira.

- ¡Ja! ¡escúchala amor! No le creas ni media palabra de lo que dice- dijo con mucha gracia como si contase un chiste.

- ¿Cuál es el chiste para yo reírme eh? - pregunté muy enojada.

-Te lo vuelvo a preguntar, ¿abusaste de ella Luis? - dijo ya cansada de oírme gritar.

-No, no abusé de ella, ¿le creerás a ella o me creerás a mí amor? - le dijo Luis para manipular a mi madre y mirarme con mucha malicia.

- ¿Le vas a creer mamá? ¿lo vas a apoyar? ¡No puede ser! ¡No lo puedo creer! - dije y me pegó otra bofetada.

- ¡Ya no se diga más! ¡se acabó! Recoge tus cosas Anabel que hoy mismo llamaré a tu tía Liliana. Te irás a vivir con ella a los Estados Unidos, ¿ok? - dijo ya cansada de discutir conmigo.

- ¡Mamá, no puedes hacerme esto! Tú tienes que creerme, por favor- dije al borde del llanto.

-Quisiera creerte hija, pero no puedo. Te vas mañana a los EE. UU a vivir para siempre con tú tía, no volverás más a esta casa. No discutas más y punto- gritó.

Ella y Luis salieron de la habitación y yo tiré con mucha furia la puerta para cerrarla. Ahora sí que lo arruiné todo... lo arruiné todo y comencé a llorar desconsoladamente.

No quiero irme a vivir a los Estados Unidos. No quiero irme porque eso no arreglará el dolor que siento, solo lo va a empeorar. Lo increíble de todo esto es qué nunca en la vida pensé que mi madre me daría la espalda y lo hizo; lo hizo de la peor manera que existe sin pensar en el daño qué estoy sufriendo, sólo en él, en Luis, 'el amor de su vida'.

Una Vida Joven Hecha PedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora