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Con tan sólo veintitrés años Oh Sehun estaba a punto de inagurar un jardín infantil, había estudiado en un instituto durante cuatro años y al conseguir el título en educación diferencial se decidió por tener un jardín infantil en su propia casa, aunque le costó un año buscar una vivienda que estuviera en el presupuesto de sus padres,—porque tarde o temprano les devolvería el dinero—, consiguió una que encajaba al pie de la letra con sus exigencias, el antejardín sería el patio para los pequeños, y en el patio trasero se harían los espectáculos,—que serían diversos, todo dependía de su imaginación—, la sala de estar sería el salón de clases, la cocina estaría sellada para evitar accidentes y la pequeña habitación que sobraba en el primer piso, además del baño, obvio, sería para que los niños durmieran si tenían ganas de hacerlo. El segundo piso sería exclusivo para él, también cerraría la escalera por obvias razones, el segundo piso contaba con dos habitaciones y un baño, ocuparía una de las habitaciones como dormitorio, ya vería que hacer con la otra.

Su madre incontables veces le había dicho que no abriera un jardín infantil, habían muchas razones del porqué su madre no quería que Sehun lo hiciera y una de ellas era el simple hecho de que Sehun seguía siendo un niño, aún con veintitrés años el pelinegro tenía mentalidad de un pequeño de ocho.

Había comprado todo lo necesario para el jardín infantil, había pensado en pedirle ayuda a su hermano para amueblar la casa, pero se arrepintió al instante; "seguramente está trabajando", armó cuatro mesas redondas,—de plástico, para que los niños no se golpearan tan fuerte—, y puso cuatro sillas en cada una, armó un estante de color blanco para guardar algunas cosas que serían esenciales para los pequeños, en la pared donde debería ir alguna televisión,—aparato que no pondría—, puso una pizarra; en la habitación donde dormirían los niños colocó dos colchones de dos plazas, cubriendo todo el piso, en el armario de aquella habitación guardo las sábanas necesarias para cumplir la función del lugar; en el antejardín colocó algunos juegos para entretener a los pequeños como unos columpios, un resbalín y una casita.

Cuando terminó con su misión de amueblar la casa chilló de felicidad, tapó su cara mientras seguía emitiendo aquel sonido tan agudo, ¡Se sentía tan feliz!, por fin iba a poder cumplir su sueño, entró a la casa y miró el salón, sus labios que estaban de un color rosa formaron una enorme sonrisa al ver el próximo salón de clase de algunos pequeños, buscó su celular por todas partes hasta que lo encontró, lo encendió y buscó el número de su madre, necesitaba contarle.

Su madre le contestó al tercer tono y vaya dolor de oído se llevó cuando el menor de sus hijos gritó a todo pulmón "¡Mi jardín infantil está casi listo!", seguido de algunos chillidos de Sehun, pudo haber sentido preocupación pero en cambio sintió una felicidad enorme que fue transmitida por el pelinegro.

—Ay, Sehun, ¿Cuántos niños crees que podrás tener en el jardín?.—el recién nombrado vió las mesas del salón y contó sus sillas, dieciséis, podría tener a dieciséis hermosos niños en su casa.

—Dieciséis, sería genial si fueran ocho niños y ocho niñas, ¡Serían parejitas!.—rió con extrema felicidad imaginando su sala de estar llena de niños, simplemente hermoso.

—Lo sería, Sehun.—su madre era una mujer comprensiva y honesta, tenía miedo de que Sehun no pudiera con la responsabilidad de tener a dieciséis niños en su casa.— Escúchame hijo, al principio puedes iniciar como el único dueño, pero te pido que por favor consigas un ayudante o algo, sé que la carga y responsabilidad pueden jugarte en contra, Sehun, tu mentalidad es la de un niño pequeño.

—Tenía pensado pedirle ayuda a JongDae, pero no es tan fácil, se necesita un título y eso, ya sabes.—puso el teléfono en altavoz mientras prendía su computador, tenía que hacer los folletos para que la gente se enterara de su fantástico jardín infantil.— Aunque estaré bien, ya verás.

—Me preocupa que no seas lo suficientemente maduro para esto.— las palabras de su madre se habían enterrado como estacas en su corazón, desde que cumplió la mayoría de edad todos los comentarios de sus padres con respecto a su inmadurez habían sido muy duros para él, "Sehun te comportas como un niño", "Sehun ya estás grande, no hagas eso", "¿Tan inmaduro y quieres tener niños a cargo?", su madre nunca fue tan brusca con él, pero su padre no tenía filtro, aunque ambos tenían la misma opinión, Sehun no ha madurado.

—Lo soy, tengo que irme, adiós.—sin esperar respuesta alguna de su madre colgó, le dolía que no confiara del todo en él, aunque no quería complicarse tanto, simplemente le demostraría que podía hacerlo y que sería uno de los mejores en ello, que sus pequeños alumnos lo amarían y que los padres de los niños tendrían absoluta confianza en él, sí su madre no tenía la confianza necesaria le demostraría que debía confiar en él, después de todo era su sueño desde pequeño.

Se demoró algunas horas en idear un folleto ideal, pero lo logró, en el centro del papel habían un niño y una niña abrazados, con ropas coloridas y unas sonrisas enormes, de fondo estaba el antejardín con todos los juegos y algunos insectos, abejas, mariquitas y mariposas, en la parte superior del folleto estaba escrito en una escala del rosado al azul "Jardín infantil HunHun", en la esquina inferior derecha colocó todos los datos y sonrió satisfecho, en dos semanas iniciaban las jornadas escolares, esperaba tener a sus dieciséis pequeños para ese entonces. Imprimió veinte copias y las guardó, al día siguiente las pegaría por todo el barrio.

Cuando amaneció Sehun no esperó ningún minuto y se cambió ropa rápidamente, tomó lo primero que vió en su armario y salió de la casa, a los cinco minutos se tuvo que devolver al recordar que se le olvidaron los folletos, cuando los tuvo en la mano recorrió todo el barrio pegándolos, en una oportunidad una joven con un niño pequeño se le acercó y le preguntó algunas cosas, para después afirmar que llevaría a su pequeño allá, el grito que lanzó Sehun al escuchar eso hizo que ella sonriera, ya tenía a un pequeño asegurado.

JongIn caminaba con las manos en los bolsillos, escuchando música a todo volumen y absorto de la realidad, estaba tan perdido en su mundo que casi cae de espaldas cuando un chico chocó contra él, su hombro golpeó el ajeno y el otro cuerpo cayó como un saco al piso, al darse cuenta de lo que había pasado JongIn rápidamente extendió su mano al joven.

—¿Estas bien?.—al sentir el calor de la mano contraria desvío sus ojos a la cara del contrario y aguanto una exclamación, su piel pálida, sus mejillas ahora rojas, su cabello negro desordenado por el impacto, sus ojos viéndolo fijamente y sus labios rojos al igual que sus mejillas.— Lo siento...

—No, no te preocupes, fue mi culpa.— Sehun rápidamente apartó su mano de la de JongIn y se despidió con una reverencia, los ojos del moreno lo siguieron por unos instantes, ansiando volver a ver su hermoso rostro, se dió la media vuelta para empezar a caminar y lo vió, vió un folleto que cayó de la mano de aquel chico, tomó el papel con cuidado y sonrió, su hermano estaría feliz de ir ahí, y él estaría feliz de ir a dejarlo y buscarlo todos los días.

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2018 ⏰

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