CAPÍTULO 24

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Con lentitud observó a su alrededor, la monotonía lo cubrió, los papeles estaban en orden, todo a su alrededor estaba impecable, asquerosamente impecable, todo a su alrededor era perfecto pero a su vez tan irreal, nada de lo que lo rodeaba le hacía feliz, sino lo contrario, Yoochun se sentía tan vacío por dentro ¿De qué valía tener todo si lo único que anhelaba era tener a alguien que le sonriera, que lo abrazara reconfortándolo del mundo exterior? ¿De qué servía tener un puesto importante si lo que más anhelaba era sentir las verdaderas acaricias de la única persona que más ama pero que es la persona que más lo odia? ¿Qué había servido sacrificar todo si aún así no podía ser feliz? Pero lo único que le reconfortaba ante esas preguntas es ver que esa persona estaba bien, que a pesar de su odio hacia él, Junsu se encontraba bien, y las posibilidades de que él fuera feliz lo reconfortaba aunque eso significar no estar en su vida. Recostó su espalda en el respaldo de la silla, su mano se deslizó hacia su bolsillo, de ahí sacó su billetera, la abrió y observó aquella foto, una sonrisa amarga se plasmó en sus labios, los recuerdos invadieron su mente, Yoochun observó aquella fotografía vieja y algo arrugada, el anhelo de ver esa sonrisa lo volvió a golpear, habían pasado tantos tiempo desde que no veía esa sincera sonrisa, o sus mejillas rojas, acarició la imagen con su pulgar. Se sentía tan vulnerable, la sola sonrisa de Junsu lo descolocaba, y eso lo descubrió hace tanto tiempo, al igual que hace tanto tiempo había dado por hecho que Junsu no debía estar con él. Yoochun no era bueno para él y era con algo que tenía que aprender a vivir... ¿Pero realmente quería aprender? No, por supuesto que no, Yoochun quería a Junsi, a su lado, en su vida.
— Disculpe señor Park, su junta se canceló — informó la secretaría desde el telefonillo, Yoochun suspiró un poco más aliviado de la noticia, cogió el teléfono.
— Bien, ya puedes irte, saldré en un rato — ordenó y luego colgó, se frotó el cien, luego abrió el cajón a un lado de su izquierda, cogió la botella y junto a ella un pequeño vaso, colocó la botella de whisky en el escritorio junto al vaso, destapó la botella y lo invirtió en el vaso, lo llenó hasta casi rebalsar, agarró el vaso y lo observó, de un solo trago lo bebió y nuevamente repitió la acción. La carga de su pecho poco a poco se ahogó en alcohol, y sus sentimientos salieron a flote. Tantas preguntas se formaron mediante a cada vaso de whisky que pasaba en su garganta, el ardor acallaba sus terribles ganas de llorar, Yoochun continuó bebiendo hasta por fin encontrar el coraje aunque ese fuese uno estúpido, bebió el último vaso y cogió su móvil, marco aquel número que sus dedos siempre estaban acostumbrados a marcar pero el cual nunca realizaba su cometido, espero unos largos pitidos hasta que se escuchó una respiración.
— J-Junsu — susurró, su voz se relajó por completo al nombrarlo, y su corazón saltó de dolor y felicidad.
— ¿Y-Yoochun? — su voz llena de sorpresa e inquietud aceleró el pecho del nombrado. Realmente amaba cuando Junsu decía su nombre. Yoochun permaneció en silencio escuchando su respiración, el tornado de recuerdos lo abrazó ¿Qué había hecho mal? Yoochun había dejado de lado su anhelo de amar por el bienestar de Junsu, había dejado que sus sentimientos fueran reprimidos por la ambición de la persona que alguna vez llamó "padre" por más que se dijera una y otra vez su decisión hace años fue la mejor el dolor en el pecho no bajaba, aunque detrás de toda esa máscara fría y dura escondía a un destrozado Yoochun. Una vez creyó fervientemente que "el tiempo curaría las cicatrices" pero nuevamente fue la burla del destino.
— Lo siento — murmuró para luego colgar, se sentía un completo egoísta cobarde, por fastidiar a Junsu luego de tantos años y un completo cobarde por huir ante una posibilidad. El móvil comenzó a vibrar, Yoochun supo de inmediato quien era, sus dedos envolvieron el aparato, pero sólo le tomó unos segundos decidir; huir nuevamente. Apagó el móvil y echó su cabeza hacia atrás. Cerró sus ojos y se dejó consumir por los recuerdos y la oscuridad.
Flash back
— Recuerda; sólo estamos por negocio y nada más, no debes encariñarte, nos quedaremos un largo tiempo en Corea y viviremos con la familia Jung, bueno con lo que queda de ella — indicó el hombre con una sonrisa, el pequeño niño de 10 años asintió confundido.
— ¿Pero entonces por qué debo ser su amigo si no puedo encariñarme con ellos? No entiendo padre — murmuró el niño con un perfecto coreano, su padre acomodó su corbata y observó a su hijo.
— Yoochun, ésta familia me quitó lo que me pertenecía por derecho y tú, como mi hijo tendrás que ayudarme para que sus hijos renuncien de manera libre a la empresa. El mayor de los Jung no sabe nada de negocios y estoy seguro que llevará la empresa que tanto me costó levantar a la quiebra. Tú debes convencerlo que ser heredero de una empresa no es una buena idea, trata de ser su mejor amigo, hazlo por mí Yoochun — dijo el hombre, el menor sonrió con dulzura, era la primera vez que su padre le confiaba algo tan importante, el pecho de Yoochun se hinchó de orgullo. Y como un niño bueno aceptó.
— Sí, haré todo lo que pueda — el hombre sonrió satisfecho.
— Señor llegamos — indicó el chófer, mientras frenaba el vehículo.
— Perfecto — el hombre acomodó por última vez su corbata, abrió la puerta y salió con arrogancia, Yoochun le siguió.
— Bienvenido Sr. Park Soo man — saludó un hombre de cabello negro y traje gris, Yoochun no se extrañaba por ver a hombres siempre formales, era algo del cual ya estaba acostumbrado, pero al lado de aquel hombre había un chico de cabello castaño y estatura superior a él, su rostro era carente de expresiones, pero lo que realmente llamó su atención fue al pequeño niño que se escondía detrás del chico sin expresiones. El menor lo observaba con curiosidad, su mirada era suave y reconfortante.
— Buenos días, mi nombre es Park Yoochun — se presentó con formalidad luego hizo una reverencia.
— Jung Yunho — se presentó el mayor con la seriedad de su rostro. Yoochun desvió la mirada al niño que se ocultaba de su hermano esperando a que se presentara, pero eso sólo intimidó al menor.
— Pequeño Su, saludé al señorito Yoochun — murmuró el mejor de traje gris, el menor lentamente salió detrás de Yunho y con la mirada en el suelo y los puños apretados contra el puño de su suéter
— H-hola, mi nombre es Jung Junsu — murmuró, Yoochun se quedó observando algo divertido al pequeño niño.
— Lamento no presentarme, soy Shim, secretario y abogado de la familia Jung, aunque usted eso lo sabe Sr. Park, espero que la estancia de su hijo en la mansión sea placentera, sé que los señores Jung hubiesen estado de acuerdo con esto, y también quisiera que pasemos al despacho, hay muchas cosas de las cuales debemos tratar, señorito Yoochun una mucama llevará sus cosas hacia su habitación, ¿Yunho podrías enseñarle la mansión al huésped? — preguntó, Yunho asintió y con un asentimiento de cabeza indicó a Yoochun que lo siguiera, los mayores se fueron primero, los menores quedaron en la sala, en silencio.
— Lamento mucho lo que le sucedió a tu familia — bisbiseó Yoochun apenado.
— Todos dicen eso pero nadie lo siente en verdad — la mirada dura de Yunho descolocó a Yoochun — Nadie sabe el dolor de perder a sus padres — Yoochun cambió su mirada de pena por una seria.
— Lo sé perfectamente, porque yo perdí a mi madre, y ni siquiera tuve el placer de conocerla o decirle mamá — el tono de Yoochun estaba cargado de dolor, Yunho se quedó sin habla y completamente apenado — Deberías agradecer que... — Yoochun se calló *Debo ganarme su confianza, no darle lección de vida* se regañó — Iré a desempacar mis cosas — indicó mientras hacia una reverencia y subía las escaleras, ya se les arreglaría para encontrar su nueva habitación, lo único que quería hacer era; desaparecer.
Yoochun suspiró aliviado, aun se sentía ofendido por el comentario egoísta de Yunho, él no era el único que sufría, pero los celos también lo invadieron *Por lo menos tus padres si te quisieron* Yoochun guardó su ropa con rapidez, luego se arrojó en la cama, estaba algo agotado, encontrar su habitación en la gran mansión Jung fue agobiante, gracias a Dios que en los pasillos había una mucama que le indicara el camino.
Unos suaves golpes se escucharon contra la puerta, Yoochun se incorporó de la casa y caminó hasta la puerta, al abrirla se halló con el pequeño Junsu parado frente de él, con la mirada en el suelo.
— Emnh… ¿Sucede algo? — preguntó confundido, Junsu levantó la vista y sonrió, ese pequeño gesto atrapó por completo a Yoochun *Tiene una linda sonrisa* pensó mientras observaba el gesto.
— Perdón… Yunho no es malo, sólo no estamos pasando un buen momento y él está algo enojado, lamento que hayas tenido que escuchar ese comentario, y también lo de tu madre — expresó con sinceridad, Yoochun no reprimió la sonrisa y negó.
— Está bien, lo entiendo, además no debes preocuparte por lo que ya pasó, mi madre murió cuando yo nací, asique prácticamente no la conocí… creo que el dolor es menor al de ustedes — Junsu frunció los labios y negó.
— El dolor no es menor… — comentó con un leve puchero, Yoochun no dijo nada, él sabía que Junsu tenía razón. Por más que nunca haya conocido a su madre el dolor siempre será igual o peor que los Jung.
— Bueno, debo irme, tengo que ducharme… — susurró, Junsu asintió pero antes de irse miró a Yoochun y dijo;
— Bienvenido — luego abandonó la habitación. Yoochun formó una sonrisa, luego se volvió a meter dentro de la habitación.
Poco a poco el tiempo pasaba, los primero meses fueron duros para Yoochun, Yunho era alguien frío y distante, pero a pesar de ello Yoochun no se rindió, le había hecho una promesa a su padre y como buen hijo lo cumpliría. Los primeros años pasaron, Yoochun con mucho esfuerzo consiguió acercarse a Yunho.
Hoy era un día importante, después de tanto tiempo su padre lo había invitado a almorzar. Yoochun no recordaba cuando fue la última vez que compartió horas con su padre, realmente no lo recuerda. Ingresó al restaurante, acomodó su corbata roja, y comenzó a buscarlo con la mirada, un hombre de traje, y de unos centímetros más alto que él se paró en frente de él.
— Su padre lo espera en la sección privada, por favor sígame — pidió, Yoochun asintió y siguió al hombre, ambos llegaron hasta una puerta, el hombre abrió e ingresó, su padre estaba sentado en una mesa elegante, implacable como siempre, con un abano en sus labios. Al ver a su hijo retiró el abano, Yoochun hizo una reverencia.
— Lamento la demora padre — se disculpó, Park no expresó ningún gesto.
— Toma asiento — ordenó con gravedad, Yoochun obedeció, su padre apagó el abano y lo miró fijamente — Te llamé porque necesito que culmines lo que te encargué — indicó, Yoochun se tensó ¿Hablaba en serio? ¿Por qué ahora?
— Pero… aún no pude convencer a Yunho, aun sigo tratando — confesó con inquietud, SooMan torció su mandíbula de disgusto.
— No me importa, tú prometiste que me ayudarías, y necesito que Yunho deje la empresa, ahora más que nunca — demandó con agresividad, Yoochun sintió como la incomodidad lo invadía.
— Pero… él no quiere, intenté hacer lo que pude pero Yunho se niega, él no confía en ti… — Yoochun no fue capaz de terminar ya que el golpe en seco que su padre proporcionó a la mesa le cerró la garganta.
— Eres un inútil… ¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo? — indagó con molestia, Yoochun agachó la cabeza y una sola palabra, mejor dicho una sola persona cruzó su cabeza * Junsu * Yoochun permaneció en silencio — Tal vez un incidente con el pequeño Jung abra la mente de Yunho — murmuró con gracia, Yoochun levantó la mirada y se congeló al ver la sonrisa que su padre tenía.
— ¿Qué vas a hacer? — preguntó temeroso, SooMan sonrió con arrogancia.
— Nada serio, solo un accidente — respondió con sencillez. Yoochun abrió los ojos ante el horror de las palabras de aquel hombre.
— ¿Accidente? ¿Por qué? — preguntó alarmado, SooMan se deshizo de la sonrisa de su rostro.
— ¿Por qué? No debería importarte lo que haga con esos bastardos o tú… — SooMan calló ante sus propias palabras, su rostro se retorció de furia — ¿Acaso no estarás preocupado por Jung Junsu? — Yoochun apartó la mirada, SooMan apretó aun más su mandíbula — Entonces no será sólo un accidente — murmuró, Yoochun volvió la mirada hacia su padre, esta vez su mirada estaba llena de enojo.
— No lo toques — demandó con los dientes apretados.
— Jung Junsu es un peligro para mí, y ahora más que descubrí que mi propio hijo está interesado en el bastardo, esto será interesante — una sonrisa se volvió a formar, SooMan le dio una pequeña calada al abano.
— No le hagas nada… haré todo lo que me pidas, pero no toques a Junsu — pidió con dolor, SooMan arqueó una ceja.
— Muy bien, entonces tú tomaras mi lugar, pero eso lo harás más adelante… ahora estoy muy decepcionado contigo, te irás lejos de Corea y volverás cuando yo lo diga, mientras tanto mantén tu perfil bajo, sigue siendo amigo de Yunho — SooMan se incorporó de la mesa, y observó a su propio hijo de manera fría — Espero que lejos puedas olvidarte de todas esas estupideces, personas como nosotros no tiene amigos o un amor… nosotros no nacimos para ello — finalizó, dejó el abano en el cenizal y se marchó. Yoochun permaneció en silencio, sin levantar la mirada o decir algo.
La semana pasó con lentitud, Suho empacó sus cosas, era el primer día de primavera y ya no podía ni siquiera admirar el atardecer.
Se marchó sin ni siquiera despedirse de Junsu, solo a Yoochun. Era mejor así, se decía constantemente, decirle adiós a Junsu solo le haría más difícil marcharse.
END FLASH BACK
— Hey… despierta, Yoochun — una suave voz acarició sus oídos, un toqué en su rostro lo comenzó a despertar su mente, con dolor abrió sus parpados y lo que primero que vio fueron; unos hermosos ojos llenos de reconforte, Yoochun sonrió al reconocer aquella mirada.
— Junsu — siseó lentamente, arrastrando cada letra, el nombrado frunció los labios.
— ¿Por qué estás en tu oficina borracho y en la oscuridad? — acusó Junsu con enojo, Yoochun se incorporó paulatinamente del incomodo sillón, observó a su alrededor y en efectivo aun estaba en su ofician y todo estaba oscuro excepto por la pequeña lámpara de mesa que alumbraba la botella vacía de whisky y el vaso.
— ¿Qué hora es? — preguntó mientras se sobaba la frente.
— Es medianoche, creí que algo te había pasado, fui a tu departamento pero no estabas, y el único lugar que pensé que estarías, era aquí — manifestó avergonzado, Yoochun sonrió pero borró ese gesto al sentir una punzada en su cabeza.
— Lamento haberte hecho preocupar, yo… lo siento — murmuró apenado. Junsu se alejó molesto, Yoochun quedó confundido por la repentina actitud de Junsu.
— Deja de decir eso, estoy harto de siempre escuchar lo mismo cada vez que nos vemos, no quiero que te disculpes conmigo, ya somos personas adultas y pedir perdón por lo que nunca sucedió es algo estúpido y molesto — Junsu sentía como la garganta se cerraba por el dolor *¿Acaso no puedo ser feliz? ¿Por qué simplemente no lo olvida? Yo también quiero olvidar todo… olvidarlo* razonó con sufrimiento.
— Pero yo quiero que suceda — Yoochun tomó la muñeca de Junsu obligándolo a mirarlo — Lo único que me arrepiento es de no haber dejado el miedo de lado para poder estar contigo, yo deseo que todo esto termine, que podamos darnos una segunda oportunidad — susurró mientras se acercaba a Junsu.
— Las segundas oportunidades no existen — aseguró Junsu, con su mano libre marcó espacio entre él y Yoochun.
— ¿Quién lo dice? — preguntó, Junsu no contestó — Yunho también está teniendo una segunda oportunidad — indicó, Junsu nuevamente no contestó, Yoochun se acercó aun más, sujetó la mano que ponía distancia entre ellos, entrelazó sus dedos con él, soltó su muñeca y sujetó su cintura — Voy a besarte — anunció, Junsu tampoco contestó.

Only 365 Days (YunJae Adaptación  ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora