Pista 11

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«Estaba pensando que..

- ¡Tord!

Se alarmó de sobremanera, escondiendo rápidamente la carta en un bolsillo de su sudadera negra.

De la puerta del aula, corrió alegre un pelinaranja de pecas con gafas hasta llegar a su lado. Por reflejo, Tord sujetó la correa de su mochila con algo de fuerza por ser interrumpido.

- ¿Qué leías, picarón? - codeo divertido el británico, para después pincharle la mejilla - Vamos, vamos, de ahora en adelante te irás conmigo. - se apuntó orgulloso, queriendo decir que era con sus amigos incluidos.

Matthew siempre fue insistente en acercársele. No le importaba que lo hiciera, por lo que terminaron siendo amigos en cierta manera.

- Edd tiene un juego nuevo, ¡deberíamos probarlo antes de que sus hermanos lo hagan primero!

Edward siempre fue amigable con él. Le agradaba, y tenían gustos en común, como lo era el dibujar.

Tord miró impaciente su bolsillo, mientras era arrastrado por el pelinaranja de lentes hasta las afueras de la escuela, dónde estaba el apodado Edd, esperándolos junto al chico de ojos negros llamado Thomas.

Thomas era algo más callado que los demás. Ciertamente, su personalidad chocaba con la del de cuernos. El ceño de ese sujeto siempre se fruncía y la mayoría de los comentarios que hacía de vez en cuando eran sarcásticos.

- Ah, Tord, estábamos pensando que como eras siempre el último en salir, podrías irte con nosotros. - ofreció sonriente el castaño de flequillo largo, aunque en ese momento lo llevaba un poco más corto, dejando un poco a la vista sus ojos. Como siempre, el de ojos negros guardó silencio, cruzado de brazos y con una cara inmutable.

- Está bien. - se rindió Tord. Tendrá que leer sus cartas al llegar a casa cada vez que se viera interrumpido.

Los cuatro empezaron a caminar mientras hablaban, y eso significa que Edd y Matt eran los únicos conversando/discutiendo.

- Ya te lo dije Matt, no es nuevo, lo encontré de casualidad en unas cajas.

- ¡Sigue siendo nuevo!

Tord soltó una leve risa, para después ver a un lado y un poco más atrás, encontrando al de peculiares ojos negros mirando sus pies mientras caminaba. Su apariencia siempre le llamó la atención, pero nunca dijo nada para ahorrarse palabras.

- Hola. - sonrió, sintiéndose confiado en iniciar una conversación por primera vez.

El británico alzó la mirada y lo miró por unos segundos, para después asentir levemente.

- ¿Cómo estás? - preguntó sin borrar su sonrisa, a pesar de percibir cierta incomodidad en Tom.

- A-ah, yo creo... ¿que bien? - susurró desviando la mirada, sujetando sus manos entre sí.

El noruego rió ligeramente, sin tener la intención de ser burlesco.

- Ahora no pareces estar "bien". - hizo comillas con sus dedos.

El de ojos negros frunció el ceño, mirándolo acusadoramente.

- ¿Quieres decir "aléjate de mi, rarito"? - imitó lo mejor que pudo un acento inglés.

El de cabellos en punta sonrió, dejando ver sus frenos - En realidad no.

Y eso fue lo último que dijo cuando ya había cruzado la calle y entrado a la que sería su casa.

Tord lo miró extrañado, para después seguir su camino junto con los otros dos, hasta llegar a su casa, donde lo recibieron sus padres.

Caminó fingiendo cansancio, para que no le empezaran a preguntar que cómo le había ido, y fue a su habitación.

Sacó la carta de su bolsillo y leyó con tranquilidad.

«Estaba pensando que eres alguien de verdad interesante, aunque no se note mucho.
Sé que a veces piensas que no tienes gracia, pero para mi, eres genial.»

Sonrió halagado, ruborizándose con tan sólo pensar que alguien pensaba así de él.

Valió la pena la espera.

T.D.M.V [TordTom/TomTord]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora