Pinche primer beso

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Miré aquellos ojos profundos, aquella mirada con una sonrisa en perfecta armonía. Me atrajo su presencia, me atrajo el momento, y vaya que ayudo el licor.

- ¿Cómo te llamas?- el pregunto, yo respondí con timidez, viveza y sensualidad impulsada por unas cuantas copas. Ofreció su deslumbrante cuello para apoyar mis manitas ávidas de experiencia. Bailamos, yo esquivaba su mirada, pues mis demonios del pasado no me dejaban que fluya en el momento, el buscaba mi mirada. ¿Acaso no sabía que me hacía sentir incomoda? Era alto unos veinte centímetros más, si quitamos los diez centímetros de mis tacones. Recuerdo que tenía pestañas pequeñas y sus ojos eran cafés.

- ¿Me das un beso? – El pregunto, con tal naturaleza, como si algo muy común fuese para él, seguramente así lo era.

- ¿Por qué tendría que besarte? Seguramente mañana yo no me acordare tu nombre. – Gran respuesta la mía. Más audaz no podía haber sido. Mi respuesta fue su impulso.

- ¿Tan feo estoy? – Pregunto, ateniéndose a una respuesta negativa. Su seguridad en sí mismo salió a la luz.

- No, me pareces... algo... simpático – Después de repensarlo lo dije, en realidad no quería ser grosera. Él no sabía que esa noche no buscaba besuquearme con el primer extraño que me encontrase, solo quería bailar y olvidar todo mi mundo lleno de problemas.

- ¿Entonces porque no...?- Muy buena pregunta, me quede en silencio y conteste en mi mente "porque tengo miedo y no confió en ti" - ¿Haber tienes novio...? – El demandaba respuesta.

- No, ¿Y tú, tienes novia? – Pregunte por correspondencia.

- No, ves...?!!! , yo no tengo novia y tú tampoco. ¿Cuál es el problema...? – Más preguntas, y por si fuera poco, justo aquella interrogante despertó mi picardía que no sabía que tenía, bueno que toda escorpión tiene. Lo pensé y sonreí, coquetamente le sonreí, él sonreía y fue tan mágico, tan sexy, muy abrumador, muy tranquilizador, simplemente maravilloso.

- ¿Vamos a ver cuál es el poder de convencimiento que tienes? (Sonrisa coqueta y ojos coquetos) – esa fue mi respuesta, y seguramente mi rostro expresaba coquetismo puro, mi respuesta – pregunta fue su impulso. Pero su reacción fue la chispa que me desato, que me libero de cierta forma. Aún recuerdo como me miraba, me miraba con sensualidad, como cuando un chico ve a su automóvil.

El intento besarme una y otra vez, y yo cada intento lo esquive.

- ¿Por qué si somos jóvenes? A demás la vida es una sola, solo tienes que darlo todo y vivir el momento – "Ya lo sé, solo que tengo miedo." Respondí en mi mente. Malditos demonios míos. Malditooos!!!

Y entonces como si no fuera a pasar nada, simplemente me deje llevar, deje que él me guiara y que mi intuición tome el control. Incline mi cabeza a la vez que cerré mis ojos. Sentí su boca sobre la mía. Algo húmedo, asqueroso y nuevo, lo típico de la primera vez.

Ahora que relato esto, pienso que así fue y será la primera vez para todos y todas. Desconocido y asqueroso. Seguramente todos hemos destrozado nuestras expectativas de primer beso, pero bueno esa, es otra historia.

Mi beso duró alrededor de diez segundos, aunque ahora que lo recuerdo parecía de un minuto. Me aleje bruscamente porque su lengua estaba tan dentro de mi boca inexperta que la asquerosidad pudo más que el placer. Simplemente grite " ¡Que ascooo!" y bruscamente aparte nuestros labios. Realmente fue muy asqueroso, asqueroso y asqueroso. Ugh...

Pero bueno prosigamos. 

Recuerdo que lo empuje, y seguramente eso le molesto. Me miro con unos ojos de "No entiendooo" y luego dijo luego de mirarnos por cinco segundos más;

- ¡¿A eso le llamas beso?! – Y yo, qué onda, ósea, mas agraviada no podía haberme sentido. Como respuesta solo lo mire, y sonreí coquetamente, segundos después lo agarre de su cuello y lo atraje, para sorprenderlo plantándole un beso.

Yo realmente me encontraba ebria, porque de lo contrario ese comentario no me hubiese provocado y por ende no hubiese despertado a la lujuriosa que llevo dentro.

Lo tome por sorpresa, el me correspondió. El segundo beso a diferencia del primero, fue sensual y para nada asqueroso, parecía muy natural. Recuerdo sentir sus labios tan dulces, tan suaves, tan sedosos. Su boca se movía junto a la mía, tan lenta y rápida a la vez, fue un movimiento perfecto. Sus labios surcaban los míos, guiaba mi camino, recuerdo que absorbía mi labio superior, como si se tratase de un dulce a punto de terminarse, como si se tratase de un trago tan ansiado. Yo por mi parte solo seguía el camino que el marcaba, mordía y absorbía su labio inferior, fue épico, memorable, grandioso. Mis malditos demonios del pasado regresaron, hicieron que cortara tan grandioso segundo beso al cabo de una eternidad que luego parecía flash, me aparte, tenía miedo, me sentía insegura. El por lo contrario quería más, quería más de mí, y eso me agradaba, buscaba un encuentro de miradas, un encuentro que permita un tercer beso. Y así fue, luego de luchar en mi interior me vi de nuevo en un tercero y luego en un cuarto beso, aun lo recuerdo. Esos besos siguientes al primero fueron tan excitantes, tan llenos de pasión y ternura. Tan embriagantes. Él quería seguir con besos más largos y profundo, yo de igual forma lo ansiaba, pero mis miedos y demonios me detenían. Al parecer todo eso fue evidente, al cabo de unos minutos el pregunto;

- ¿No te corras? ¿Por qué te corres? Somos jóvenes y que ch****. Sus comentarios me hacen recordarlo como un joven, como un amante que vive el momento a mil por hora, como mi primer amante que me enseño a vivir la vida y a tomar seriamente al toro por los cuernos.

Esa noche aprendí, que a veces puedes encontrar al amor de tu vida en el lugar menos esperado, y en un momento  inoportuno y perfecto. Esa noche jamás la olvidare, incluso hoy no la he olvidado, a pesar que ya no sea mía, a pesar de que mi lugar la ocupe otra. 

Intrusa, si tu maldita intrusa que ocupas mi lugar, mi preciado lugar, ese lugar que me corresponde por derecho y por el cosmos que influye en favor de mi amado y yo. 

Pero al final de la noche sé que culpa tuya no es, la verdadera culpable aquí hay solo una, y esa soy yo, pues no supe manejar a mis miedos y demonios, deje que ellos piloten mi vida, deje que ellos tomen el control y eso jamás me perdonare. 

Te quiero mucho amado primer beso. 

Buenas noches.

MercedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora