Capítulo 5

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Un kazajo iba despertando con un dolor en el cuello, al parecer se había quedado dormido en el sillón, intento levantarse, pero al intentarlo sintió como algo lo apretó y soltó un pequeño gruñido, Yuuri se encontraba recargado en su pecho profundamente dormido, sonrió al ver tal imagen, acaricio la mejilla del pelinegro, ese brillo que lo rodeaba no desaparecía y su delicioso olor a fresas el cual ya había bajado un poco cautivaba totalmente a Otabek...pero era muy pronto para volver a creer en esas cosas de las parejas destinadas y todo eso, no perdería nada por intentar, pero aún era muy temprano para eso, no eran ni siquiera amigos, así que irían poco a poco.
El kazajo tomo su celular y miro la hora "3:30" era de madrugada y llevar a Yuuri a su habitación a estas horas de la noche sería un poco extraño, ya que llevar a un omega dormido en brazos por los pasillos levantaría rumores, así que lo mejor era dejarlo dormir ahí por esa noche.
Tomo al chico en brazos y lo llevó a la que pensaba era su habitación, la abrió y entro lentamente, al revisar que esta estaba prácticamente vacía supo que esta era su habitación correspondiente, dejo al menor en la cama y se alejo para poder ir a darse una rápida ducha, el haber estado dormido por un tiempo en el sofá y con el calor del omega hizo que comenzara a sudar.
Tomo la ducha y salió del baño con unos pantaloncillos, el torso descubierto y secando su cabello con una pequeña toalla, vio directo a la cama y se encontró con Yuuri temblando un poco y removiendose por toda la cama aún dormido, se acerco un poco y mientras más se acercaba el pelinegro se iba calmando, sonrió ante aquella escena tan linda, como era capaz de que con tan solo su aroma el menor se tranquilizára por completo, tomó una almohada y una una cobija y camino hacia la puerta pero al momento de abrirla escucho un quejido detrás suyo, volteo y volvió a encontrar la imagen de momentos atras, Yuuri otra vez se movía por toda la cama incómodo y soltando quejidos de vez en cuando, sin más que hacer el kazajo suspiro y volvio a dejar las cosas en su lugar, se acerco a la cama sentandose en la orilla de esta y acarició el cabello de Yuuri quien ya se encontraba tranquilo, se recostó junto a él y este inmediatamente lo abrazo aspirando su aroma y relajandose notablemente, el mayor hizo lo mismo y la paz que lo embargo fue sorprendente, ese olor a fresas era lo más delicioso y tranquilizante que había olido en su vida, volvió a inhalar llenando sus pulmones con ese delicioso aroma, diciendo sus ultimas palabras antes de volver a caer en los brazos de Morfeo.

-¿Que me estas haciendo Yuuri Katsuki?-

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