Los días pasaron con la tranquilidad de la brisa distintiva del verano, época que Claudeen esperaba con ansia. Claudeen estuvo ocupada afinando los últimos detalles, dando como resultado muy poco tiempo para prestarle atención a las personas del consejo o a Joe. En el café casi dan una fiesta por las decisiones que tomó. Por fin aceptaba un viaje, quizá no uno de los de su padre, pero ya era un avance. La segunda razón, la más importante para Marissa, era que Clau le daba una oportunidad a su padre. La madre no estaba de acuerdo con que Molly se quedara con su papá, pero si quería que Claudeen se fuera tranquila así tenía que ser.
Diez de febrero, se dijo Claudeen tomando unas prendas de Molly. La maleta se había llenado la noche anterior de ropa prácticamente nueva, accesorios olvidados, lentes de repuesto. Esa mañana sólo tuvo que meter los objetos de higiene. Al finalizar, se dejó caer para cerrar el cierre, con mucho esfuerzo lo consiguió. Dejó salir una bocanada de aire, levantó la cabeza hasta toparse con la ventana, flaqueada por cortinas descoloradas. ¿Después de pasar unos días con su padre, Molly querría regresar? Tendría cuatro años, pero, desde el punto de vista de Claudeen, estaba en su derecho de opinar sobre su residencia.
—¡Claudie! —la llamó su madre desde las escaleras—. ¡Ya llegó el taxi!
—¡Voy, voy!
De camino al aeropuerto el conductor no supo quién estaba más nerviosa. La hija por dejar a su hermana, la madre por mandar a una de sus hijas con el padre y a la otra al extranjero con un grupo de adolescentes acompañados por un adulto o la pequeña Molly por encontrarse con el hombre al que llamaba padre y solo había visto un par de veces. El hombre veía a las tres mujeres por el retrovisor, dudando si debía de detenerse por el color verde de sus rostros o llegarían a salvo a su destino. Al final, no hicieron escala. Pagaron y bajaron, golpeándose psicológicamente con un enorme muro.
—¡Cliché! —exclamó una voz chillona.
Claudeen identificó de dónde provenía la voz. Saludándola con un brazo en el aire, May se acercaba acompañada del resto del consejo estudiantil, excepto Henry. Claudeen ladeó la cabeza, preguntándose inmediatamente el paradero del muchacho. Habría preguntado, pero dos cosas ocurrieron: las chicas la tomaron arrastraron al interior del aeropuerto, cada una tomándola de un brazo, y segundo, se recordó que estaba molesta con él.
Francis se ocupó de la maleta y Ashton de la mochila que llevaría en el avión. Molly los siguió tomada de la mano de su madre.
Después de documentar, sin contar aún con la presencia del presidente estudiantil, se dirigieron a uno de los diversos restaurantes. Allí se encontraron con Henry tomando café con un señor de traje, el mentón en alto y la pierna cruzada. El bastón que llevaba colgaba del borde de la mesa. Se veían muy metidos en el tema. Henry asentía con la cabeza, hablaba, aseguraba cosas... prometía otras. La muchacha notó la tensión en los hombros del otro hombre, ¿desde cuándo estaba se veía tan viejo? Ella sabía quién era, su madre sabía quién era.
Claudeen cerró los puños con fuerza y frunció el ceño.
Henry le hizo una señal al señor Brooks para que se volteara. Instantáneamente se paró a saludar a sus hijas y a su ex-esposa. Claudeen se dio cuenta que estaba tan nervioso como ellas, si es que no más. La pequeña Molly se escondía detrás de la falda de su madre, cada cierta cantidad de segundos se asomaba para echarle un vistazo al hombre. La niña sonrió tímidamente cuando recibió una mirada cariñosa de su padre. Su madre la sacó del escondite con suavidad, Molly trastabilló, pero, antes de poder ser alcanzada por su hermana, su padre metió las manos y le devolvió el equilibrio.
En ese momento James Brooks recibió un pedacito de la confianza de su hija menor.
—Grecia, que... —inspeccionó a la mujer que una vez fue su esposa con detenimiento, Claudeen creyó ver nostalgia en su rostro—. Que hermosa te ves, no has cambiado ni un poco. ¿Cómo va el restaurant te tu esposo?
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Soy tu cliché personal
Teen FictionClaudeen, mejor conocida como "Cliché", es la típica chica nerd, estudiando en el típico colegio de niños ricos, que terminó cruzándose con el típico chico súper popular de la manera menos típica: en su trabajo de medio tiempo. Ya sabes, lo típico. ...