10 Déjalo Fluir

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¿Cuánto tiempo llevaban? Apenas dos semanas.

¿Cuánto tiempo llevaba reprochándoselo? También dos semanas.

¿Cuánto tiempo pasó para que se entregara a él? Ni siquiera 24 horas.

Estaba mal. Su mente, sus principios, su moral recién adquirida, todo apuntaba a una acción inapropiada; pero su corazón le decía que era lo correcto. Era el encuentro de dos almas que en un pasado muy lejano tal vez llegaron a jurarse amor eterno.

Era pronto para decirlo, pero estaba seguro, lo sentía desde el fondo de su corazón:

La amaba.

Estaba completamente enamorado.

Ella, tan pura e inocente, fue a caer en sus brazos. Entregándose sin reservas, sin dudar, siempre segura en lo que hacía. Su seguridad, su apacibilidad desde la primera vez le hizo creer que tenía ya algún tipo de experiencia; pero no era así, él fue el primero y esperaba ser el único.

-Se siente correcto, por eso no tuve miedo.

Fue lo que le dijo después de su primer encuentro.

Y ahora ahí estaba ella abrazada a su cuerpo, una pierna por encima de la suya, su brazo rodeando en lo que podía su cintura, el cabello azabache regado en la almohada, su piel de porcelana perlada en sudor, las mejillas sonrojadas, su boquita con labios hinchados de los tantos besos compartidos y los ojos amatistas brillantes, exultantes de alegría.

Él lo sabía, ella se siente plena entre sus brazos. Y para qué negarlo, él también se siente así.

Estaba mal, lo sabe. Ella apenas tiene 15 años, ¿pero cómo le explica eso a su corazón? Si con solo apartarse de ella por unas horas le duele, es como si le privarán el respirar, su estado de ánimo decae y no vuelve a estar completo hasta que la vuelve a tener.

Y las mentiras, las excusas, las verdades a media; no le gusta lo que ella hace para estar con él pero no lo dice en voz alta, porque es egoísta y por más que se lo reproche, no puede pasar un día sin verla.

Al menos tiene la ayuda de su mejor amiga. No se lo pudo ocultar, ella lo supo apenas lo vio aquella noche y comprensiva, dijo que terminaran lo de ellos, después de todo ambos sabían que lo suyo era pura costumbre y buen sexo.

No lo niega, adoró cada encuentro pasional, eran perfectos en la cama, pero esa pequeña niña, bueno, antes niña ahora mujer, le robó el corazón y con ella descubrió lo que es hacer el amor y ante eso no hay comparación.

Sin embargo, sabe que sus decisiones tendrán consecuencias pues es como darle la espalda, abandonarla y echarla a los tigres, dejarla en la mira de todo. Ella dice que no le importa y él trata de creer.

-Mereces ser feliz- le dijo con una de esas sonrisas que muy poco veía desde que ella era una adolescente.

-Pero ¿Qué pasara contigo?

Sólo sonrió, no le iba a responder claro estaba.

-Aprende a ser egoísta y a hacer lo que tu corazón te dicta. Sólo deja fluir ese amor que nunca me has tenido pues le pertenece a esa jovencita. Pero debes prometer que no la lastimaras, no la dejaras por ninguna razón.

-Has cambiado, mi muñeca.

Ella sólo le regaló una sonrisa sincera y él no pudo más que sentirse agradecido.

Una caricia en su rostro lo trajo a la realidad, ella lo miraba curiosa.

-Te perdiste nuevamente en tus pensamientos.

RecuerdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora