08 Oportunidad

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Otra noche en la que despertaba exaltado, con el corazón desbocado, temblando y el cuerpo sudado. No entendía que eran esos sueños o talvez ¿Serian recuerdos?; Las imágenes eran demasiado vividas, tanto que sentía aquella extraña opresión en su pecho, seguido del dolor infernal que causan las llamas.

Todo en su vida estaba mal, las pesadillas, la añoranza de un tiempo que paso, la camarería de sobrevivir en ese mundo infestado de llenas.

No entiende cómo fue que todo cambio en cuestión de horas o es que estaba tan metido en su burbuja de felicidad que no se percató que desde un tiempo ya todo se estaba destruyendo.

Por otro lado, estaba ella, Setsuna, la mujer que lo enamoro con solo una mirada y a la que abandono justo en el momento que ella lo necesitaba, tanto como en ese momento la necesitaba.

Con cuidado abandono la cama, tratando de no despertar a su acompañante. Ella llevaba tiempo sin poder dormir sola. Cuando aquello pasaba, sus crisis de ansiedad se hacían presentes.

Se fue a la sala con su celular en la mano. Deseaba que ella estuviera despierta y sobre todo que le contestara el teléfono.

-No te cansas de lastimarme- fue lo primero que escucho del otro lado de la línea.

-Mi intención nunca ha sido esa- expreso con voz dolida –A pesar de todo yo te amo.

-Sí, claro. Si me amaras no me hubieras dejado- se notaba su enojo, él la había matado en vida.

-Michiru me necesitaba- se excusó, como si aquello fuera suficiente.

-¿Michiru? , no me hagas reír- trago hondo –Ustedes crecieron dentro de un castillo de cristal, rodeado de muros en los que nadie los dañaría. ¡Oh! Rectifico, nosotros crecimos dentro de ese castillo, pero a diferencia de ti y Michiru, yo afronte la situación.

-No es lo mismo. Michiru, aquello le afecto demasiado.

-¡Ja! Y crees que a Serena y a mí no- aseguro –Te recuerdo que Serena también es victima.

-Lo sé.

-Ella no creció como nosotros, tú lo sabes y prometimos cuidarla, ayudarla a que se adaptara. Y tú vienes ahora a decir que Michiru te necesitaba, ¡Que madure!, afronte la realidad y que sepa que ella no es la única.

-No sé qué decir- y era cierto, no sabía ni por que la había llamado -¿Me sigues amando?

-Mi único y gran amor fuiste tú, ¿Eso responde tu pregunta?

-Hablas en pasado- dijo con miedo.

-¿Cómo puedo seguir amándote si en la primera oportunidad que tuviste, me sacaste de aquel apartamento que a ti no te pertenece?

-Yo no, esto es... –no supo que contestar, aquello era verdad. Ese apartamento que ocupaba junto a Michiru, no les pertenecía, pero irse de ahí la desestabilizaría

-No sé para qué me llamas a esta hora, son las dos de la mañana.

-La misma hora en que todo paso- dijo con pena, no escucho nada al otro lado de la línea -¿Setsuna?

-Estoy aquí, solo que siento que estoy reviviendo un deja vu. ¿Por qué me llamas?- su voz se quebró, un sollozo lastimero se escuchó.

-Lo siento tanto mi amor, lo siento- no pudo retener las lágrimas –Me haces tanta falta y he sido un idiota que se ha dejado manipular.

-Deberías aprender de Jeremi. Para ser el hermano menor, ha sido él más maduro.

-Lo sé- se secó las lágrimas –Serena debe odiarme.

RecuerdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora