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(...)
Amarte fue inevitable. . .
Abrí los ojos sin evitar un bostezo que cubrió mis rabillos con varias lágrimas. Midoriya había cerrado los párpados con fuerza, lo cual fue muy fácil percatarse ya que hace unos momentos se estaba removiendo.
—¿Siempre tuviste malos hábitos para dormir?—su sonrojo fue inevitable ante mi pregunta, aunque no lo estaba diciendo de una manera que perjudicaría.
—Lo lamento—susurró sin abrir los ojos, sólo los seguía presionando y a decir verdad estaba terriblemente agotada.
Suspire y tomé su mano, como si fuera una garra que estuviera cerrándose. Pensé que si presentaba tranquilidad él no se sentiría avergonzado.
No funcionó.
Entre más tiempo pasaba Midoriya se negaba a mirarme, y no estaba durmiendo. Sólo estaba esperando a que las horas decrecieran y pueda irse a su casa, una tímida racionalización que me entristeció.
—Midoriya.
El anegado respondió—¿Q-qué pasa?
Torcí la boca y me escurrí sobre las sabanas para quedar un poco más cerca. De repente abrió los ojos, horrorizado. Había estado realizando un severo escrutinio a sus ojos que inclusive me hizo avergonzar.
—¿Quieres estar conmigo?
Lo descolocó. No expectaba otras expresiones, Midoriya era así. Era mi duda ilegítima. Una que no podía pasar de desapercibida.
—Si.
Sonreí aliviada.
—¿Me abrazas?
Titubeo. Estaba reflexionando, lo sabía, pero realmente quería que me abrazara. Lento y abrumador exploró el ancho que había entre mis hombros y mi cuello, pasando finalmente su brazo. De inmediato un calor se emprendió al interior de mi blusa. Aspire, y alce a duras penas mi cabeza, hasta besar su mandíbula.
—Te ame desde el principio, (Nombre). Amarte fue inevitable—dijo depositando un beso mi frente.
Y gracias a Dios que lo hizo. Eso significaba que aún estaba viva.
(...)
Como no había subido no sé me ocurrió otra situación. Y como no suelo narrar en primera persona .__.
