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(…)
Confesión directa. . .
(Nombre) resopló con la mano en la cadera y el pecho hinchado.
Le habían dejado en la banca luego de unos deslices malos y desesperados. Torcida del cansancio pensó que estaban limitando su potencial e inconsciente, los pensamientos vesanicos se quedaron cerca como un listón serpenteante, sobre todo, sin embargo se encontraba discutiendo mentalmente algunos asuntos que habían sido el nudo de su situación la noche anterior; habló de su bajo desempeño escolar y un misterioso comportamiento de sus familiares. Y en ese entonces tampoco no podía dejar de considerar una coincidencia respecto a su frugal enamoramiento por el chico de la clase "A".
Suspiró estirando su torso y sus brazos por encima de la cabeza, con algunas que otras lágrimas en el rabillo de sus ojos.
Tal vez estoy un poco exaltada por todo...en éste caso se requiere más reflexión de lo normal: observó (Nombre), sin decidirse a marchar a casa o a quedarse a seguir viendo como la clase "B" proseguía su partido sin problemas.
Pero de repente sintió un ligero empujón a su derecha y giró la cabeza, constatando que se trataba de Midoriya con algunas hojas en las manos, posiblemente anuncios para los profesores.
—¡Oh, (Apellido)! Cuánto lo siento—dijo el pelo verdoso pero no sin antes tomar una corta y ruidosa bocanada de aire y sonrojarse.
La chica asintió con más ganas y se cubrió con los nudillos su boca, un poco apenada, más sorprendida—¿Qué haces aquí, Midoriya?—exclamó aún sí se predecía claramente.
—Aizawa-sensei me dijo que debía repartir éstos avisos a los profesores.
Midoriya sonrió ojeando los papeles y la chica repuso su postura, sugiriendo—Yo puedo dárselo al sensei... Monoma ha estado muy irritante últimamente—y sí lo veía iba a comenzar a tirar sus mierdas—Además, ya te dije que me fastidia mi apellido. Eres una persona importante para mí, así que llámame por mi nombre o no vuelvas a hablarme, ¿entendido?
Midoriya abrió sus ojos pero rápidamente sonrió mostrando la dentadura y cerrando los ojos, algo que descolocó a (Nombre) que tuvo que desviar la mirada a una esquina.
—Tu también eres una persona importante para mí, (Ape...Nombre)...eres mi mejor amiga después de todo. ¡Los demás y tú me hacen muy feliz! Aún sí Kacchan ya no te habla.
Sin embargo de todo el vómito verbal, la chica sólo pudo oír eres mi mejor amiga, después de todo.
Maldición.
A ese punto (Nombre) ya tenía en su cara una impotencia absurda. No comprendía las emociones que se habían adherido a su pecho, invadiendo su corazón de una forma dolorosa.
Impulsada por su propia necesidad sujeto del cuello de su camisa para después darle un beso.
—Ya vete—en tales condiciones sus palabras pasaron inadvertidas. Sus ojos inmediatamente se percataron del duro agarre que Midoriya ejercía sobre los avisos, así que sólo pudo girarse y esconderse a un costado de las gradas con la excusa de que iría al baño; ella aferró los dedos a su mejilla y de tan sólo ver la silueta de su amigo desaparecer apretó su pecho, irradiando una felicidad junto a un perceptible sonrojo.
—Pero qué le sucede a (Apellido)—profirió el peli plateado en la lejanía sobre la cancha. Kendō frunció el ceño mirando a su compañera, levantando los hombros.
