2. Fin de semana con Di

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- Pondré la música.

- Oh no, Thomas. Esta vez la pondré yo -dije quitándole el celular.

Entré a Spotify, y abrí una playlist de Charlie Puth. Comenzamos con ‘See you again’,  si es tan triste como nuestra vida social.

- Ahora si. Kyle, ve a arreglar tu habitación. Yo iré a la mía.

Asintió y desapareció por el marco de la suya. Yo entré a la mía y empecé a arreglar primero la cama tarareando el coro de la canción.

Arreglé los libros en el estante, y empecé a barrer toda la basura que estaba allí. La canción pasó a ‘We don't talk anymore’ y me tapé los oídos porque sabía que Kyle...

- ¡We don talk anymore! 

Cantaría.

Y claro, él no es bueno con esto.

Sus desafinados y gallos se hicieron presentes hasta que terminé de arreglar mi ropa en el armario, con un par de orejeras ayudando a que no se me destrozaran los tímpanos.

Al fin la canción terminó, y me quité las orejeras suspirando aliviada.

- ¡Ya terminé Di! -gritó emocionado. Siempre se ponía así cuando hacíamos la limpieza.

- Vale, vale. Cállate un momento, te toca limpiar el baño ahora. Ve.

Me miró ofendido y abrió su boca para hablar pero lo interrumpí.

- Romperé el Play Station en tres...

Salió caminando lentamente sin decir nada.

- Dos...

Apuró sus pasos un poco.

- Uno... Le pasará lo mismo que a tu computadora, Thomas.

Corrió tropezando hacia el baño y yo sólo hice un gesto de victoria con mi brazo. Empezó a sonar ‘Suffer’ y fuí a la cocina para ordenarla y limpiarla. Lavé los platos y las tazas de ayer, y saqué hasta la mas mínima grasa de la pileta.

- Di, ya terminé -dijo Kyle con la respiración cansada.

- ¿Estas cansado? -pregunté dándole un vaso con agua- Toma.
- Gracias.

Miré hacia el reloj y me sorprendí muchísimo por lo rápido que había pasado el tiempo. Eran las tres de la tarde, y aún no habíamos almorzado.

- ¿Ordenamos comida china? -pregunté lavándome las manos.

- Dale -afirmó llamando al restaurante. Veinte minutos después, tocaron la puerta.

Kyle fue a recibir el pedido y luego entró con dos cajitas que tenían la comida en ellas. Le arrebaté una y busqué los palillos.

- Se ve rico -dijo oliendo los fideos.

- No se ve, lo es -respondí dando un bocado.

Pasamos la charla riendo y charlando, hasta que nos aburrimos bastante.

- Hey Di.

- ¿Mhm?

- Juguemos un juego.

Volteé mi cabeza hacia el y asentí repetidas veces mientras me acomodaba delante suyo.

- Vale. ¿Cual?

- ¿Verdad o reto Di?

Me lo pensé un momento, hasta que decidí la opción.

- Verdad.

Me miró pícaramente, el sabía que esta era su oportunidad para sacarme mis mas profundos secretos.

- ¿Cual fue el ultimo cliente por el que tuviste un crush?

Lo miré sorprendida. ¿Como diablos era que sabía que yo tenia un flechazo con algunos clientes?

- Oh sí, Melvi Diana Aigner, habla ya -añadió entrecerrando sus ojos.

Me lo pensé por un lapso de dos minutos. Recordé a todos los que me había encontrado, hasta que me pareció ver uno en especial.

La persona que había atendido ayer.

- No me dijo su nombre, y ni siquiera alcanzamos a intercambiar un saludo. ¿Recuerdas al último de ayer?

- Claro, todos lo conocen.

Lo mire confundida y levanté mis hombros. Yo no lo conocía.

- Oh vamos Diana. Seguro lo viste en la televisión.

Negué con la cabeza.

- ¿Periódicos?

Volví a negar con una mueca.

- ¿Facebook?

Ladeé mi labio inferior y negué nuevamente.

- Esta bien -dijo rodando los ojos- Es Frank Lee, el fotógrafo. Es hijo de Jeanette Thompson, directora del instituto-internado más reconocido de Londres.

- No sabia nada de él -dije restándole importancia- ¿Verdad o reto?

- Reto.

Lo miré amenazadoramente y me levanté.

- Saldrás a la calle, y cantarás una canción en el parque. Por cierto, debes tocar la guitarra.

Negó repetidas veces y se levantó también, quedando en frente mío.

- Diana...

- Oh, vamos Ky. Es tu reto -interrumpí dirigiéndome hacía la guitarra que estaba al lado de mi puff favorito- Vamos al parque y harás tu show allí.

Bufó y tomó la guitarra desganado.

- ¿Cual cantaré?

- Hmmms... Strings de Shawn Mendes -me miro con el rostro desencajado- ¡Andale Kyle!

- Aaaaaaargh -gruñó cuando salimos del apartamento- ¡¿Por qué?!

Lo miré e hice un ademán con la mano para que caminara hacia la salida. Obedeció  y nos dirigimos al parque, mas o menos quedaba a cinco cuadras del lugar, y tuve que aguantar cinco cuadras a Kyle, rogando porque no hubiera gente allí.

- Di, tu sabes que no canto bien.

Patrañas, puras patrañas. Lo escuché cantar una vez.
Cuando fuí al supermercado para comprar algunos víveres y regresé, lo escuché hacerlo. Tiene una hermosa voz, por no presumir, aunque a veces se hace a que no tiene por miedo de lo que llegaran a pensar si lo escuchan.

- Ya lo veremos Thomas.

Llegamos al centro del parque, y nos acomodamos debajo de un árbol. Sacó la guitarra y empezó a afinarla.

- Di...

- ¡Hola a todos! -grité llamando la atención de unos cuantos- Mi amigo va a interpretar una canción y espero que les guste. No pregunten porqué, solo... Disfrútenlo -dije guiñándoles el ojo.

- Diana, recuérdame asesinarte en la casa -murmuró tocando las primeras notas.

Cupcake de Cereza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora