4. Lunes con L de "Levantese para el martirio"

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5:00 a.m.

Maldita alarma de su santísimo padre el relojero.

Ya era lunes.

El temido lunes.

El inicio de mi semana laboral y quien-sabe-que-cosas-mas.

Todo normal, ya casi amanecía y eso era lo bueno de despertarse temprano: que podíamos ver cuando nacía el sol.

Me levanté y fuí a la ducha, tomé un baño corto y salí para cambiarme. Pantalones de mezclilla, un suéter azul y zapatillas negras.

Tomé un peine del tocador y empecé a alisarme el cabe...

- ¡A levantarse floja!

Llo.

- ¡Di! ¡Ya va a amanecer! ¡Vamos al parque!

Puse el peine de nuevo en el tocador y me levanté para ir a abrir la puerta, con el cabello todo enredado y mojado.

- ¡Que!

Me miró sorprendido y entró a mi habitación sin pedir permiso siquiera.

- Buenos días Di. ¡Quita esa cara! ¡Es lunes! -exclamó sentándose en la silla que estaba frente a mi escritorio.

- Por eso mismo tengo esta cara. Es lunes. Y ya deja de exclamar -bufé y me senté de nuevo frente al espejo. Cuando levanté el peine para terminar de sacar las enredaderas, Kyle me lo quitó ágilmente.

- Lo haré yo.

Asentí no muy convencida y él paso una de sus manos por mi cabello, partiéndolo por la mitad. Tomó la del lado derecho y lo cepilló con delicadeza.

- ¿Propósitos de la semana? -preguntó mientras seguía con su labor.

- Bueno... El primero es hacer que Fraan pague por dejarme con su trabajo.

Rió suavemente y asintió.

- El segundo es terminar de leer "Eleanor y Park".

- ¿No lo terminaste?

- Me quedé en el capítulo diez.

- Oh, vale. ¿Y el tercero?

Mi mente empieza a volar. Un tercer objetivo esta semana, una tercera razón para seguir adelante.
Me planteaba solo tres. Y hacia lo que estaba en mis manos para cumplirlos, al final siempre lo hacia. Pero ahora no había pensado en uno. Un tercero.

Piensa Aigner. Un tercero.

- Hacer que prueben la especialidad de la casa.

Levantó una ceja y junto mi cabello hacia atrás, cepillándolo y comenzando un trenza del costado derecho.

- ¿Cual?

Rodé mis ojos y sonreí de lado- Los cupcakes de cereza. La receta de que hizo la abuela Jane.

- Oh la recuerdo -asintió y tomó un mechón del lado izquierdo juntándolo a la trenza del derecho- Nadie la pide... Bueno, solo una vez. No recuerdo quien la pidió, pero fue la primera venta.

Las recetas de la dueña eran las mejores.

La abuela Jane, siempre hacia que tengan un sabor único, como si una explosión de exquisitez se hiciera cuando lo metías a tu boca. Haciendo que te sintieras feliz, alegre y que pensaras en que todo iría bien ese día.

Recuerdo cuando me la mostró la anterior semana. Me invitó a su casa esa tarde, con la excusa de que necesitaba que la ayudara en las compras. Se había tomado esa confianza desde que llegué aquí, éramos muy buenas amigas.

Cupcake de Cereza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora