Cerré los ojos y me acurruqué en su pecho. Recordé todas aquellas cosas que solían decir de mi.
Que era una antisocial.
Que buscaba llamar la atención.
Que era una drogadicta.
Que me cortaba los brazos y las piernas.
Mentira, todo era mentira.
No hablaba con nadie porque tenía miedo. Miedo a no ser como los demás, miedo al rechazo. Y no me atreví a arriesgarme.
- Di... No pienso dormir en una banca del parque. Vamos al trabajo.
Abrí los ojos y suspiré pesadamente. Me levanté y lo miré a los ojos, viendo en ellos cansancio y alegría también.
A veces quisiera ser como él. Sonreír a pesar de todo. Saber que hacer a pesar de todo.
- Vale -contesté con una mueca. El calor del sol empezaba a sentirse un poco y mis manos frías ya estaban empezando a descongelarse.
Me perdí en mis pensamientos.
Hasta que Kyle me tomó de la mano, y la estrechó fuertemente. Sonreí abiertamente y miré sus ojos. Esos ojos que hacían que llegaras al mismo cielo de tan solo mirarlos.
Recordé la primera vez que nos vimos.
Cuando él solía hacerme el blanco perfecto para sus bromas.
Cuando apenas nos mirábamos.Quien diría que todo ha cambiado radicalmente de un momento para otro...
- ¿Tengo algo? -preguntó divertido.
Tierra, trágame.
- No. Solo me gustan tus ojos.
- ¿Uh? ¿Y no te gusto yo? -inquirió levantando sus cejas una y otra vez.
Pero a mi no me pareció una broma.
¿En serio no me gustaba el?
¿Lo veía como amigo solamente?
O es que acaso llegué a sentir algo por el...
No podía. No tenía que hacerlo.
- Claro que... -dejé la oración en el aire. No lo sabia... No sabía si lo amaba o no.
Se detuvo bruscamente en medio de la calle. Empezaron a caer leves gotas de agua desde el cielo y empezaron a mojarnos.
- Diana...
- No quiero arruinar esto Kyle. Si intentamos algo y sale mal... No quiero evitarte cada día por miedo a lo que pase. Te quiero mucho como para arruinarlo todo -respondí con una lágrima rebelde que se escapaba de mi ojo derecho.
- Te entiendo Di. Y te quiero más por eso -susurró tomando mis manos, ahora mojadas. Llevó una a su boca y la besó tiernamente. Sonreí.
- Gracias Kyle.
Enredó su mano con la mía y caminamos así hacia la cafetería Paradise. Miré mi reloj.
Las siete y media.
El lugar quedaba a cuarenta minutos y hoy no circulaban los buses.
Me miró al mismo tiempo que yo.
- ¡CORRE!
°~°~°~°
Frank Lee
- Señor, tiene una llamada de su abuela.
- ¿En serio Rosie?
- Si. Dice que desea que le conteste, es completamente necesario.
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Cupcake de Cereza.
De TodoCafetería "Paradise", 3:30 P.M. - Un capuchino y un cupcake de cereza, por favor.