Los días pasaron y no había pista alguna de DongHae, SeHun se deprimió bastante, quería disimularlo pero simplemente no podía.
— ¡SeHun! — el aludido parpadeó varias veces, dejó de mirar su reflejo en el espejo y miró a sus espaldas.
LuHan y JongIn le hacían señas para que mirara a su alrededor, el salón ya estaba vacío, la clase había acabado.
— ¿La pasé mirándome al espejo? — preguntó mirando la puerta cerrada.
—Sí— LuHan se acercó y acarició su hombro con suavidad— Sabemos que estás mal, pero confía en que DongHae va a regresar con vida.
—Tengo miedo— admitió encogiéndose— No quiero que un día DongHwa llame y me diga que está muerto— su voz comenzó a temblar— No quiero perderlo— un sollozo escapo de sus labios, LuHan y JongIn se miraron a través del espejo— Si él muere, yo me muero.
—Hey— JongIn se acercó—No digas eso, a DongHae no le gustaría escucharte diciendo eso. —LuHan tiene razón, va aparecer con vida.
Se dieron un abrazo entre los tres, un toque en la puerta los hizo soltarse del reconfortante abrazo.
—Lamento interrumpir— DongHwa se recargó en el marco de la puerta— Pero mi padre quiere verte ya— SeHun asintió.
—Nos veremos mañana— tomó su maleta y se despidió de sus amigos. — ¿Algo nuevo? — Preguntó cuando subieron a la patrulla de DongHwa.
—Es doloroso decir que no— las manos de su cuñado se apretaron fuertemente alrededor del volante. —No puedo dejar de culparme, si tan sólo no hubiese tenido este sueño de ser policía mi hermano no se hubiese sacrificado por mí, él no hubiese sido el dueño de la empresa de papá y justo ahora estaría a salvo, siendo un cantante tal y como era su sueño— a pesar del dolor en las palabras del mayor, su rostro permanecía serio.
—Tranquilo DongHwa hyung— SeHun puso su mano sobre el hombro del mayor y le dio un apretón— Creo que a DongHae no le hubiese gustado encontrarse en esa situación, él lo ama mucho.
—Lo sé— suspiró.
Llegaron a casa de su suegro, DongHwa le dejó en la entrada y regresó a su búsqueda.
SeHun suspiró, tomó valor y tocó la puerta.
El hombre de sesenta años abrió, y SeHun supo que el hombre también la estaba pasando mal, tenía negras y profundas ojeras bajo sus ojos.
—Pasa— entró a la propiedad, la casa estaba sumida en la oscuridad, olía a alcohol, y cigarros.
— ¿Quería decirme algo? — preguntó.
— ¿Podrías mostrarme tu mano derecha? — preguntó.
SeHun le mostró la mano.
— ¿Hay algo mal? — el hombre tomó entre sus manos la de SeHun.
— ¿Por qué no lo traes puesto? — el hombre parecía extrañado.
— ¿El qué?
—Antes de desaparecer él vino y me pidió el anillo que pertenecía a su madre, me dijo que— el hombre miro a los ojos a SeHun—Me dijo que iba a pedirte matrimonio, dijo que iba a ser un hombre valiente y te pediría matrimonio— rió de una manera extraña—Ese día peleamos porque le dije que eras muy joven todavía.
El hombre mayor comenzó a llorar.
—Me duele tanto SeHun.
Pero SeHun estaba perdido, DongHae iba a pedirle matrimonio.
El llanto silencioso de SeHun le hizo compañía al llanto doloroso del padre de DongHae.