12.

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SeHun estaba tirado en su sala, mirando la televisión. Pensó en el montón de comida que le había sobrado, pensó que tal vez Chanyeol necesitaría algo de comida, por el aspecto de sus dedos era más que seguro que no podía hacer de comer, de seguro la cinta de aislar atada en ellos le limitaban la movilidad, se levantó de un brinco, mareándose un poco. Rellenó recipientes con comida y algo del agua de sandía que había preparado para él y YiXing. Antes de irse subió las escaleras de su casa, y se dirigió a la habitación que le prestaba a su chino amigo.

—YiXing, voy a ir a dejarle comida a Chanyeol, no sé si quieras acompañarme— dijo por fuera, pero no recibió respuesta, abrió la puerta encontrándolo dormido con el trasero parado y la boca bien abierta mientras babeaba. —Duerme bien.

Se puso su sudadera roja que tenía borreguita por dentro sonrió contento ante los calientito que se sentía, salió con su canasta repleta de recipientes con comida, el frio golpeo sus blancas mejillas haciendo que subiera la capucha de la sudadera, caminó dando suaves brinquitos, era extraño parecía caperucita roja.

Llegó a la casa de Chanyeol, lo vio cerca de la casita de madera que estaba al lado de su casa, tenía un tronco de árbol sobre unas bases mientras lo tallaba de un lado, formando una punta muy delgada al principio, casi como un palillo de brocheta y luego iba engrosándose más y más. ¿Para qué era?

— ¿Qué haces? — preguntó, pensando que sorprendería a Chanyeol pues creyó que no lo había notado por el ruido de su pulidora.

—No lo sé, a ver que sale— dijo apagando la máquina. — ¿Y tú?

—Venía a dejarte algo de comer— dijo balanceándose sobre las puntas de sus pies.

—Que dulce.

Se acercó a SeHun, lo miró y sonrió, pues también pasó por su mente el parentesco con caperucita roja.

Emitió un gruñido juguetón, que dejó algo confundido a SeHun.

Bueno, Chanyeol era el lobo y quería comerse caperucita roja.

Tomó la canasta y la mano de SeHun quien gustoso se dejó llevar al interior de la casa, en su mente pasaba que tal vez Chanyeol no quería comer solito. El mayor dejó la canasta en su mesa del comedor y se giró tomando a SeHun de la cintura y levantándolo del piso, por acto reflejo y ante el miedo de caer SeHun se aferró a sus hombros y enredó las piernas en la cadera de Chanyeol.

— ¿Qué haces? — preguntó nervioso.

—Comerme a caperucita.

Sin darle tiempo de responder, le besó profundamente, mordisqueando suavemente el labio inferior de SeHun, sus manos se escabulleron al interior de la camisa ajena, disfrutando la cálida y tersa piel lechosa, podía sentir la manera en la que temblaba. Llevó sus manos hasta pezones, los acarició y pellizcó, haciendo que SeHun soltara pequeños jadeos. Las piernas del menor temblaron, Chanyeol deseoso por enterrarse en él de una buena vez, caminó hasta la mesa, empujando la canasta al otro extremo de la mesa, sentó a SeHun en ella, casi con desesperación, desabotonó y bajó los pantalones junto al bóxer. Incluso el pene de SeHun era hermoso a los ojos de Chanyeol, que descubrió un miembro rosadito, relamió sus labios, pero no quería perder tiempo, se sacó sus pantalones y los aventó al lado de los de SeHun, se metió entre las piernas torneadas y depiladas.

—No aguanto— SeHun aun aturdido no entendía bien a lo que se refería, hasta que sintió un ardor golpear su entrada, Chanyeol había entrado sin prepararlo, y para SeHun el más alto era realmente grande, sintió sus paredes abrirse de golpe, las lágrimas llenaron del golpe sus ojos—Ya está dentro— dijo en un jadeo—Dios, se siente tan bien—quería moverse, pero al ver las lágrimas en los ojos de su muñequito decidió esperar— Lo siento muñequito, perdón, pero de verdad quería estar dentro de ti— se inclinó con cuidado y besó los hinchados labios de SeHun.

El ardor pasó de a poco, y por inercia el menor comenzó a mover sus caderas en busca de fricción, y sin hacer esperar a SeHun, Chanyeol comenzó las estocadas, primero suave pero al ver el rostro sonrojado y distorsionado de su muñequito aumentó la velocidad, produciendo sonidos húmedos y de choques de piel, salió durante un momento, jaló a su muñequito un poco y lo giró, haciendo que su trasero colgara por la orilla de la mesa y se introdujo de nuevo, ahora dándose el gusto de apretar y palmear el trasero respingado que tanto quiso probar y tocar, se complacía al escuchar a SeHun gemir su nombre y producir otros tantos sonidos que sólo hacían que arremetiera con más velocidad, sintió cosquillas en su parte baja, por lo que masturbó a SeHun, quería que se corrieran juntos. Y así lo hicieron, SeHun se vino chorreando en el piso y la mano de Chanyeol, mientras que el mayor se corrió dentro del menor. Las piernas de SeHun temblaban como gelatinas.

—Espera, ya te llevo a descansar.

Tomó a SeHun en brazos y subió hasta su habitación, donde lo recostó y arropó. —Cansado, SeHun cerró los ojos acurrucándose en la cama ajena, Chanyeol besó su frente, y bajó para seguir con su trabajo de tallado.

Mientras tanto en el cobertizo, LuHan berreaba y lloraba tratando de abrir la boca. Había escuchado todo, y le dolía no poder salvar a su amigo.

Nadie podía salvar a SeHun.

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Pa' la que pidió el sexo duro.


Al otro lado del bosque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora